La adolescencia

Psic. Juan José Alvarado
Psic. Juan José Alvarado

Mucha tinta ha corrido y seguirá corriendo en torno a la adolescencia y generalmente se le imputa el carácter de caótica, lo cual es falso.

Es una de las etapas por las cuales habrá de pasar, vivir y salir adelante el animal humano, antes de convertirse en adulto y ser elemento nodal en la sociedad. Siempre ha sido considerada por las diversas culturas como la salida de la niñes y la puerta del adulto. Incluso se le ha visto como momento de iniciaciones, algunas tasitas y otras implícitas.

Bien ya lo ha mencionado José Bleger, en su libro “Temas de Psicología” “No se puede operar más allá de las posibilidades reales del objeto, pero tampoco más allá de las posibilidades reales y momentáneas del sujeto; y las posibilidades psicológicas del sujeto son tan reales y objetivas como las del objeto” entendiendo esto que un adolescente es determinado por la sociedad y este a su vez determina la sociedad que lo forma.

Con esto, tenemos que las y los adolescentes requieren de una figura de autoridad fuerte, alguien a quien vencer, alguien con quien competir, alguien que los guíe, que los sujete y que los suelte.

Debemos de recordar que los adolescentes no requieren de los padres un amigo, sino un padre y una madre o alguien que funja como ambos, pero que esté ahí, en los momentos de incertidumbre, que son muchos, pero también en los de certidumbre, que también son muchos.

Por eso la figura de autoridad fuerte. Capaz de decir sí o decir no cuando sea necesario, pues el constante reto es la constante de los adolescentes y si no hay quien les ponga un límite, nunca van a interiorizar la dinámica social y no sabrán y no podrán tener un desarrollo psicosocial adecuado.

El adolescente tiene necesidad de competir, de medirse, de ganar, pero no podemos regalarle las cosas, el se las tiene que ganar, es así como crece y se desarrolla. El reto constante lo hace crecer siempre y cuando haya obstáculos y que sea él o ella quien los logre vencer, superar, no como un regalo de papá o de mamá para que no sufra. El esfuerzo es del adolescente, puesto que es quien requiere crecer.

Recordemos, el adolescente es un animal humano en formación y requiere, él o ella, de tener las oportunidades de medirse para vencer las adversidades y medirse para gozar de los triunfos.