Agencias.- Por primera vez, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, admitió haber estado involucrado en el pago de cientos de miles de dólares a una actriz porno que dice haber tenido un encuentro sexual con él.
Y lo hizo de una manera que es inevitable que surgiera una pregunta fundamental.
Su afirmación de que no tenía conocimiento de ningún pago para garantizar la discreción de la actriz Stephany Clifford, conocida como Stormy Daniels, parece “no ser más operativa”, tomando prestada una frase del secretario de prensa del gobierno de Nixon Ron Ziegler.
El nuevo alegato del mandatario y de su equipo de abogados es que reembolsó a su abogado personal, Michael Cohen, por el pago de US$130.000 a Daniels para detenerla de hacer “acusaciones falsas y extorsionistas”, sobre una relación sexual.
Si esta es la montaña que Trump y su equipo legal quieren escalar, hay una gran pregunta que aparece en el camino. Y sin importar la respuesta, los problemas del republicano están lejos de acabarse.
Esa pregunta es…
… si Daniels está mintiendo, ¿por qué pagar US$130.000 para silenciarla?
Hay tres posibles respuestas.
Respuesta 1: no está mintiendo y el encuentro en la habitación de hotel, o algo parecido, ocurrió.
Que sea Trump el que falta a la verdad es probablemente la posibilidad más directa.
El presidente y la vocera de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, se retractaron de las afirmaciones previas de que Trump no tenía conocimiento del pago, así que la fiabilidad de sus negaciones sobre el encuentro en sí es cuestionable.
Habría un precio político que pagar al admitir más ofuscamientos, por supuesto, pero la sociedad estadounidense no estaba en la ignorancia sobre las debilidades personales de Trump cuando bastantes de sus ciudadanos votaron por él para hacerlo presidente.
En 1998, Bill Clinton admitió haber mentido sobre su relación extramarital con la pasante de la Casa Blanca Monica Lewinsky, y la revelación hizo poco para mellar sus índices de aprobación pública en general, que en ese momento eran mucho más altos que los de Trump ahora.
El abogado de Daniels, Michael Avenatti, ha insinuado que tienen pruebas que corroboran sus acusaciones, por lo que hay una posibilidad no despreciable de que sea aquí donde finalmente termine la historia.
Respuesta 2: Daniels miente, pero la acusación hubiese sido tan perjudicial para la campaña de Trump que tuvieron que silenciarla.
El exalcalde de la ciudad de Nueva York Rudy Giuliani, el más reciente abogado personal de Trump en ser contratado por el mandatario, mostró variaciones de esta explicación en las horas posteriores a su explosiva revelación de que el presidente reembolsó a Cohen por el pago a Daniels.
“Imaginen si eso hubiese salido el 15 de octubre de 2016, en medio del último debate con Hillary Clinton”, dijo en el programa de televisión Fox & Friends en la mañana del jueves.
“Él ni siquiera preguntó. Cohen resolvió el asunto”.
El problema con esto es que reconoce explícitamente que las acciones de Cohen fueron tomadas para ayudar a la campaña presidencial de Trump.
Incluso si Trump reembolsó a Cohen después con sus fondos personales, el pago del abogado probablemente constituiría un aporte de la campaña, que según la ley debe reportarse ante la Comisión de Elecciones Federales (FEC, por sus siglas en inglés).
El problema con esto es que reconoce explícitamente que las acciones de Cohen fueron tomadas para ayudar a la campaña presidencial de Trump.
Incluso si Trump reembolsó a Cohen después con sus fondos personales, el pago del abogado probablemente constituiría un aporte de la campaña, que según la ley debe reportarse ante la Comisión de Elecciones Federales (FEC, por sus siglas en inglés).
Parte del desafío de descifrar la estrategia legal del presidente en el último día es que Giuliani ofreció una mezcla heterogénea de explicaciones a veces contradictorias de por qué se realizó el pago.
En la misma entrevista a Fox en la que el exalcalde habló de lo dañina que hubiese sido la historia de Daniels para la campaña de Trump, dijo que el pago se había hecho para “salvar” el matrimonio de Trump con su esposa Melania.
“El presidente había sido herido, personalmente, no políticamente, muchísimo en lo personal, y la primera dama, por algunas acusaciones falsas”, señaló Giuliani.
Agregó que el pago de US$130.000 para un hombre como Trump no era un tema de tanta importancia.
“Suena como mucho dinero”, dijo. “Pero no lo es cuando estás poniendo US$100 millones en tu campaña. No es cambio de bolsillo, pero se parece bastante a eso al final”.
Este tipo de defensa podría conllevar un costo político, sin embargo. Los partidarios del presidente pueden no apreciar que sus abogados describan lo que equivaldría a varios años de su salario para un trabajador como un “cambio de bolsillo”.
Al considerar los otros escenarios hipotéticos, sin embargo, la respuesta “no es la gran cosa” podría ser la alternativa menos mal para Trump.