La abuela está por parir

Juan José Alvarado, columnista en Platino News

Somos muchos y todos aperrados en un cuarto, dividido en cocina y dormitorio, el cual también se convierte en comedor y con la inmensa pantalla en sala de estar, en donde se convive no solo con los tíos sino hasta con dos perros, un gato y el perico.

No es tanto que todos coman, sino que todos opinan, la tía gorda y apestosa que tiene años corriendo de la casa a la iglesia porque dice que ha pecado de pensamiento, pues nadie la quiere para pecar y pecar. Pero todos aceptan y a la vez rechazan su realidad.

Claro que, en medio de dicha vorágine de miserias, más las afectivas, más las ideológicas, que las miserias materiales, pues en donde come uno comen dos o tres o cuatro y hasta un montón, pues tienen metido hasta los huesos que es más fácil aquello de que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico se salve.

Pero bueno, para aumentar el festín de la miseria, la abuela está por parir, pero nadie se pregunta de quién es el hijo, ni menos quien lo mantendrá, pues la abuela no trabaja, pero es la abuela, un personaje, un ícono, un referente del pasado, de las tradiciones, esas que amarran y dañan todas las estructuras sociales, familiares, económicas. En fin, carcomen las entrañas de todos los grupos, de todas las familias.

Pero es uno de esos secretos familiares que nadie se atreve a mencionar, a poner sobre la mesa, así que es mejor la crítica banal, el señalamiento sin sentido, el distraerse con la novelita, con el programa insulso. Hay que disimular el hambre, pero sobre todo el bienestar el más, hay que hacer como que no urge una gran transformación.

Pero esa familia, es reflejo de lo que pasa en la casa de al lado, de enfrente, en las casas cercanas y lejanas, en las que se cree que por no abordar lo importante ni lo urgente, en hacer como que no pasa nada las cosas se van a resolver.

Predomina el pensamiento mágico en ese territorio, pero también a lo largo y ancho de todo el territorio. Se espera un adalid con la fórmula secreta para que resuelva los males ancestrales de este territorio. Se le conceden todos los atributos, parafraseando al poeta, mañana, para decir lo mismo que hoy, mañana.

Piensan en el territorio que la esperanza muere al último, pero lo han arrastrado por generaciones, siguen con la esperanza y llegan otros a seguir vendiendo esperanza, con un gatopardismo que contagian a pobres y a ricos, a letrados e ignorantes.

Pero sigamos, así, pues no pasa nada, solamente la abuela está por parir.