Iturbide visto por los hermanos Flores Magón, Jesús y Ricardo

Juancarlos Porras y Manrique
Juancarlos Porras y Manrique, analista, promotor cultural y columnista Platino.

León Guanajuato a 20 de septiembre de 2021.-Comencemos por algunas preguntas ineludibles para estos tiempos donde unos niegan el cambio de régimen que avanza en el país: “¿Qué quieren, pues, la Dictadura y sus asquerosas hojas? ¿Qué fin patriótico se proponen?”. Porque hay una diferencia entre los padres reformistas y estos hombres de hoy. Además “lo que quieren la Dictadura y sus bochornosos órganos, es que no se le quite al pueblo la venda que cubre sus ojos: no quieren que se le instruya, ni que se le forme un criterio; en suma, no quieren que se le despierte ni se le haga salir del engaño en que se le ha hecho vegetar”.

En dicha vegetación están los representantes del desinterés y del desamor a la Patria ya que son promotores del egoísmo neoliberal pues no permiten que todos entremos a la sintonía de tener ciudadanos instruidos en los deberes y derechos. Mucho menos encontrarán fuerzas para proclamar lo que declaró el inmaculado reformista Melchor Ocampo: “La instrucción es la primera base de la prosperidad de un pueblo, a la vez que el más seguro medio de hacer imposible los abusos del poder”.

Ahor bien, en todo esto permean de sobremanera los medios tradicionales (prensa escrita y televisión) que sirven a los intereses del pequeño grupo opositor al cambio como en su momento lo hubo al proyecto de la Revolución Social Mexicana vertida desde el Partido Liberal que supo plantarle cara a través del periódico Regeneración a la dictadura de Porfirio Díaz y con sus filiales en Guanajuato como el periódico liberal Vésper dirigido por Juana B. Gutiérrez de Mendoza destinado a la defensa de las instituciones democráticas así como el valiente semanario metropolitano El Barretero dirigido por Jesús Rodríguez.

Por fortuna queda el registro para la historia que tanto Jesús y Ricardo Flores Magón nunca ejercieron opinión por medio de falsas informaciones ni tampoco de crueles injurias para ganar por medio de la desvergüenza el favor del gobierno. Al contrario, siempre fueron amigos del orden porque atacaron el desorden, la Dictadura, que es solo un disfraz, la careta que encubre las durezas de las monarquías absolutas, fin a que aspiran todos los conservadores del mundo.

Fueron entonces hombres de buena fe, de conducta severa, de indeclinable ideología, de intachable honestidad. Mil veces perseguidos, calumniados, martirizados por los despotismos del gobierno de Díaz. (Humberto Hiriart Urdanivia, Regeneración Tomo II, “Prólogo”, Ediciones del Gobierno del Estado de Guanajuato, p. 10).

De allí que consignemos cómo vieron los Flores Magón a la figura de Agustín I sin perder de vista a Maximiliano de Habsburgo a través del texto “Regeneración, protesta” (Regeneración No. 31, México, Marzo 23 de 1901) donde la energía liberal se demuestra contra el ideal del cesarismo que quiere que los hombres sean serviles y por esa razón premia la bajeza y castiga la indignidad. Aquí el texto de marras:

Regeneración, protesta.

Como si nuestros gobernantes no estuviesen cansados aun de abofetear a las instituciones democráticas, el Gobernador de Tamaulipas ha proyectado erigir un monumento al cien veces maldito traidor Agustín Iturbide, en el lugar que ensució con su sangre tan abominable monstruo.

                Por otra parte, el Gobierno general dispuso que se recibiera, con lujo de demostraciones amistosas y de bajezas políticas, a dos príncipes austriacos que vienen a la inauguración de la capilla expiatoria, que la traición y el crimen han levantado como un reto soez a nuestras legítimas glorias en el histórico Cerro de las Campanas.

                Los dos hechos ameritan una formal y seria censura por parte de los verdaderos mexicanos, porque por ellos se llega al convencimiento de que realmente han muerto nuestras instituciones democráticas: por ellos comprendemos que las aspiraciones liberales del pueblo oprimido y befado, se estrellarán contra el inmundo contubernio de la Iglesia y del Estado, de esa unión ilícita que la maldad ha consagrado y que ha tenido por fruto un hijo espurio: la Dictadura.

                Protestamos enérgicamente contra los dos hechos apuntados, pues no podemos soportar la vergüenza de que se glorifique a un tirano y traidor como Iturbide, y que se arrastre la dignidad nacional a los pies de unos individuos de sangre azul, hijos de esa nación orgullosa y déspota, Austria, cuyo orgullo mordió el polvo al haber hecho justicia nuestra Patria cortando la vida a ese […] ambicioso, Maximiliano, que, como Iturbide, también ensució con su inmunda sangre el territorio nacional.

Portada del periódico Regeneración, 1901
Portada del periódico Regeneración, 1901. Fuente: Especial