Homicidio doloso, la necesidad de respuestas

José Moisés Herrera Saldaña
Maestro José Moisés Herrera Saldaña, columnista Platino

La Oficina de las Naciones Unidad  contra la Droga y el Delito , UNODC (por sus siglas en ingles), publico el pasado año 2019 su estudio global sobre homicidio doloso en el mundo, debiendo precisar que lo hace con los datos que los países aportaron hasta el 2017, y que muchos países no dan información u ocultan sus resultados en la materia, pero es interesante hablar de algunos aspectos de dicho estudio, pues día a día vemos notas sobre los homicidios que pasan en nuestra ciudad, estado y país, y parece que se ha dicho todo, y que no tenemos mas respuestas; pero el delito es un fenómeno global, que permite un análisis de conjunto, y con ello, se puede llegar a nuevas líneas de análisis y trabajo por parte de las autoridades,

En el 2017 464,000 personas fallecieron por homicidio dolosos, dándonos un índice de 6.1 homicidios por cada 100,000 habitantes, de todos estos homicidios, las autoridades responsabilizan a la delincuencia organizada del 19% de los mismos,  es decir 88,160 ; la región mas homicida del mundo se encuentra en Latinoamérica, con 17.2 homicidios por cada 100,000 habitantes, lo cual es por demás relevantes, pues América latina, México incluido, representa solo el 8% de la población mundial.

Es importante señalar en este estudio, que si bien el 81% de las victimas son hombres y niños,  y que los sospechosos son 90% hombres, las mujeres y niñas mueren casi siempre a manos de sus parejas intimas o sus familia, incluso en población menor a 9 años, el 50% de las víctimas son  niñas, lo que cambia la proporción que observamos en el resto de los grupos poblacionales, donde los hombres representan el mayor porcentaje de victimas, el género importa, y mucho…

Cuando vemos las noticias, las masacres en Estados Unidos por tiradores solitarios, la guerra en Medio Oriente o África, nos escandalizan, provocan reacciones en todas la redes sociales, pronunciamiento por los líderes políticos, no es así, no en esa medida, cuando ocurre en nuestro país, parecería que nos hemos acostumbrado a la violencia, cada vez es mas difícil provocar una reacción de indignación por parte no solo de nuestros políticos, sino de la población en general, nos estamos acostumbrando a la violencia, lo que no puede ser bueno.

Esto provoca que nos aboquemos a buscar respuestas, y hemos escuchado todas las posibles respuestas: desigualdad, desempleo, inestabilidad política, estereotipos de genero, delincuencia organizada, ruptura del tejido social, hasta el franco y preocupante silencio…. Todas se repiten como mantra, pero sin un análisis de fondo, no nos dan respuestas, como explicar que China, mas pobre en su ingreso per cápita que Brasil, tenga menos homicidios?, en el mismo caso, la India tiene muchos menos homicidios que América Latina; otro argumento habitual es el de la mano dura, “pena de muerte”, “que nunca salgan de la cárcel”,  pero la democracia y los regímenes de corte liberal (derechos para los gobernados) haN logrado contener y disminuir los homicidios en Europa y Asia, donde solo registran 3 y 2.3 homicidios por cada 100,000 habitantes; o el tema del narcomenudeo, que país consume mas drogas que Estados Unidos, y sin embargo sus tasas de homicidio son 5 veces inferiores a las de América Latina?, sin duda existen un sinnúmero de argumentos del porque es diferente en cada país, pero el objetivo de un servidor es que reflexionemos que no nos podemos quedar sin respuestas, que debemos reevaluar nuestros diagnósticos y tomar nuevas acciones de seguridad, pocas cosas son tan dinámicas como la seguridad, es una tarea donde no podemos decir “siempre lo hemos hecho así”, el delito no es estático, cada día debemos intentar nuevas cosas, que nos permitan tener la esperanza de que los homicidios dolosos no solo puedan contenerse, sino incluso disminuirse a corto y mediano plazo, cada vez que lo intentamos, nos acercamos a la posibilidad de que menos personas, familias, vean rotos sus sueños y su mas elemental derecho, la vida.