“Hay un Tsunami en Salud…” Ricardo Baptista Leite
La salud pública mundial enfrenta uno de sus mayores desafíos con el avance de la enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD, por sus siglas en inglés), antes conocida como hígado graso no alcohólico. Esta patología, que afecta ya a más del 38% de los adultos en el mundo y a una proporción alarmante de niños y adolescentes, se ha convertido en el eje de una crisis sanitaria global que trasciende fronteras y sistemas de salud. La reciente mesa redonda internacional “Global Metabolic Health Roundtable” celebrada el 16 de junio de 2025 reunió a expertos, legisladores y líderes de opinión para delinear una agenda de acción concreta, en la que México tuvo un papel protagónico.
Como miembro de la Red de Parlamentarios para la Salud Global -UNITE- y del Congreso mexicano en la comisión de salud, tuve el honor de compartir la experiencia nacional ante colegas de América Latina, Europa y organismos multilaterales. Mi intervención se centró en exponer los avances legislativos y programáticos que han posicionado a México como referente regional en la integración de MASLD en las políticas de enfermedades no transmisibles (ENT).
El diagnóstico epidemiológico es contundente, en México, la prevalencia de MASLD supera el 50% de la población general, lo que equivale a más de 63 millones de personas afectadas, con 32 millones en etapas avanzadas de la enfermedad. Este escenario se agrava por la convergencia de factores de riesgo: el 75% de los adultos presenta sobrepeso u obesidad, el 38% de los adolescentes vive con exceso de peso y el 10.3% de la población adulta padece diabetes mellitus tipo 2. Estas cifras, muy por encima de los promedios internacionales, reflejan la urgencia de una respuesta multisectorial y sostenida.
En la mesa redonda, detallé las estrategias que México ha implementado para enfrentar esta epidemia, posteriores a los impuestos especiales de productos y servicios que pagan productos como el alcohol, alimentos con altos contenidos calóricos y bebidas energéticas y la colocación de etiquetas de advertencia en los alimentos que contienen alto contenido de grasas, calorias y sal entre otros. El hecho de tener al doctor David Kershenovich, hepatólogo reconocido y al Dr. Simón Barquera investigador líder en sobrepeso y obesidad liderando estos programas me alienta que podremos obtener mejores resultados en el país.
Destaca hoy el programa “Tres por mi salud”, que articula esfuerzos entre la Secretaría de Salud, la Secretaría de Educación Pública y las demas personas e instituciones del sistema nacional de salud. Sus pilares son: Educación nutricional enfocada en reducir el consumo de ultraprocesados; promoción de la actividad física a través de campañas masivas; transformación de entornos alimentarios en escuelas y centros de trabajo y la concientización social mediante medios digitales e impresos.
A nivel legislativo, hemos reformado la Ley Federal del Trabajo para que los empleadores implementen programas trimestrales de salud nutricional, y la Ley General de Educación para incluir la prevención de enfermedades metabólicas en los planes de estudio escolares. Además, el recién aprobado Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030 reconoce a la salud metabólica como prioridad nacional, con programas integrales para reducir la obesidad, hipertensión y diabetes desde los primeros mil días de vida hasta la adultez.
Uno de los mensajes clave de mi participación fue la necesidad de reconocer formalmente a MASLD como la quinta enfermedad no transmisible, junto a las cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas. Su impacto en mortalidad, discapacidad y costos sanitarios es ya comparable al de estas patologías tradicionales, y su integración en la hoja de ruta global de las ENT permitiría optimizar recursos, mejorar la prevención y reducir inequidades en salud.
A pesar de los logros, persisten retos significativos. El recorte presupuestal del 12.2% en el gasto federal en salud para 2025 y el subejercicio impensable de este primer trimestre en los programas del IMSS Bienestar e ISSSTE amenaza la equidad en el acceso a servicios, especialmente para la población no asegurada. Además, la falta de reconocimiento formal de MASLD como ENT limita la asignación de recursos y la priorización en las agendas nacionales e internacionales.
Existen oportunidades claras para aprovechar como la expansión de la formación en medicina metabólica para profesionales de la salud; promoción de la investigación clínica y traslacional para generar evidencia local sobre intervenciones efectivas y el impulso a la colaboración regional e internacional para el intercambio de mejores prácticas y el desarrollo de campañas conjuntas de sensibilización.
Desde la tribuna internacional, hice un llamado a los países y organismos multilaterales a incluir a MASLD en la declaración final de la próxima Cumbre de Alto Nivel de la ONU sobre ENT, y a fortalecer la cooperación para el desarrollo de políticas públicas innovadoras, centradas en la prevención, la detección temprana y el tratamiento integral.