Un día mi hermano Enrique me dijo esta frase, cuando reciente había terminado mi carrera de Contador Público y casualmente su hijo David Aguilar Romero estudio el Doctorado en Imagen Pública, y he platicado mucho con el respecto de ese tema, he aquí un pequeño resumen de como hacer posible el dicho de mi hermano y consejos de mi sobrino, porque indudablemente una primera impresión se basa principalmente en la apariencia física; es ahí donde invertimos tiempo y análisis al armar nuestro outfit, todo sea para lucir increíbles y proyectar lo que deseamos. Pero, eso no es todo dentro de los ámbitos laborales.
La imagen profesional engloba desde lo que vestimos, hasta cómo nos comunicamos y desenvolvemos. Esto quiere decir que, tenemos que ser congruentes entre lo que proyectamos físicamente en una primera impresión, con lo que realizamos, decimos o comportamos posteriormente. He ahí la clave de trabajar una reputación dentro de nuestro trabajo.
Muchas veces las personas dejan de lado alguno de los dos factores. Por ejemplo, el típico caso de reunirte con una persona importante y llegar al lugar y no poder ni si quiera reconocerlo ya que no proyecta físicamente lo que esperábamos; o bien, por el contrario, llegar al lugar y efectivamente encontrarnos con esa persona que “aparentemente” luce como esperábamos pero se comporta de manera déspota e impuntual.
Para ello es indispensable que éstas dos herramientas (look y comportamiento) vayan de la mano.
A continuación te damos algunos consejos que no debes dejar pasar en una cita o reunión de trabajo.
- Investiga un poco acerca de la empresa o negocio de la persona con la que te vas a reunir.Ten muy presente los puntos a tratar para que sea una reunión efectiva y recaudes la información o alianza que requieras.
- Sé puntual. con puntualidad nos referimos exactamente a la hora que es la cita. Si debes anunciarte o realizar algún registro previo, lo ideal es que llegues 10 minutos antes.
- Saluda con firmeza.El saludo de mano es todo un arte, si lo haces muy débil eso proyectarás de tu personalidad, lo adecuado, es que lo realices con fuerza pero sin apretar demasiado ya que tampoco querrás verte como dominante.
- Haz contacto visual y sonríe.Durante tu cita presta atención a la otra persona, interactúa con ella viéndola a los ojos y sonríe las veces que sean necesarias para relajar la tensión.
- Mantén una buena postura. El lenguaje corporal comunica demasiado acerca de lo que pensamos y sentimos, así que, mantente derecho, evita los brazos cruzados para que proyectes apertura y accesibilidad.
- Y por último… ¡seguridad!Recuerda que la imagen engloba todo y la seguridad también se proyecta. Vístete y actúa como un profesional.
Una vez logrados estos puntos, es importante lo siguiente:
La imagen profesional es la percepción que se tiene de una persona por parte del entorno en el que se desempeña, a partir de los estímulos que emana durante su actividad laboral.
Dichos estímulos provienen del aspecto físico; de los gestos, ademanes y expresiones corporales; y de la forma de expresarse vía oral y por escrito. A estos tres aspectos se les denomina, respectivamente, la imagen física, la imagen no verbal y la imagen verbal.
Estos tres componentes de la imagen profesional deben ser manejados en forma complementaria, de modo que el profesional proyecte una imagen de credibilidad y seguridad, de modo que su imagen sea una herramienta fundamental para promover la confianza y generar autoridad y liderazgo.
Imagen física: la forma de vestir es un factor clave. Parafraseando un dicho muy popular, no basta con ser profesional sino que hay que parecerlo. Es decir, se debe ser coherente. Y no hablamos únicamente de vestir ternos siempre; un ejecutivo debe saber vestirse adecuadamente para cada ocasión, tanto para una cena de gala como para asistir a las olimpiadas internas de la organización. Pero algo que debe tomar en cuenta es que incluso el vestuario más exclusivo carece de sentido si la actitud de quien lo viste no proyecta liderazgo y personalidad.
Querramos o no, en forma consciente o inconsciente, todos proyectamos una personalidad a través de la imagen que ofrecemos a los demás. Si el ejecutivo no tiene prestancia ni una actitud de liderazgo, será difícil que dirija una organización. De ahí la importancia de saber manejar la presencia física.
Imagen no verbal: Los gestos, los ademanes y las expresiones corporales también comunican. Un cuerpo encorvado, con los hombros apretados y el rostro mirando hacia abajo transmite derrota, depresión. En cambio, un cuerpo erguido, con hombros sueltos, una mirada firme y dirigiéndose a los ojos del interlocutor, transmiten liderazgo, convicción, autoridad y confianza. El ejecutivo exitoso debe mantener coherencia entre lo que es y lo que exterioriza verbal y corporalmente.
Imagen verbal: Del mismo modo, el ejecutivo líder debe mantener la coherencia entre la imagen que proyecta físicamente y la forma de expresarse verbalmente. Debe ser un buen comunicador. La buena imagen proyectada debe ser complementada con una demostración de que tiene los conocimientos técnicos y la experiencia que se requiere para su puesto. Y esto solo se demuestra cuando interviene oralmente y cuando presenta sus informes. Tanto el alto ejecutivo que se dirige a los accionistas de la compañía para exponer los logros de la organización como los gerentes en los comités de gerencia o el funcionario en una reunión de trabajo deben saber manejar adecuadamente este aspecto de su imagen.
Para cualquier exposición o presentación, ya sea ante los jefes o subordinados, se recomienda ensayar lo que se va a decir y tener claros los mensajes que se van a emitir, siendo estos últimos la columna vertebral de la ponencia. Hay ideas y palabras claves que sirven para reforzar un buen discurso. Como vemos, la imagen profesional no se constriñe a la vestimenta. Esta debe ser vista como un complemento de las capacidades y de la actitud, lo cual también expresa mediante lenguajes verbal y no verbal.
Siga estos pequeños pasos y vera usted los cambios que se genera en su imagen y como cambia la percepción de su imagen profesional.