Hay de placeres a placeres

Psic. Juan José Alvarado
Psic. Juan José Alvarado

Siempre cabe la pregunta inocente ¿qué es lo que más placer me da? Pero seguramente no es fácil responderla, pues pocos tienen bien determinado el mayor de sus placeres.

Haciendo un verdadero acto de reflexión, con una de esas charlas intimas, franca, honesta consigo mismo, en donde podamos escudriñar en lo más profundo de nuestro ser, haciendo una detallada revisión de nuestra vida, de nuestras experiencias, de nuestras vivencias, seguramente no tengamos categorizado el placer supremo, pues vendrán a la mente varias cosas, infinidad de momentos y sucesos, todos, seguramente se agolparán en la mente y no será fácil determinar uno solo.

Algunos dirán que los sexuales, la comida, la lectura, el trabajo, la filantropía, los hijos, etc. pero no se podrá determinar con exactitud el mayor de los placeres, vamos, ese que si solamente tuviéramos uno por la eternidad, (lo que nos resta de vida), se eligiera y se dejara fuera del alcance de la mano a todos los demás placeres.

Es oportuno mencionar que hay infinidad de personas que han elegido esos placeres fatuos, breves, pasajeros, algunos que son tan efímeros y que traen consigo dolor, desesperación y en ocasiones hasta arrepentimiento y no basta el “lo bailado ni quien me lo quite” pues el dolor tampoco se les puede quitar.

Cada quien se construye o se autodestruye, cada quien decide el camino a seguir o el camino a construir para forjarse un futuro del cual no haya que arrepentirse, pues no hay vuelta de hoja, no se puede recomponer el pasado y el camino trazado lleva a destinos inusitados, gratos o ingratos, pero a fin de cuentas destinos forjados, en la mayoría de los casos, por cada uno.

No hay formulas mágicas para un destino feliz, pero si hay elementos que seguramente llevan a una vida infeliz.

La vida nos da todo un mosaico de alternativas, algunas las podemos cambiar, otras no, pero en gran parte somos los responsables de nuestro destino, tiene que ver mucho con lo que deseamos para el futuro, nuestro futuro, el cual se construye paso a paso, poco a poco. Sumando o restando lo que nos acerca a disfrutar los placeres que son más duraderos, más acordes con nuestra realidad social, económica, política, psicológica, física, etc., solo nosotros somos los responsables directos e indirectos de nuestro destino.

Tenemos que ser conscientes de ver que tanto seguimos por el camino trazado o cambiamos de rumbo.