La realidad que viven día con día los guanajuatenses está muy lejos del País de las Maravillas que nos presenta el Gobierno del Estado.
En su tercer informe de gobierno, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, fue un maestro del montaje fastuoso, y eso hay que reconocerlo. Empero, no solo de sueños vive el hombre.
La seguridad pública no es un paraíso, el desarrollo económico no lo ve el guanajuatense que se quedó sin nada a raíz de la pandemia.
Si tuviéramos un porcentaje de la recuperación económica, aceptable, pero los apoyos otorgados por el Estado, solo ellos los ven con los supuestos más de 3 mil millones de pesos entregados a pequeñas y medianas empresas.
Sin embargo, ese monto no es ni el 5 por ciento de las pérdidas que manejan con bases los sectores productivos.
No escuchamos nada respecto del endeudamiento de la entidad, a cuya deuda anterior se le suman los 5 mil 300 millones de pesos autorizados a finales de 2020 por el Congreso del Estado.
Nos dicen que se tienen dispuestos un mil millones de pesos para la compra de vacunas anticovid, pero no sabemos si se podrán adquirir porque las empresas fabricantes solo han hecho contratos y convenios con los gobiernos de países.
Se presume como el estado con mejor sistema de salud, mas el manejo de la pandemia y la economía han sido erróneos, si nos comparamos con otras entidades federativas. Cuando la pandemia era manejable cerraron las empresas y cuando la pandemia era un horror, abrieron las empresas.
El crecimiento en la desigualdad social por el crecimiento de la pobreza y pobreza extrema es alta en Guanajuato, como lo han revelado el INEGI, el Ceneval y el IMCO.
Nos hablan de inversiones en seguridad pública, en la compra de drones y helicópteros de tecnología de punta, pero solo esperamos ver verdaderos resultados en la captura de delincuentes, para dejar el grado de impunidad en que estamos viviendo.
Los datos que presentan los observatorios ciudadanos y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, señalan que se han incrementado los homicidios dolosos en los últimos años, y una pequeña baja en los tres meses recientes, no es representativa.
El aumento del 51 por ciento en el tráfico de drogas, nos indica claramente que los grupos criminales ni han disminuido en su presencia ni en sus actos delictivos.
Mientras crecen las necesidades en distintos órdenes de la vida en el estado, al Gobernador se le ocurre recomendar y anunciar la compra del Estadio León y los terrenos en que se encuentra, sin recordar que esos inmuebles se perdieron por la negligencia jurídica y por seguros actos de corrupción tanto del Municipio como del Estado.
¿Cuánto es lo que pagarán al grupo Zermeño- González por esos terrenos y por El Glorioso? Seguramente les pedirán unos mil millones de pesos, y la negociación será finalmente de unos “felices” 600 millones de pesos”, en beneficio de personas sin escrúpulos que no pusieron ni un centavo de sus bolsas.
Veo que la sociedad guanajuatense no se cree fácilmente las cifras alegres del Gobernador ni las del Fiscal, Carlos Zamarripa, ni las de Álvar Cabeza de Vaca de la Secretaría de Seguridad Pública estatal.
La sociedad vive una realidad de falta de oportunidades de desarrollo económico y social, así como las consecuencias de la violencia y la inseguridad, muy alejadas del País de las Maravillas, que nos han mostrado.