Guanajuato es conocido por ser un Estado conservador pese a haber sido cuna de la independencia, ¿Cómo es que llegamos a esta condición? para ello es necesario conocer su devenir histórico en el cual encontraremos que por naturaleza somos una sociedad especialmente dispersa.
A propósito de que próximamente se cumplirán 30 años de la concertacesión salinista que llevó al Partido Acción Nacional al poder en Guanajuato, vale la pena hacer un recuento de las condiciones históricas y culturales que sirvieron como antecedente para que el conservadurismo coronara con éxito una hegemonía exitosa.
A continuación un breve recuento histórico:
En el centro del país enclavado en la planicie entre Aridoamérica y Mesoamérica se encuentra la zona del bajío, una tierra generosa que lo mismo fue apta para la agricultura y que gozó de prosperidad con la minería en el periodo novohispano, con una ubicación estratégica privilegiada que nos puso literalmente en el centro del país.
Las culturas chichimeca (centro y sur de Guanajuato) y pame (al norte de Guanajuato) que en un principio eran poblaciones nómadas – bárbaras, pudieron asentarse a lo ancho de la geografía tomando como columna vertebral el rio lerma y sus ramificaciones haciendo habitable prácticamente cualquier rincón de la planicie, un primer punto para explicar la dispersión a diferencia de otras culturas y otros territorios que claramente nacen desde una resiliencia por su entorno geográfico.
Así es que llegaron desde el sur las primeras legiones religiosas por Acámbaro, Salvatierra y Yuriria encontrando a su paso la riqueza que brotaba de Mineral de Pozos, los españoles consolidaron estos asentamientos humanos de zona prospera, con la facilidad de que no significaron cruentas resistencias como las vividas con los purépechas en el occidente o los mayas al sur del territorio; Encontraron una población cultural dispersa provocada tal vez por la generosidad de la tierra que impidió enfrentamientos por una cultura dominante como los que sucedían en lo adentros de Mesoamérica; lo anterior si bien es solo una teoría que me permito esbozar, bien podría explicar la falta de cohesión desde nuestros inicios.
Con la pujanza de la época virreinal Guanajuato escalo a niveles de capital económica de la nueva España, la explotación por más redituable de nuestros suelos mineros y las condiciones favorables para la agricultura y el ganado dieron a la región prosperidad y una gran actividad comercial que incluso consolidó la fundación de ciudades como León, Irapuato, Celaya y Salamanca aquí encontramos una vez más una muestra más de la dispersión de la región, pues incluso aun hoy en día Guanajuato es de los pocos estados que tiene más de 4 ciudades que rebasan los 200 mil habitantes.
La Independencia de México sin duda es el hecho histórico que más nos identifica, encuentra su nacimiento en un movimiento conspiratorio fraguado por intelectuales que encontraron en el intercambio económico de nuestra región el acceso al intercambio intelectual y cultural, ideas que germinaron y que detonaron desde los adentros de la misma capital económica del virreinato la posterior independencia a la corona española, no fue un movimiento armado en la serranía lejana del norte, tampoco un enfrentamiento accidental en el sur, fue en el centro de las decisiones comerciales y burocráticas de la nueva España donde nace una desorganizada, incontrolable y violenta revuelta que derivaría en la independencia.
Queda en relevancia de esos tiempos lo benévolo de la ubicación geográfica que puso a Guanajuato y a sus ilustres intelectuales de manera literal en el centro de la historia de nuestro país, no se piense que la independencia significo una lucha contra la iglesia y sus órdenes religiosas, la lucha fue contra el mal gobierno tal y como lo arengara el padre de la patria, de hecho en gran sentido las órdenes religiosas en nuestro estado lograron una cohesión social, resulta descriptivo que fuera un guanajuatense religioso (aunque liberal) con estandarte del icono del mestizaje religioso en mano quien desencadenara el “movimiento libertario”.
La posterior época de reforma de tintes juaristas si bien no resultan ajenos a Guanajuato se desahogan en mayor parte en el centro del país o en los escenarios naturales de la batalla; Los episodios bélicos contras franceses y estadounidenses por los que se disputa la vigencia de gobierno de libran en Veracruz, Puebla y la Ciudad de México, mientras tanto Guanajuato se mantiene en su dispersión pero en primer plano por la relevancia de su historia, su trascendencia intelectual y cultural; siendo durante el Porfiriato que encuentra un relanzamiento con motivo de una cultura novo-hispana que a fuerza de la historia quedo impregnada en la región, muchos son los avances y pujanza que se observa en la capital de nuestro estado en esta época, para nadie era un secreto la predilección de Porfirio Díaz por el Guanajuato virreinal que mucho tenia de europea como lo prefería el entonces presidente, motivando una falsa aristocracia que se quedó en el subconsciente histórico de nuestra época colonial.
La cruenta Revolución Mexicana vino desde los extremos de nuestro país hacia el centro, en el sur con Zapata y desde el norte con Francisco Villa cimbraron las estructuras de poder, pues la lucha social de tierra, libertad y mejores condiciones de vida no eran como las del centro del país, incluyéndonos, existiendo tal vez por vez primera esta polarización entre conservadores y liberales, tal vez y sin quererlo la región se descubrió más en el bloque central y conservador a pesar de su antecedente insurgente en la época colonial.
No podríamos definir a Guanajuato como originalmente Revolucionario, pues algo de cierto hay en que el segundo movimiento armado que vivió el país trastocó el status quo porfirista en nuestra entidad, por ello la lucha clerical post revolucionaria conocida como la guerra cristera encontró eco en la región entre los altos de Jalisco y esta zona del bajío, federales masacrando religiosos, túneles que comunicaban a las iglesias, familias adineradas vejadas por un gobierno liberal y clérigos antisistema dieron un marco perfecto para el ya naciente conservadurismo guanajuatense.
La proliferación religiosa de esta región tenía algo de aristócrata y de pro – porfirista, durante décadas se arraigaron y sobrevivieron una cúpula eclesiástica que sobrevivió con éxito a los embates reformistas de la época juarista, la vertiginosa historia liberal si bien impactó en el bajío consiguió su efecto contrario en el bajío con una sociedad conservadora que resistió en parte gracias a la permeabilidad social y cultural de la iglesia en esta región, es por eso que no extraña que en la ciudad de Silao se haya levantado en plena época de resistencia uno de los centros de adoración más importantes del mundo como lo es “Cristo Rey”, si bien su construcción se vio interrumpida por momentos, no dejo de ser una afrenta directa al Gobierno de Plutarco Elías Calles.
Por eso no sorprende que en León naciera el SINARQUISMO, movimiento, conservador y de ultraderecha identificado con los gobiernos totalitarios y fascistas de la época, encontrando campo de cultivo en el conservadurismo de la región, es aquí tal vez donde se define mucho de nuestra historia, en la resiliencia religiosa que encuentra motivación en la afectación directa que significaron los movimientos de la reforma y la revolución, algo de añoranza por la aristocracia moralina y católica que se identificaban con estabilidad y prosperidad.
En Enero de 1946 en la ciudad de León Guanajuato se sucedió uno de los acontecimientos que profundizo la vocación conservadora de la región, cuando en franca protesta contra la imposición del PRM (antecedente del PRI) se reprimió y acribillo de manera violenta a simpatizantes de la Unión Cívica Leonesa, una derivación ciudadana identificada con el Sinarquismo (aunque se niegue) , la matanza significo el punto culmen de toda la polarización vivida por la guerra cristera, fraguando con ello una de las primeras alternancias en el país, a la postre bandera del Partido Acción Nacional.
Es así que nos queda un Guanajuato disperso en su composición y socialmente conservador, geográficamente agraciado y como consecuencia económicamente atractivo; Este es el antecedente para nuestra historia contemporánea.
Una vez que he planteado este antecedente, me permitiré desarrollar en una próxima entrega las condiciones particulares y especiales que se dieron para el arribo del PAN al poder en Guanajuato. ¡Hasta la semana próxima!