¡Guanajuato corrupto!

Fito Pons
Adolfo Pons, politólogo y académico leonés.

Define la Real Academia Española de la Lengua, que corromper es “Sobornar a alguien con dádivas o de otra manera”, y quienes lo hacen, practican la corrupción “4. f. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”.

Es verdad que para que exista el fenómeno tiene que haber 2 actores, uno que pide/ofrece y otro que recibe. De lo contrario, este grave cáncer que nos aqueja, no pudiera existir.

México ocupa un nada presumible lugar 130, entre los 180 países en los que se mide el nivel de corrupción que sufre.

El INEGI, presento el pasado 21 de mayo los resultados de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2019 (ENCIG). Donde entre otras cosas, se mide el impacto de la corrupción en cada una de las entidades federativas.

Es obligatorio el que analicemos las cifras del estado de Guanajuato, porque en ésta encuesta veremos reflejados los últimos años de sexenio de Miguel Márquez y parte del inicio de Diego Sinhue Rodríguez.

La administración pasada, terminó bajo la crítica de haber sido, una corrupción rampante y descarada, el modus operandi de la gente allegada a Miguel Márquez. Se cuestionó la labor e injerencia de su compadre el Gallo Barba de Irapuato en todas las operaciones turbulentas.

Hoy, vemos el caso de la renuncia del expresidente municipal de Salamanca, Antonio Arredondo, quien no consiguió ser reelecto por los actos de corrupción que hizo, a la subsecretaría en desarrollo social del estado. Puesto que se le otorgó como salvavidas; pero la Auditoría Superior del Estado, por más que intentó taparle sus acciones, de plano le fue imposible y ante el amago de la denuncia en su contra, renunció.

No dudemos que su renuncia haya sido el precio que pagó para que no fuese procesado ¿No estaríamos ante ootro acto de corrupción, si no se le procesa?

Pero veamos cómo está en las cifras presentadas por el INEGI. En el 2017, se tenía una tasa de incidencia de corrupción (Porcentaje del total de actos de gobierno donde se tuvo un acto corruptor) 13.24%. Para el 2019, pasó la tasa al 34.59%, es decir, ¡tuvo un crecimiento escalofriante del 161.25 %!

Las personas mayores de 18 años, que sufrieron en carne propia o supieron de un familiar que le pasó, un acto de corrupción, pasó del 44.08% en el 2017, al 59.64% en el 2019. Aumentó solo el 35.3%.

¿A quién percibimos los guanajuatenses como los más corruptos? El 81.9 a la policía. el 65.5% al gobierno estatal y al ministerio público. Una medición que llama asombrosamente la atención es que, el 58.6% percibe a los empresarios, como muy y frecuentemente corruptos. ¿Será el resultado de tantos negocios y beneficios, a su favor, como consejeros en organismos públicos? ¿Será que perciben a Marisol Ruenes y otros títeres anteriores, como verdaderos inútiles en el cargo que ocupan en la Secretaría de Trasparencia y Rendición de cuentas?

¿Se incrementará ésta percepción por el manejo discrecional que ha sucedido con los créditos de gobierno del estado, a los empresarios, para salvar la crisis económica? Ya lo veremos en la siguiente encuesta.

Lo peor de todo, es que, por la misma percepción de corrupción y sabedores de que NO pasará nada, solo menos del 6% se estima que presentó una denuncia por éstos actos.

¿Actuará el Gobernador haciendo los cambios urgentes en el gabinete, para acatar esta situación?

¿Por qué no levantan la voz los organismos empresariales tan acuciosos en criticar malas prácticas del gobierno federal? ¿Será porque va contra sus intereses?

Lo único que sí podemos afirmar con cifras contundentes, ¡Guanajuato es corrupto y harto!