Geovanna Edith, un cuerpo entre los silencios que importan

El cuerpo de Geovanna Edith fue encontrado en una de las principales calles del municipio de Silao, Guanajuato la noche del pasado domingo así lo dieron a conocer algunos portales informativos locales. Un municipio que forma parte del llamado corredor industrial con sus propios habitus de comunicación, los portales informativos, tres o cuatros son los principales.

En el título de la nota se leía “…localizan a mujer sin…vida…se le identifica como Geovanna, una ex locutora de radio…extraoficialmente se informa que junto al cuerpo fueron encontradas latas de refresco y bebidas embriagantes…”. Una redacción que se repite, pocos datos de ellas, mucha información “extraoficial” que solo alimenta distractores sobre los cuerpos sin vida de las mujeres en vía pública.

Información “extraoficial” que tiene intencionalidad de quien la comparte y de quien la reproduce. Cuando el hallazgo de un cuerpo sin vida de una mujer se le agregan elementos narrativos como alcohol, drogas, cierta vestimenta, horarios, y algunos otros, el propósito de quien comunica es minimizar los hechos y responsabilizar a la víctima, en este caso a Geovanna.

Es claro, con los cuerpos de las mujeres es un modus operandi que desde las corporaciones policías y de investigación, en contubernio con medios de comunicación, se sigue repitiendo no solamente en Silao. No hay casualidades, hay intencionalidades que forman parte de un sistema que, en su conjunto, minimiza la violencia contra las mujeres, y alimenta la mirada social de que ellas son las únicas responsables de lo que les ocurre, e incluso lo provocan, ¿quién le mandó estar ahí?, un comentario, de muchos, internautas que responde a la intencionalidad de la narrativa del portal “que informa”.

Al día siguiente del hallazgo, en la sección de seguridad pude leer en medio de comunicación impreso, “…encuentran muerta en vía pública a comunicadora y administradora de bar en Silao…”. Apenas siete líneas, donde refieren sus presuntas actividades en vida y agregan su apellido, Ramírez. Después de ese día, el medio no volvió a dar seguimiento a las indagatorias. Otros medios impresos regionales de importancia, no la incluyeron en sus espacios. El silencio de la prensa en el estado en terrorífica, casi complaciente cuando de violencia a las mujeres hablamos, excepciones valiosas, reitero excepciones.

La cobertura de los cuerpos sin vida de las mujeres hace algunos años en Guanajuato, y en gran parte del país, son contenidos de los apartados que los medios asignan en la sección seguridad, espacios en su mayoría de nota roja donde la narración de las violencias de un cuerpo sin vida de una mujer o una niña puede tener como nota inmediata el robo a una casa habitación o el choque de vehículos entre dos particulares. Esta presentación facilita la lectura acrítica de quienes incluyen la violencia contra las mujeres como un crimen de la cotidianidad. Lo mismo hay robo de autos, que cuerpos de mujeres sin vida en las banquetas, así se lee y se debilita paulatinamente la consciencia y capacidad de asombro.

En el caso particular de Geovanna, los medios nacionales informaron de lo ocurrido con algunas variables relevantes, por ejemplo, el Universal señaló “…Geovanna Edith, exlocutora de radio de Monterrey, fue encontrada muerta con presuntas huellas de violencia la noche del domingo 10 de agosto…”. Otro medio de televisión consignaba de forma casi idéntica los hechos y agregaba “…El hallazgo ocurrió mientras la ciudad celebraba el cierre de su feria anual, lo que ha aumentado la consternación entre los habitantes…”. Un portal de un periodista de apellido Doriga destacaba “…hallan sin vida a Geovanna Ramírez, de acuerdo con las autoridades cerca del cuerpo de la locutora …había una caja con varias botellas de licor vacías…”.

Si la información sobre la presunta presencia de alcohol fue proporcionada de forma directa por las autoridades, y no fue extraoficial como lo manejaron los portales locales, la revictimización se confirma, se viraliza y se naturaliza. No se reporta móvil, no hay datos de mayor relevancia para la investigación o esclarecimiento, todo el estigma que conlleva “la presencia de alcohol” recae sobre la víctima, sobre su cuerpo. Las investigaciones con perspectiva de género a cargo de la Fiscalía se convierten en letra muerta cuando desde el hallazgo de los cuerpos policías locales y medios de comunicación construyen a la mirada pública sentencias misóginas.

El cuerpo sin vida de Geovanna expuesto en la vía pública no es una excepción en un municipio como Silao que se encuentra considerado, junto con otros 16, en la declaratoria por violencia feminicida y desaparición de mujeres decretada el pasado 26 de septiembre. Silao es un territorio donde la violencia llegó para quedarse, se mantiene entre los murmullos y silencios de los portales rodeados de un sin número de cantinas que rodean su calle principal de día y de noche. Entre negocios de nieves, taquerías en cada esquina y bicicletas sobre banquetas, la noción “de lugar tranquilo” es una leyenda muerta.

Apenas el pasado mes de marzo la familia de Maricarmen Barrientos, desaparecida en Silao en 2024 y encontrada seis días después sin vida, su exigencia se concentró en la plaza principal de ese municipio pidiendo justicia. Lo ocurrido con Geovanna, no es asilado, no habría manera de presentarlo en esos términos, un análisis del contexto por parte de autoridades de los tres niveles de gobierno es imperativo.

Geovanna tuvo una vida mayor a esos minutos narrados desde la misoginia periodística, fue locutora de radio al norte del país y comerciante, también madre de familia de un adolescente y activa integrante de grupos para personas en recuperación por adicciones, según me comparten en anonimato para este artículo. Reproduzco parte de la conversación, reitero a manera anónima. La solicitud de la mujer que narra se explica desde el miedo, el terror que atraviesa. Lo ocurrido con Geovanna, recordó a muchas mujeres el lugar que habitan, la realidad que habitamos:

…Geovanna y sus hermanas quedaron muy niñas huérfanas de mamá la señora murió de cáncer, su papá tuvo un pasado oscuro del que se especulan muchas actividades poco claras, con esto que te cuento imagínate que tanto vivieron las hijas, ellas vivieron un tiempo solitas porque el papá se “pelo” …Geovanna en lo particular era muy extrovertida… Tienen un bar, en los últimos años pertenecía a grupo de AA y era madrina de muchos…Pobre muchacha la verdad porque era muy sociable, muy carismática y relacionaba muy fácilmente con todo tipo de persona… Lastimosamente Geovanna tuvo una muerte violenta… Tal vez ahí solo fueron a dejarla tirada…