El director Alfonso Cuarón se ha convertido en el máximo vencedor de la Mostra de Venecia al conquistar el León de Oro a la mejor película por Roma, crónica inspirada en su infancia en la colonia mexicana del mismo nombre durante los años setenta.
Dirigida, escrita, montada y fotografiada por el propio Cuarón, que llevaba décadas soñando en convertir el proyecto en realidad, Roma narra la desintegración de un matrimonio burgués y las consecuencias de esa separación en sus cuatro hijos.
Cuarón enamora a Venecia con su cámara y su vida
El responsable de Gravity o Y tu mamá también centra su mirada en un personaje que, de entrada, parecía secundario: Cleo, la sirvienta indígena que suele quedar a cargo de los niños, una mujer invisible pero con un papel fundamental, interpretado por la actriz amateur Yalitzia Aparicio. El rol está inspirado en Libo, la asistenta que solía cuidarlo de niño. Y era su cumpleaños. “Este es mi regalo. Te cantaría Las Mañanitas, pero no voy a ofender los oídos de miles de personas”, aseguró Cuarón al recoger el premio en Venecia. “Esta película es el producto de mi inmenso amor a ti, a mi familia y a mi país, México”, añadió el director, a pocos metros del presidente del jurado, Guillermo del Toro, su amigo íntimo.
Distinguida por una puesta en escena sobria pero meticulosa, Roma también es un poderoso retrato de las diferencias de clase en la sociedad mexicana y una fascinante panorámica sociopolítica de un país envuelto en una tensa calma y una violencia sorda, que no tardará en explotar en el segundo acto.
La victoria de Cuarón en Venecia reafirma el lugar privilegiado que el cine latinoamericano sigue ocupando en el circuito de los festivales europeos, pero también supone un éxito incontestable para Netflix, productora y poseedora de los derechos de distribución de la película en todo el mundo.
Roma es el primer filme producido por la todopoderosa plataforma de streaming que se alza con el premio principal de uno de los certámenes históricos de cine en el viejo continente.
Tras el traspiés del último Festival de Cannes, que apartó las películas que llevaban el sello de Netflix de la competición por un desacuerdo sobre la decisión de no estrenarlas en salas comerciales —incluida la película de Cuarón, que inicialmente había sido programada en la sección oficial del certamen francés—, la plataforma se marcha de la Mostra con su propuesta legitimada y su posición reforzada.
El de Roma no fue el único premio para Netflix: otra de sus seis películas en este festival, The Ballad of Buster Scruggs, el wéstern por capítulos de los hermanos Coen, se hizo ayer con el premio al mejor guion.
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Galardones acertados
El Gran Premio del Jurado fue para La favorita, acercamiento burlesco del cine de época a cargo del director griego Yorgos Lanthimos, que había sido otra de las películas más aplaudidas del festival.
El cineasta parece alejarse gradualmente del tono cáustico y los tropismos surrealistas de su cine para adentrarse en terrenos desconocidos, como demuestra este relato ambientado en la corte de la caprichosa reina Ana en la Inglaterra de principios del siglo XVIII.
La interpreta la actriz Olivia Colman, secundaria habitual en el cine británico, a punto de interpretar a otra reina, Isabel II, en la nueva temporada de The Crown.
El mejor actor fue Willem Dafoe por At Eternity’s Gate, peculiar biopic dirigido por Julian Schnabel sobre los últimos años de vida de Van Gogh. El veterano intérprete era, sin duda, lo mejor de una película irregular y de ideas algo trilladas, en la que llogra alejar al pintor de su imagen más estereotipada.
Para Dafoe, Van Gogh no fue un loco, sino un hipersensible al que el mundo solo logró entender cuando ya era demasiado tarde.
El francés Jacques Audiard fue designado mejor director por The Sisters Brothers, otra vuelta de tuerca al wéstern donde subvierte los códigos clásicos de ese género que parecía en vías de extinción llenándolo de hombres sensibles y de cowboys dolidos, en la que el responsable de Un profeta o De óxido y hueso vuelve a brillar en la descripción de sentimientos ambiguos y de ideas complejas.
Por último, el premio especial del jurado fue para The Nightingale, violento relato sobre la venganza de una mujer en la Australia colonial, firmada por la única directora del concurso, la australiana Jennifer Kent. La cineasta dedicó el premio al pueblo de Tasmania, donde está ambientada su historia, y a las mujeres que hacen cine, a las que incitó a seguir adelante.
“La fuerza femenina es una de las más poderosas y curadoras del planeta. Espero que haya más mujeres que vengan a ocupar este espacio”, dijo como colofón a una edición marcada por su escasez.
En su película, esa protagonista se alía con un hombre aborigen, en un pacto entre grupos oprimidos que parecía recordar al que Del Toro propuso en La forma del agua, ganadora del León de Oro de 2017.
De esa manera, no sorprendió encontrarla en el palmarés por partida doble: el actor aborigen Baykali Ganambarr también se alzó con el premio Mastroianni al mejor intérprete emergente.