Estudiantes universitarios muy quejumbrosos

Juan José Alvarado, columnista en Platino News

Sé de un caso de un estudiante universitario a quien una docente le dijo el primer día de clases: “este va a ser el peor trimestre de tu carrera”. El estudiante le contestó: “éste va a ser el peor trimestre de tu vida”

Pese a tener grandes relaciones con altos funcionarios de dicha Universidad, incluyendo el Rector, el estudiante no acudió con nadie, tampoco llevó a su mamá a hablar con la docente o con servicios escolares (eso hubiese sido ridículo).

Sé que estudió, a diario hacia más de lo común, no sólo se remitió a las lecturas básicas, sino a las sugeridas y más, abrevo todo lo que fue necesario para salir avante en el reto y a diario, se ponía, académicamente hablando, al tú por tú con la docente. Aprobó el trimestre con la máxima calificación, pese a que le rebatía a la maestra muchas cosas sin el menor empacho: eso que dices no es cierto, tienes que leer a otros autores, documéntate bien antes de opinar, etc.

Hoy, cada día escucho a más y más a universitarios quejándose de la carga académica, del trato de los maestros, de la exigencia de los trabajos, (y no estoy defendiendo a nadie), pese a que se ha bajado la vara para ser universitario y para terminar una carrera, tanto en instituciones públicas y privadas, muchos alumnos y alumnas quieren menos contenidos académicos, menos trabajos, menos horas de lectura, más tiempo para el reventón, más horas para la pachanga.

Hemos pasado de devorar libros en la universidad a leer escasas hojas de un capítulo; de hacer trabajos con horas en las bibliotecas investigando, a copiar y pegar, sin corregir la ortografía o lo que se desconfigura; de la participación argumentada citando el libro, el autor y hasta la editorial al “para mí es así”

Corremos el riesgo que nos atienda el médico que no aprueba anatomía, el ingeniero que no pudo con cálculo, el contador que no entendió un estado contable, el psicólogo que no estudió a Freud, el dentista que no supo anestesiar, el abogado que no aprendió derecho romano. Y puedo seguir con tantas y tantas cosas elementales en todas y cada una de las carreras universitarias, pues hay contenidos esenciales que se tienen que aprender justo ahí, en las aulas.

Hay que hacer esfuerzo, sí, hay que sacrificar tiempos de ocio, sí. Hay que tener coraje para salir adelante en la universidad y en la vida y dejar de lloriquear con papi y con mami. Dejar de acudir a las pilmamas que cada día abundan más en las universidades.

Hay que ser tenaz, fuerte, arrostrar contra la adversidad si es necesario y demostrar, con preparación, con horas de estudio de qué se está hecho. La vida laboral es la realidad y hay que estar preparado.