AGENCIAS.- Sonriente, jubiloso y con la frente perlada en sudor, el maestro Roberto Beltrán-Zavala, director de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG), agradeció una y otra vez las felicitaciones que el público le brindó la noche del viernes, tras el concierto que ofreció en el Teatro Juárez de esta ciudad. La OSUG estrenó en México “In Memoriam”, obra del mexicano Víctor Ibarra, ganadora de la Basel Composition Competition que se creó para honrar al director de orquesta Paul Sacher (1906-1999).
Es un homenaje muy personal al pintor Antoni Tàpies (1923-2012), basado en su cuadro “Figura”, paisaje en gris con una figura abigarrada difícil de definir.
De acuerdo con Beltrán-Zavala, Ibarra se propuso verlo como un ente sonoro y jugar con sus cualidades. Quiso sobrepasar la naturaleza unidimensional del sonido.
Y lo logró. El mismo Ibarra define la obra como una reflexión acerca de las dicotomías de la existencia: el principio y el fin, la desolación y la alegría, lo completo y el vacío, la muerte y la vida.
Esa fue la interpretación estrella de la noche con la que la OSUG dio renovado lustre a su nombre, prestigio e integrantes. Actuó bajo la dirección de Beltrán-Zavala quien con una sólida carrera internacional y una nutrida agenda de conciertos, ha sido huésped en varias de las Orquestas más prestigiadas en Europa lo que le ha granjeado respeto y admiración.
También ha estado al frente de las formaciones orquestales europeas Doelen Ensemble, Holland Symfonia, Rotterdam Philharmonic Strings, Orchestre d’Auvergne, Silesian Philharmonic, Orquesta de la Radio Rumana, Orquesta Filarmónica de Malta y Orquesta del Siglo Dieciocho, y otras, siempre imprimiendo el sello, carácter y fuerza mexicana.
La OSUG cumple 65 años, informó el director antes del concierto, gala que dio continuidad a la tradición de esa agrupación musical en el sentido de mostrar obras que cumplen con lo que el Festival Internacional Cervantino ofrece en su arista musical, y lo mejor que la orquesta puede aportar desde su quehacer artístico para el resto del mundo.
Para Roberto Beltrán-Zavala, la orquesta es testimonio vivo de la larga tradición cultural de Guanajuato y es la primera orquesta profesional permanente de esa casa de estudios. La Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, es una institución residente del Festival Internacional Cervantino (FIC) y en ese marco ofreció el concierto portentoso de anoche.
Su costumbre es presentar año con año programas de gran trascendencia artística, como el estreno en México de la “Sinfonía num. 4” de Witold Lutosławski (1913-1994), el estreno en Guanajuato del “Concierto para violín” de Paul Hindemith (1895-1963) y decenas de ejecuciones y estrenos de obras de compositores que han dejado huella honda.
Mario Lavista (1943), Joaquín Gutiérrez Heras (1927-2012), Silvestre Revueltas (1899-1940) y Juan Trigos (1965) figuran entre ellos. Consecuentemente, y gracias a su vasto repertorio, dinamismo y personalidad, ha sido invitada a diversos festivales nacionales y ha realizado múltiples giras internacionales, como indicó el director.
Este año, durante la XLV edición del FIC, el pasado día 18 interpretó “La Coronela”, de Silvestre Revueltas, y la “Sinfonía Núm.4 en Do menor, Op. 43” de Dmitri Shostakóvich (1906-1975).
El éxito de esa noche sólo se puede comparar con el logrado en el Teatro Juárez.