“Maldito Marzo que tiene el nombre de las cosas que perdí. Bendito Marzo que tiene el nombre de las cosas que espero y sigo creyendo.” Luna Canino Del Prete
“Dicen que cada átomo de nuestro cuerpo formó parte una vez de una estrella. Quizá no me esté marchando, quizá esté yendo a casa”. Vincent Van Gogh
“No hay nada en la vida que deba temerse. Sólo debe comprenderse”. Marie Curie
“No tengo más que mi soledad para defenderme de mí misma”. Alejandra Pizarnik
“Dicen que lo que has aprendido de pequeño va contigo para siempre.” Care Santos
“El afán de querer olvidarte, es mi mayor ímpetu para recordarte.” Gabriel García Márquez
“No me voy a disculpar por lo que soy, y no es orgullo, es amor propio. Y me llevó toda la vida aprenderlo.” Elena Poe
“Sé una luz para aquellos que han perdido la voluntad de arder. Tindale
“Creo en el amor como única opción de ataque. En el odio como primer atisbo de derrota. Y en la bondad como único medidor humano.” Escandar Algeet
En esto de escribir la vida hace de las suyas. La imaginación esta atrapada en el lenguaje, en todo eso que dijeron que éramos y en todo lo que fuimos nombrando junto con lo que el silencio reservó en la memoria. En la red encontré este texto, sin autor:
“Me fascina esa habilidad que tenemos los humanos de recordar las cosas con sólo observar un pequeño detalle cotidiano. Recordar fragmentos enteros de nuestra vida al oler la esencia de un perfume o de una comida. Traer de vuelta momentos al escuchar de nuevo una canción en la radio. Acordarse cómo superaste esos malos momentos cuando te reencontraste con tu pasado y no sentiste enojo. Conmemorar la memoria de un ser querido cuando escuchas una frase que solamente esa persona decía. Son pequeños triunfos que la memoria nos regala y que le dan sentido a nuestra existencia.”
Es cierto que las palabras nos sirven para pintar y recrear escenas, con la sutil textura de los deseos y los miedos entrelazados. También eso que se sintió y no alcanzó a expresarse en palabras se queda latente, rumiando el desahogo que implica nombrar eso que dolió y taladro el alma y eso que nos llenó de dicha y nos hizo frágiles desde muy pequeños. La memoria registra todo, aun eso, todo eso, que en su momento es solo imagen distorsionada, sonido amorfo cargado de prosodia, junto con aromas y almizcles, con roces de piel y telas que configuran un holograma dinámico que vamos traduciendo el tiempo como podemos para pretender descifrar eso que nos falta, eso que configura el deseo mismo y que al fin de cuentas es lo que nos hace vivir.
Hay momentos que la travesía no permite tener el tiempo para poder pintar con palabras lo que se siente, o como escribió Laura Esquivel no se habían descubierto los hoyos negros: “Lástima que en aquella época no se hubieran descubierto los hoyos negros en el espacio, porque entonces le hubiera sido muy fácil comprender que sentía un hoyo negro en medio del pecho, por donde se le colaba un frio infinito.” Que hoy podemos usar con la soltura de pensar que siempre han existido, pero, como con los derechos humanos y las reivindicaciones de las mujeres en estos tiempos: “lo que no se nombra no existe.”
Sándor Márai escribe: “Hay momentos en la vida en que comprendemos que lo absurdo, lo imposible y lo inconcebible son en realidad tan ordinarios como sencillos. De pronto vemos con claridad todo el entramado de la vida. Desaparecen entre bastidores personas que creíamos importantes y del fondo en sombras emergen otras de las que no sabíamos nada, pero en cuanto aparecen sabemos que estábamos esperándolas, y ellas a nosotros, en un destino común.”
Y es ahí en donde las palabras sirven para pintar la vida con palabras y dibujar escribiendo lo que se siente, lo que se piensa. La vida se hace verbo. La vida toma el cause de la acción y del deseo, de los sueños, de los ideales y de los propósitos que vamos integrando a nuestras convicciones y hacen que la voluntad y la consciencia emerjan como atributo de lo humano.
Hacernos personas en la singularidad y en el contexto social de grupo, familia, amigos, empieza también cuando se empieza a reconocer los vínculos, tanto los que suman a tu paz mental como a los que ya no son necesarios en la vida, el desafió más grande es poder decidir con quienes avanzar y con quienes tomar la distancia necesaria para poder enfrentar la vida aun con las propias dudas que vamos teniendo. Crecer duele, el cambiar implica un acto de humildad y todo cambio es doloroso, pero, quedarse atrapado en un lugar donde no perteneces y nos puedes ser tú, en tu mejor versión es más doloroso y crea mayores penas y aun tragedias que el asumir ser uno mismo.
No hay manual, receta, no somos infalibles, pero si se actúa desde la consciencia y la libertad de elección, y se asumen las consecuencias y las responsabilidades que con lleva, en el compromiso de colocarnos alejados de la ignorancia, la desidia, la omisión o la autocomplacencia, las posibilidades de ser y estar en el mundo de forma inteligente, realizando nuestros deseos son muy altas.
Escribiendo dibujos, pintando palabras. Comparto cuatro poemas que dibujan y pintan escribiendo palabras, que hablan de eso humano que somos y vamos siendo con los demás, esa historia intima que la memoria tiene en cada persona.
La vida, nada más.
La vida que murmura. La vida abierta.
La vida sonriente y siempre inquieta.
La vida que huye volviendo la cabeza,
tentadora o quizá, sólo niña traviesa.
La vida sin más. La vida ciega
que quiere ser vivida sin mayores consecuencias,
sin hacer aspavientos, sin históricas histerias,
sin dolores trascendentes ni alegrías triunfales,
ligera, sólo ligera, sencillamente bella
o lo que así solemos llamar en la tierra.
Gabriel Celaya
Pienso en ti muy despacio,
como si te dibujara dentro de mí
y quedarás allí grabado
Quisiera tener la certeza de que te voy a ver mañana, y pasado mañana y siempre
En una cadena ininterrumpida de días
Que podré mirarte lentamente.
Aunque ya me sé cada rinconcito de ti.
Elena Poniatowska
Apágame los ojos: puedo verte,
obtura mis oídos: puedo oírte,
y hasta sin pies podré llegar a ti,
y hasta sin boca puedo conjurarte.
Quiebra mis brazos, y te alcanzaré
con el corazón como con la mano,
detenme el corazón y latirá el cerebro,
y si prendieses fuego en mi cerebro,
te llevaré en mi sangre.
Rainer María Rilke
¿Palabras? Sí, de aire,
y en el aire perdidas.
Déjame que me pierda entre palabras,
déjame ser el aire en unos labios,
un soplo vagabundo sin contornos
que el aire desvanece.
También la luz en sí misma se pierde.
Octavio Paz