Entender

Doctor Arturo Mora Alva, investigador, escritor, académico y columnista Platino News

“Todos nos transformaríamos si nos atreviéramos a ser lo que somos”. Marguerite Yourcenar-

“El equilibrio no significa evitar conflictos, implica la fuerza para tolerar emociones dolorosas y poder manejarlas.” –Melanie Klein-

“La paz es mucho más que una toma de postura, es una auténtica revolución, un modo de vivir, un modo de habitar el planeta, un modo de ser persona.” María Zambrano- 

“Hay solo un derecho humano básico: El derecho de hacer lo que te plazca, pero con ese derecho viene también el único deber humano: el deber de aceptar las consecuencias”. –Friedrich Nietzsche-

Nada como la necesidad de querer entender lo que la vida es. Cada día se suma a una historia única en la que cada uno -de nosotros, de nosotras-, va registrado experiencias, aromas, colores, emociones, sabores, imágenes, saberes, conceptos, códigos, tradiciones, palabras, lenguaje, normas y acuerdos sociales que configuran la construcción social de la realidad humana, que esta atravesada por la percepción humana que de principio es subjetiva.

Cada persona integra e interpreta la realidad que le ha tocado vivir, de ahí el gran trabajo social – la dimensión sociológica- que implica llegar a acuerdos y establecer por así decirlo, desde las prácticas sociales y convencionalismos lingüísticos una serie de mecanismos para la convivencia y para dar sentido a la cotidianidad, que, dicho sea de paso, esta estructurada desde un deber ser, que responde a demandas e imposiciones económicas y de clase, así como a un conjunto de visiones ideológicas e inclusive religiosas que son rara vez cuestionadas.

Se instala un modelo que establece la homogeneidad y control como orden social, y que en sus mecanismos de operación se vende la idea de hacer creer que somos seres libres, pero en el fondo solo se trata de mecanismos de sujeción y dominación. Sin embargo, el ser humano tiene la posibilidad de darse cuenta de lo que le sucede y puede cuestionar su realidad y por tanto asumir una responsabilidad para con él y con los demás. Tarea nada fácil, dado el contexto y las condicionantes sociales, tanto en lo material como en lo socioafectivo.

La realidad humana esta dentro de un proceso cognitivo permanente para entender -para pensar- y buscar el cómo entendernos a nosotros mismos. Que implica necesariamente salirnos de los esquemas y estereotipos que nos han dado como únicas opciones para ser reconocidos, aceptados y validados.

Estamos en un mundo donde todo se quiere reducir a la máxima del esfuerzo personal, a la meritocracia, a la ambición, de los sueños, dentro de un modelo de castigos y recompensas, en la que logros individuales son los únicos que valen y que si son logros de equipos, estos solo valen si son usados para la mercadotecnia y para el consumo mediático y en la que se busca encontrar al crack, a la estrella, al ídolo, al mejor y se usan esos logros para la diversión, que no es otra cosa sino mera distracción y para tratar de evitar lo más que se pueda el pensar de forma critica.

Se busca y se alientan emociones y conductas basadas en la competencia, que alientan la envidia, y hacen del egoísmo un principio; con una demanda de satisfacer a cualquier precio el deseo propio, -inconsciente- y el impuesto, el del éxito, el de la ganancia, y el de querer obtener siempre alguna ventaja, y con ello la de sentir que se es más que alguien, de ahí que el clasismo, la discriminación y la exclusión se naturalicen sean el parapeto perfecto para la humillación y el odio, y en la que sin ningún pudor la soberbia, la arrogancia, la prepotencia y la obstinación se usan para legitimar el abuso, el individualismo y el hedonismo, que describe en mucho lo que sucede en la sociedad de consumo.

El poder entender nuestra vida, lo que somos, lo que deseamos, lo que es nuestra personalidad y nuestro carácter es a su vez un ejercicio de autoconocimiento, de autoestima, de autorregulación y compresión. Hacer este descubrimiento crítico, honesto, sobre quienes somos es un desafío contra cultural, es un reto humano, es la posibilidad de entender para entender a esos “otros” con los que configuramos nuestras relaciones interpersonales y nuestra interacciones afectivas y sentimentales. Dando un lugar de respeto y dignidad a uno mismo y a los demás.

Hoy hemos llegado a un mundo que esta en crisis, un mundo en donde los imperativos del éxito económico son la excusa perfecta para validar acciones desde el poder que explotan, sacrifican y destruyen a la naturaleza y las personas, un mundo efímero, donde todo es desechable, incluidas las personas y en  donde nada conmueve, nada importa y donde todo se vale, si es para el beneficio de uno o de unos cuantos que ya lo tienen todo y para los cuales nada es más importante que sostener su opulencia, acrecentar sus riquezas, y en donde todo lo que tienen, no puede llenar el vacío de su existencia, ni mitigar la culpa que tienen de ser responsables del dolor y sufrimiento humano; y del colapso civilizatorio al que hemos llegado.

María Teresa Andruetto nos regala unas palabras que como una pócima por demás mágica, para dar oportunidad al ejercicio de una individualidad reflexiva y critica e iniciar un proceso personal de toma de conciencia, que nunca es aislado, siempre es con los demás,  para seguir aprendiendo de la vida y que junto con las palabras de Lupita Leyva nos invitan a hacernos cargo de nuestra vida y de los compromisos por hacer, para que al fin de cuentas podamos “entender” para comprender y para aprender que la vida no es solo permanecer y transcurrir, sino que se trata también de vivir en plenitud de derechos y trascender.

El ponerle palabras

a lo que sucede,

a lo que tememos,

a lo que imaginamos,

a lo que se permite soportar,

incluso lo insoportable,

posibilita,

en el trabajo de las formas,

hacer que podamos

transitar por ese dolor,

por esa experiencia y,

también,

que logremos conservar

las experiencias dichosas …

 

María Teresa Andruetto

 

Me sigo curando,

remendando;

porque

sí he de volver a romperme,

quiero que sea

con algo que hoy desconozco.

                     

Quiero sentir

que de los viejos dolores…

                       

Pude aprender.

 

Lupita Leyva