Inicio mi columna el día de hoy con una disculpa porque no podré, en esta ocasión, seguir argumentando el por qué, no debe autorizarse un incremento al transporte urbano, habida cuenta que considero que la seguridad pública de los leoneses es un tema prioritario por lo que lo retomaré en fechas posteriores.
Desde mi particular punto de vista, la renuncia de Luis Enrique Ramírez como Secretario de Seguridad Pública de León me parece que era previsible porque han sido notorio y público la falta de tácticas y estrategias para combatir la ola de violencias asaltos y homicidios que ha permeado en los últimos tiempos, como señalé en una de mis columnas que en el 2018 se contabilizaron los siguientes robos a casa habitación, 35 en Marzo, 25 en Abril, 27 en Mayo, 36 en Junio y 27 en el mes de Julio, y en esa columna publicada en agosto del 2018, el robo sufrido por Don Antonio “la Tota” Carbajal, fue el detonante para que la población leonesa se diera cuenta de que la autoridad encargada de la seguridad pública no estaba dando el ancho. Un año después, se han incrementado los homicidios, toda vez que en el mes de Mayo de este año, hubo 49 y en este mes de Junio ya se llegó a la cifra de 34 homicidios dolosos y tal vez, cuando esté escribiendo estas líneas, ya haya aumentado la estadística.
Por lo tanto concluyo que en este renglón, que es evidente que se ha carecido de sistemas estratégicos en seguridad pública, que no se cuenta con un personal capacitado en los protocolos, como primer respondiente al ser la primer autoridad con la cual el ciudadano o justiciable, como se le conoce en el argot judicial, tiene contacto.
Y contrario a esto, llega tarde o incluso no tiene el comportamiento más ético que se espera de éste, para responder a las expectativas de los leoneses, por tanto a pesar de que a León se le dotó de recursos materiales en el tema de seguridad no les alcanzó para rescatar la imagen y credibilidad que día a día ha ido perdiendo la policía municipal de nuestra ciudad y muy contrario a lo esperado, el pueblo de León ahora tiene temor y miedo a la policía.
Por consiguiente, no es lo más sano ocultar los vicios e incluso, tratarlos y hacerlos a un lado minimizando los mismos, porque la renuncia del Secretario, más que dar tranquilidad nos abre una gran gama de incógnitas, empezando con la siguiente pregunta: ¿En manos de quién se encontraba nuestra seguridad?
El homicidio de un elemento de tránsito leones, al cual se le encargó realizar un trabajo en la ciudad de Irapuato como escolta, deja mucho que desear, pero más que eso debe preocuparnos, que el ex Director en comento haya manifestado a los medios que desconocía por qué razón o quien lo había asignado, porque entonces, esto implica que se le estaba ocultando información, por lo tanto, nos deja la interrogante de que, ¿Cuántas cosas más desconocía?
Ahora bien, no podemos seguir con esta simulación de estrategia fallida, toda vez que al haber un hermetismo total y un silencio cómplice del oscurantismo que se vive en las entrañas de la corporación de seguridad pública, empieza a tambalearse y a resquebrajarse la autoridad municipal, porque con qué carácter moral, puede convocar a la sociedad para construir civilidad, si le está negando información al pueblo de León y por ende al pueblo de Guanajuato.
Urge la paz y tranquilidad pública, cierto, pero también se ocupa de transparencia y rendición de cuentas, no puede pasarse por alto que durante estos más de tres años, estuvo una persona al frente de la seguridad pública, en donde según su dicho, no sabía que es lo que estaba pasando en el mismo, pero afirmo que no podemos soslayarlo ni ignorarlo.
Los leoneses no nos merecemos vivir en la zozobra, en donde podamos ser asaltados, vejados, secuestrados o ultimados, o de que se nos traslade la responsabilidad de cuidarnos o de no salir a las calles para no ser víctimas de delitos, porque de lo contrario, los ciudadanos terminaríamos dándonos un toque de queda para que en lugar de salir a trabajar, divertirnos o a algún centro recreativo, contrataríamos autodefensas que los propios ciudadanos nombráramos, pero créanme, esa no es la solución, porque es sabido que la razón de ser del Estado es proveer dicha seguridad, que en la práctica no se está logrando, tan es así que existen funcionarios que se ven obligados a contratar su propia seguridad y los vemos con escoltas, porque ellos mismos están conscientes de que no se está cumpliendo de forma cabal, con este rubro, y si los propios funcionarios tienen miedo, ¿cómo debe sentirse el ciudadano de a pie? Y aquí seré un poco irónico, cuando decimos que vamos a una tienda de abarrotes, creo que lo decimos en serio porque las tiendas de conveniencia, tienen sus “barrotes” en la puerta para que nadie entre.
Por último, quiero hacer un exhorto a que no haya más pasarelas en donde se hable de Seguridad Pública, porque es desperdiciar tiempo y recursos, y solamente le estamos dando atole con el dedo a la ciudadanía, porque un grupo de ciudadanos se encuentra en la alfombra roja, mientras que los comerciantes, transeúntes, automovilistas y en general cualquier ciudadano, sufren todo tipo de robos, en sus casas, vehículos y pertenencias en general.
El asunto es tan grave que si no se actúa ipso facto con determinación y patriotismo, créame Sr. Alcalde López Santillana que la oportunidad de oro, que le brindó el pueblo de León cuando decidió reelegirlo, se habrá desperdiciado.