León, Gto., 26 de diciembre.- Los colores de León nacen aquí. Un espacio de 12 hectáreas al norte de la ciudad. En la comunidad Ibarrilla y antesala de una de las zonas ecológicas más importantes para la ciudad, la Sierra de Lobos. El vivero municipal se ha convertido en el sitio donde nace la simiente para las próximas generaciones.
Una sinfonía de aves nativas, un olor a flores y tierra mojada y una pequeña brisa dan la bienvenida a los visitantes. En este lugar trabaja, desde hace 22 años, Esteban Nava Trujillo cuyo trabajo “es más bien un privilegio, de aquí salen todas las flores y plantas que adornan la ciudad, los parques y los jardines”.
Aproximadamente son 10 mil árboles los que se producen al año en el vivero municipal, son destinados a la reforestación de zonas urbanas, parques, comunidades rurales, así como para la serranía de León.
Desde hace más de una década, la producción se ha centrado en especies endémicas para que tengan una mayor resistencia y, al mismo tiempo, convertir en una gran área botánica a la ciudad de León para que la ciudadanía tenga las mismas especies que ocuparon el territorio, aún antes que la misma sociedad.
“Aquí se producen árboles endémicos como árbol orquídea, conocido también como orquidiana, se producen Varitas de San Pedro, Mezquite, Huizache y Frailes, entre otros árboles. Se producen casi 10 mil árboles al año” dice Berenice Salcedo Villegas, la titular responsable del vivero.
La intención de producir árboles nativos se debe a que otras especies invasivas que fueron plantadas en la ciudad de León ha llegado a su ciclo y comenzaron a convertirse en un problema para la zona urbana.
“Hay árboles que comenzaron a levantar las banquetas, a romper los drenajes y causaron muchos problemas para la ciudadanía. Hoy lo que queremos es que la foresta esté de manera armónica en la zona urbana y, por eso, estamos produciendo árboles que no generen ese tipo de problemas”.
De hecho, dice Salcedo Villegas, hay lugares donde el único árbol que existe es el ficus y ha generado ya un problema con el medio ambiente pues, produce muérdago que, además, genera enfermedades en algunas aves que buscan descanso.
“Lo que buscamos es una reforestación adecuada, por eso se envían a las comunidades rurales, a algunos predios en la zona urbana, pero principalmente a la Sierra de Lobos que es el principal pulmón de la ciudad y el abastecedor de agua por excelencia para la ciudad” comentó la bióloga.
“EL VIVERO ES LUGAR DE VIDA”
Esteban camina por entre las camas de germinación y producción cual si fuera médico en un cunero. Habla con las plantas, las conoce, sabe su nombre y hasta su destino: “son para que la ciudad se vea más chula”.
Con su experiencia, sabe con precisión cuando es la temporada para cada flor, para cada momento que adornará a la ciudad.
“Acabamos de sembrar 4 mil 500 plantas de flor de cempasúchil durante la temporada de noviembre que es el día de muertos; para la temporada de navidad se produjeron 10 mil 500 nochebuenas, y ya se comenzaron a preparar las plantitas que vendrán en enero”.
El próximo año, los camellones y áreas verdes públicas de León estarán adornadas de pensamiento, panalillo, lobelia y otras flores que son resistentes para el último estirón de invierno “son flores muy resistentes y se adaptan muy bien a la ciudad”.
Se dice orgulloso de su trabajo “porque a la ciudadanía está acostumbrada a ver una ciudad verde, con muchos colores, por eso a veces ellos mismos reportan a la Vía Directa (teléfono 072) y van las cuadrillas de parques y jardines para reponer las plantas y, por eso, más que trabajo, este es el lugar donde me gusta estar”.
Además de los árboles, en el vivero se producen más de 20 mil plantas por mes. Tanto los árboles como las plantas han pasado por las manos de los trabajadores de este lugar, son el verde, son el color, son el olor y a veces el sabor -cuando son árboles frutales- de León.
“Para mí vivero significa vida, es lo que nos permite vivir en una ciudad agradable y fresca, espero que cuando la gente vea las plantas que están en la ciudad, sepan que llevan un pedacito de nuestro corazón, para que las cuiden, para que nos ayuden a mantenerlas vivas, porque así la ciudad va a ser un gran vivero para todos”, concluye Esteban.
LOS DATOS
El vivero tiene 23 años de vida
Su extensión es de 12 hectáreas y se ubica en Ibarrilla
La ciudadanía puede adoptar plantas
Cada año se producen 10 mil árboles endémicos y cada mes unas 20 mil plantas para parques y jardines