León, Gto.- ¿Sabías que el servicio de tranvías fue el primer transporte público urbano en León? te vamos a contar la historia. En el siglo XIX, los leoneses viajaron en tranvías que arrastrados por mulas o caballos por las calles de la ciudad, realizaban diferentes tipos de viajes.
Los tren-vía corrían a una velocidad de 15 a 20 kilómetros por hora y cuando se enfrentaban a subidas como la que se ubica en el Santuario o en el puente del Coecillo, iban a vuelta de rueda o a empujones de los viajeros.
La Compañía Limitada de Tranvías se fundó en 1880 con el accionista Ramón Alcántar, pionero del primer transporte urbano leonés, las oficinas estaban situadas en el Hotel Francés, de acuerdo a información del Archivo Histórico Municipal.
En esos años, el pueblo pedía que los tranviarios arreglaran las calles sobre todo después de la inundación de 1888. En cuanto a los accidentes no los “menudeaban”, como el que ocurrió de una niña muerta frente al templo del Auxilio de los Cristianos del Barrio de San Miguel, pues el conductor sólo dio un silbatazo y siguió adelante.
El segundo depósito de tranvías estaba en la plazuela de Las Vigas, sobre el arroyo del puerco y transportaba mercancías y cargamento de un circo.
Las primeras rutas que se abrieron fueron: de la Plaza de la Constitución a la Estación Ferroviaria, luego de la Calzada al Santuario y en 1887 surgieron nuevas rutas como la del Santuario al Barrio Arriba que pasaba por La Catedral y el Parque Manuel González (hoy Hidalgo).
Cuando surgió la Revolución el servicio de tranvías se suspendió por dos años por la escasez de mulas, después se reanudó por un ramal al Coecillo que pasaba por el puente el Barón y en 1896 hubo nuevos circuitos al Barrio Arriba y a la Calzada, el precio del pasaje era a 5 centavos.
En 1905 se rumoró que las tranvías de mulas se cambiarían por eléctricos por una compañía norteamericana y se argumentaba que el servicio era pésimo, para junio de 1907, la ruta del Santuario se suspendió por una supuesta escasez de pasaje, aunque se dice que había un boicot.
Fue para 1921 cuando el servicio se paralizó y en 1930 la compañía pasó a manos del Municipio, supliendo los caballos por motores de gasolina y luego se comenzó con la pavimentación de las calles.