El pasado 28 de mayo se aprobó en el Congreso del Estado una reforma electoral con la finalidad de adecuar nuestro marco jurídico para la próxima elección del 2021; Varias fueron las aristas de lo que se legisló, en su gran mayoría para armonizar criterios electorales con los emitidos por los tribunales electorales o bien para dar cumplimiento a alguna de sus resoluciones.
Paridad de género, criterios de asignación de representación proporcional, derechos políticos de las comunidades indígenas y hasta la definición de la no separación del cargo en elección consecutiva distrajo la atención de nuestros legisladores.
Sin embargo hubo una iniciativa presentada en forma conjunta por el PVEM Y PRD, que fue aprobada y que apuesta por ser innovadora pero bien podría resultar en una afectación a las competencias electorales, todo dependerá del liderazgo, convicción y genuina intención de competir de los candidatos a Presidente Municipal.
Las Candidaturas Simultáneas fueron aprobadas de manera unánime por todos los partidos políticos (por su puesto con el consentimiento del PAN que es la fuerza política con más votos), consiste en que el candidato a Presidente Municipal pueda (si así lo decide el Partido Político que lo postula) formar parte simultáneamente de la planilla de regidores que accederían por representación proporcional, por lo que de no lograr el triunfo podría garantizar que el aspirante a Presidente Municipal pueda formar parte del Ayuntamiento como Regidor, claro está, si logra el cociente electoral suficiente y según su posición en la lista.
Lo anterior resulta de obvia justicia electoral, muchos son los casos en donde atestiguamos que el esfuerzo y trabajo que desplego el responsable de la elección municipal termina por ser capitalizado por otras personas muchas veces desconocidas, que apenas una vez recibida su constancia de mayoría olvidan los postulados y la representación de su partido, así como la del líder del proyecto que le llevo en el lugar privilegiado de una lista de Regidores. En una primera impresión, esta reforma electoral permitirá que aquel que capto los votos de la ciudadanía de una u otra manera forme parte del cuerpo colegiado que gobierna la ciudad, nada más representativo, justo y necesario.
En su justa dimensión podemos decir que el silogismo electoral planteado por la disposición normativa es progresista y que cumple con las características que toda ley debe de cumplir siendo general, abstracta e impersonal; Es decir que no favorece a nadie en especial, que es optativa y no obligatoria al momento de postular candidatos, con ello no se viola la autodeterminación de los partidos políticos y sin embargo se avanza en una mejor representación ciudadana.
Sin embargo existen a mi juicio riesgos en tal determinación que no solo afectan a los partidos políticos que llegaran a tomar decisiones improvisadas, sino que incluso puede afectar el mismo proceso electoral y como consecuencia a nuestra democracia:
Ser candidato a Presidente Municipal significa ser el principal liderazgo de un proceso electoral en su territorio, presuponemos que a la designación que su partido realiza, le antecede solvencia moral y política entre sus militantes, que las capacidades técnicas y hasta económicas encuentran solución con su postulación, significa el reconocimiento de sus compañeros de que es el cuadro político más aventajado, mejor preparado y más posicionado para presentarse en la contienda bajo las siglas de su partido.
Si todo lo anterior se colma a cabalidad cierto estoy de que la Candidatura Simultánea será gratamente recibida por quienes le acompañaran en la odisea electoral y que incluso le exigirían hago uso de ella, porque asiste a una contienda no por la inmediatez de un beneficio personal, sino bajo el compromiso de una plataforma política que bien merece llegar al Ayuntamiento y que les representa.
¿Qué pasa cuando el candidato no reúne los requisitos anteriormente descritos?
¿Qué pasa si la candidatura es un tanto improvisada y no obedece a un leal interés de representar a su fuerza política?
Podríamos tener a “candidatos” a Presidente Municipal que a mediados de campaña socaven el esfuerzo de su corriente política e incluso la negocien en el fragor de una campaña política pues saben que estarán ocupando un asiento en el próximo cabildo a pesar de su derrota.
Es así que asegurar que el candidato que expone su reputación y trayectoria llegue como Regidor puede resultar de una justa retribución al esfuerzo político del líder de un proyecto, a una ignominiosa forma de llegar a un cabildo hipotecando las siglas y esfuerzo de sus correligionarios.
¿Cuántos “candidatos” de partidos de oposición sin oportunidad de ganar pero si de lograr regiduría veremos haciéndole el juego al candidato puntero (normalmente del partido gobernante)?
Esperemos que ninguno y es por eso que los partidos políticos deberán de ser más rigurosos en el proceso de selección de candidatos, por lo que además de adecuar sus procesos internos para despejar la nueva fórmula de postulación que permite la Ley, deberán de garantizar la leal representación de su corriente política.
Una clara señal de quien busca genuinamente gobernar su Municipio es cuando reconoce que las posiciones de las que se acompaña en la elección, deberán de promover la inclusión de todas las expresiones políticas que resultan necesarias para lograr el triunfo, pero si por el contrario se exige como garantía la candidatura simultánea, esta debería ser posible solo si acredita una valía política que trasciende los cargos, de lo contrario significará un riesgo para la democracia.