El Poder del Amor

Mariana Ene.

ACTO I. ARQUITECTO QUE DISEÑA BREVES TRAMPAS DENTRO DEL ESPACIO TIEMPO

Cuando ella era niña la llevaron al patio de atrás de la mano izquierda de su abuelo quien gritaba algunas palabras altisonantes para que le dejasen en paz. A veces el problema es recordar.

Anteriormente a su madre también la seguían a cuestas las bromas de otros mundos, un día le desacomodaron las piezas de un ajedrez en la oficina… era más sencillo admitir que había fechorías de otros planos a que no era apreciada como tal, porque cuando se tiene la capacidad de abrir portales sobre planos y realizar el viaje astral sin tener que estar dormido o despierto confluyen las realidades más mortales como eternas para continuar.

Le decían:

-Mira, pon estas monedas debajo de la lengua y podrás hablar con los muertos.

Una noche miraron al tío convertirse en un ser del más allá. Se sabe que cuando huele azufre, todo se vuelve virtual. La pantalla tridimensional que nos posee diluye formas espectrales percutidas y esenciales. Pero así no llega o se va algo.

Si dejamos de escribir por momentos, podemos apreciar que hay una avería creada con el propósito de no continuar y ese es el sabotaje más famoso por el que hemos pasado y al que se pertenece.

ACTO II. TRAJO PARA MÍ, UNA ALFOMBRA DE ECUACIONES DIMINUTAS QUE ME GUIARON HACÍA TI

Pueden robar muchas veces tus frases, cambiar de posición tus objetos y desvalorizar al hecho que llevas dentro, pero hasta no poder ver no creen.

Eso veía yo como objeto de estudio hace tantos años; es por ello que cuando me decidí a darle rienda antropológica a esto, elegí el método contrario: creerles a todos y no dudar de sus mentiras incluso cuando sabía que eran malas.

ACTO III. TAN DE PRISA ES, TAN DESPACIO COMIENZO A ENTENDER

Cuando llevas al sujeto hasta lo más hondo de sí, puedes observar que no sirve para algo más que ir al sótano siguiente de su fracaso personalizado y añadir un escalón novedoso y muy ruidoso en ocasiones, pero sigue siendo fracaso lo que encontrarás. Si poco a poco terminas de evolucionar ante la involución se obtiene una respuesta trigonométrica muy base y disfrutable, pero máximo entre 3.

 ACTO IV. LE PERCIBO AQUÍ, EXPECTANTE SÓLO PUEDO VER QUE

Ya se han escuchado susurros mientras lees. Dicen tu nombre y el mío. Ya han pasado etapas en donde no quiero ver, pero siempre terminan juntos de nuevo y esas cadenas generacionales eran las que me impedían antes romper ciclos, hoy son como beber un sorbo de agua: una necesidad.

ACTO V. ES UN PRÍNCIPE QUE MIRA LA LUNA EN EL MAR

El magnetismo de un piano imantado que se coordina con uno mismo, que te escucha y resuena del otro extremo del planeta es maravilloso, pero antes para no sentirse asediado por un bufón, (como Manuel García), ¡AVÍSENLE!

Igual que si cocinas con azúcar el spaghetti también queda bien… No flamees en ambientes fríos y sin ventilación; eso se hará un humaderón. Si nada te está yendo perfecto y estás a punto de vivir un abandono, escribe en la ventana la siguiente frase: “EL PODER DEL AMOR”.

Evita pensar que esto se lo ha escrito a ellos, es que cuando pensé habérmela topado hasta allá en donde decía “SIN MIEDO” no supe cómo reaccionar… Era obvio que no sería ella. Pero es la única que se le llegó a parecer… Ya saben, por aparentar. Ella se veía bien.