Con la reciente información que se ha dado a conocer por parte del INEGI y de otras instancias se observa en el horizonte un nubarrón económico que no nos deja tranquilos en el corto plazo y que le exige al gobierno federal ofrecer alternativas.
En medio de tantos asuntos no podemos dejar pasar de largo esta situación económica que afecta directamente a millones de familias mexicanas.
INFLACIÓN
Por principio de cuentas, está la inflación que de acuerdo con el INEGI volvió a crecer y se ubica en 8.16% anual. El índice de precios subyacente aumentó anualmente 7.56% y el no subyacente subió 9.96% a tasa anual. El mayor incremento de precios se registró en frutas y verduras y pecuarios.
Esta situación nos lleva a evaluar el Plan Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) que implementó el gobierno federal junto con la iniciativa privada hace aproximadamente dos meses precisamente para contener la inflación.
Al mismo tiempo, nos conduce a revisar la política monetaria de Banxico que en consonancia con otros Bancos centrales han aumentado las tasas de interés sin llegar a tener todavía el efecto deseado.
El presidente ha declarado sobre la problemática que la inflación terminará cediendo a finales del mes de noviembre, pero analistas económicos como Arturo Damm consideran que esta declaración está más basada en el voluntarismo.
IGAE
Posteriormente el INEGI informó sobre el Indicador Global de Actividad Económica (IGAE) que mostró una contracción de 0.2% a tasa mensual durante los meses de abril y mayo. Mostrando que la recuperación económica se debilita para los próximos meses.
Economistas explican que la economía mexicana se debilita por el impacto de la inflación, el aumento de las tasas de interés y la desaceleración económica en Estados Unidos.
Normalmente estos indicadores no son retomados por el presidente y menos si se refieren al crecimiento del PIB del que ya muy poco habla; sin embargo, su círculo más cercano de colaboradores en materia económica debe seguir con preocupación la situación porque la debilidad de la economía mexicana implicaría menor generación de empleos y de recaudación fiscal.
ENTORNO INTERNACIONAL
Como parte de este mismo escenario se revisa lo que sucede en otros países y la información reciente habla de una posible recesión global y obviamente, con repercusiones significativas para nuestro país.
Dicha recesión se debería a que los bancos centrales están subiendo sus tasas de interés y aplicando políticas monetarias de contracción de la oferta, como lo señala Ernesto O´Farrill, presidente de Bursamétrica.
En estos momentos, los análisis se centran en la magnitud de la recesión, pero como sucede en los pronósticos lo que prevalece es la incertidumbre. En ese sentido, no sería extraño que los inversionistas pudieran asumir una conducta cautelosa y confirmar la recesión.
LA RESPONSABILIDAD DEL GOBIERNO FEDERAL
En este contexto, sería deseable que el gobierno federal nos ofreciera su análisis de la situación y anuncie las acciones que tomará al respecto para anticiparse a tiempo a los posibles efectos.
Sabemos de antemano, que el tema económico no es el que domina el presidente, a pesar de haber escrito su libro de Economía Moral, sino es más bien el tema político en donde se desenvuelve con naturalidad. Por esa razón, ante el nubarrón económico es normal que el presidente enfatice la disputa política.
A pesar de lo anterior, el presidente y su gobierno tienen una especial sensibilidad a los temas económicos que tienen que ver con la inflación, el aumento de los combustibles, la devaluación o deuda pública que hace recordar a la población las famosas crisis sexenales. En ese sentido, es más que extraño que no tome las medidas pertinentes para afrontar un 2023 muy complicado en materia económica.
Lo que esperaríamos sería crecimiento económico, generación de empleo y una inflación controlada, pero para eso hay que trabajar para establecer las condiciones que lo propicien. No vienen por discursos ni por decretos.