El Comunicólogo, en riesgo

Medios de comunicación, una manera diferente en las aulas que en la calle

Los jóvenes al llegar a la preparatoria tienen la oportunidad de decidir o inclinarse por una carrera profesional, algunos estudian medicina, ingeniería, leyes, mecatrónica o comunicación. Concentrémonos en esta última, todo estos, con planes y proyectos de superación personal y claro, remuneración económica, pero nunca imaginan que la profesión de comunicación implique jugarse la propia vida día con día.

Los comunicólogos y periodistas están acompañados de un riesgo fatal, luego entonces, si cumplen a cabalidad con dar la información al pueblo de Guanajuato o de cualquier rincón de México, estos vivirán con la zozobra de ser víctimas de agresiones que pueden implicar su propia muerte. 

La anterior afirmación ha sido tema de diferentes medios de organizaciones, por ejemplo, el informador Mx y la revista Proceso han coincidido que México es líder en periodistas asesinados. De enero a agosto ocurrieron 3 asesinatos de comunicadores a nivel nacional.

 La Federación Internacional de Periodistas declara que resulta indispensable la corrección efectiva e inmediata de los mecanismos de protección y seguridad ya existentes porque al menos, desde hace dos años México encabeza la lista incluyendo los lugares donde hay conflictos armados como puede ser Siria, Líbano, Pakistán y es puntual al hacer la referencia en que en los homicidios en guerra pierden la vida por fuego cruzado, mientras que en México son ellos el objetivo, hasta aquí me sumo a estos comentarios de estos medios.

Por otro lado, la CNDH declara que entre 2000-2019 han sucedido 152 homicidios de comunicadores hasta el 2 de agosto de 2019, igual que lo informó el periódico Universal de México. 

Esta próxima semana pasada, el día 20 de agosto, la periodista michoacana, Mipzi Torres, denunció por las redes haber sido objeto de maltrato físico por policías de esa entidad, presentando su denuncia pública y judicial.

En cadena nacional vimos como un hombre atacó brutalmente con alevosía, premeditación y ventaja a un comunicador de ADN-40 Manuel Jiménez en la ciudad de México, que le implicó una operación fractura de tabique nasal cuádruple, un ataque vil y cobarde, así podemos describir este atentado contra dicho comunicador, cuando solamente hacía su trabajo en una manifestación pública de las mujeres feministas. El nombre de este agresor no lo daré porque no voy a dar cuenta y publicidad a este tipo de personas, solamente lo llamaremos por su alías, “el chupas”, no podemos magnificar a este tipo de personas.

En otras columnas, me he solidarizado con el ataque que sufrió la comunicóloga de uno de los periódicos más prestigiados de León, Gto., Karla Silva, quien fue agredida por políticos de esa localidad por hacer su trabajo, de informar a los guanajuatenses los hechos y acontecimientos que estaban sucediendo en esta ciudad. Tampoco diré que se le imputó responsabilidad al presidente municipal como autor intelectual mientras que al autor material también se le procesó.

Podría ahondar y seguir utilizando tinta para dar más datos, pero creo que por esta ocasión ha quedado claro que los periodistas tienen el derecho de informar para que así la opinión pública tenga una información veraz y efectiva. Basta de censurar a todos aquellos profesionales que su pluma sea un instrumento de terrorismos.

El Estado debe ser garante de la libertad de expresión, porque si no se permite el discernir e informar aquellos acontecimientos por más horribles que parezcan, no podremos vivir en un estado sin derecho. Me solidarizo, en lo particular, con todas estas personas y familias que han perdido la vida en el ejercicio de esta noble profesión como lo es la comunicación. Solamente así podremos ser libres pensadores, “la verdad nos hará libres.”                                                                            

Mi conclusión es que no dejemos morir el libre desarrollo del pensamiento, que sea este instrumento un medio para exhortarlos a que una forma de apoyar al periodismo, es comprar los rotativos que circulan en sus lugares de origen, el de su preferencia, el que consideren más serio pero inviertan. Porque los comunicólogos también tienen derecho a tener una forma digna de hacer su modus vivendi el deber de informar, analizar y sobre todo de dar a conocer las noticias en su máxima expresión.