El activismo cultural de los No lectores en la FeNaL 34

Juancarlos Porras y Manrique, promotor cultural, escritor, poeta, cronista de la ciudad y columnista Platino.

Por estos días de ferias del libro en el Bajío, ayer en Irapuato, ahora en León y de manera próxima en Silao de la Victoria, conviene reflexionar desde la Agencia Especial del Espíritu, es decir, desde la literatura qué significa para una ciudad promover el libro y fomentar la lectura como política pública y no como un simple evento, de activismo, que llegó, para entretener a la población.

En el caso de la Feria del Libro de León que respalda el Ayuntamiento leonés que preside por este tiempo aciago la segunda alcaldesa de la ciudad autodenominada Ale Gutiérrez no es más que la suma de números, en días, casas y sellos editoriales, más locales y actividades que en sus primeras ediciones y una programación, dicen ellos, cada vez más completa.

Refieren que hay muchas, muchas charlas en las cuatro salas alternas dispuestas en el recinto ferial y otros foros donde los tiempos muertos, o sea, momentos donde las sillas vacías esperan al posible lector para ejercer estos la cachitis, esa rara enfermedad que padecen los escritores en general por pasar tanto tiempo sentados, pero en la práctica real las salas, en momentos clave de la feria, están desocupadas.

Pero la novedad del anuncio de la FeNaL 34 no para ahí en la numeralia, sino que cae en el mero o, mejor dicho, en el vacuo discurso de los no lectores, esos seres que semejan zombis pero que, en realidad son los mediocres de costumbre, porque suman al discurso político del momento cuando afirman que en León “siempre hay cultura” aludiendo al humanismo, a la reflexión sin saber de qué van estos conceptos.

Un garbanzo de a libra nos da el ejemplo de lo citado. Afirmó la autoproclamada Ale Gutiérrez para unos, pero para los ciudadanos leoneses la C. Alejandra Gutiérrez Campos presidente municipal que, quien ostenta ahora el Reconocimiento “Compromiso con las letras”:

ha sido un ejemplo a seguir en materia cultural, sobre todo por el legado que nos está dejando a la gente de León y del estado, porque ha escrito la historia, porque ha recibido hasta premios en el tema de poesía, porque ha generado historia en escribir y plasmar la historia de la ciudad. 

La sola cantinflesca frase de “ha recibido hasta premios en el tema de poesía” atenta no solo contra la cadena de valor de libro sino contra la enfermedad incurable y pegadiza como es la poesía, según don Miguel de Cervantes Saavedra, pero aún más la lleva al encumbrado activismo cultural tan simple y vago como es el couching literario o la literatura light o del sobaco. Es decir, no tiene una idea clara que la poesía no es tema, sino que tiene continente y contenido o para que mejor entienda fondo y forma y si no, lo decimos más claro: ritmo y rima. Que también no ejerce el ahora reconocido personaje a seguir como ejemplo según la presidente municipal.

Pero, cómo pedirle peras al olmo. Porque la política de la grandeza no es burdo activismo efímero donde refulgen las pasiones que enraízan refranes, a la manera de Sancho Panza, quien fue, en efecto gobernador, pero se dio cuenta un día de no haberse cortado las uñas. O sea, de no haber hecho caso de los sabios consejos que le dio su señor don Quijote. Así el mundo de los no lectores en esta Feria del Libro de León que sueñan con gobernar la ínsula Barataria.