Disciplinar o no disciplinar

Psic. Juan José Alvarado
Psic. Juan José Alvarado

“Que cada uno haga lo que quiera, para no obstaculizar el libre desarrollo de las personas y el propio, así como el de los infantes y los adolescentes” “Que no se atente contra nuestras libertades y en contra de nuestros derechos humanos”

Cada día es más frecuente el escuchar esto y generalmente se ganan los amparos cuando una institución educativa o familiar pretende disciplinar a sus integrantes, llámense alumnos, alumnas, hijas o hijos.

Acaso tendría razón Althusser con eso de los “Aparatos ideológicos del estado”, mediante los cuales se “mete en cintura a los ciudadanos”. Mismos que él llamó: la familia, la iglesia, la escuela, los medios de comunicación y el ejército: “Te disciplinas o te disciplinas”.

¿Hasta dónde se les enseña normas, principios, reglas a los niños y a los adolescentes? ¿Hasta dónde para que no se les vulneren sus derechos humanos?

Todos los grupos sociales, desde que el humano empezó a agruparse, hace más de 12,000 mil amos, tuvo la necesidad de poner reglas y de trasmitirlas a todos y más a los nuevos integrantes, para el desarrollo de dicha comunidad. Cierto que todas las culturas han fijado y acotado la dinámica de la sociedad.

El Sujeto, integrante de tal o cual sociedad, interioriza las normas sociales de dicho grupo, así y sólo así se logra cierta armonía, pero resulta muy difícil saber y anotar cuales de tantas y tantas normas son esenciales y cuales dañan el libre desarrollo de las personas.

Siempre será el dilema ¿Qué es más importante, el Sujeto o la sociedad? Pues el Sujeto es moldeado por la sociedad y a la vez este moldea a la sociedad.

Hay muchas cosas con las que fuimos educados y ahora ya no aplican en estos tiempos modernos, pero sin lugar a duda, hay muchas normas que se han mantenido y seguramente muchos dirán que hay principios que deben de permanecer (Liberales y conservadores).

Resulta difícil decir cuáles son las buenas y cuáles con las malas normas, pues la línea de lo correcto y lo incorrecto para nuestra sociedad, es, en ocasiones, muy sutil. Lo cierto, es que vivimos unos tiempos en que todo está tan revuelto que los niños y los jóvenes se confunden. No saben él como deben de actuar y no distinguen lo que realmente espera la sociedad de ellos.

Al parecer somo un velero sin rumbo, pues ya ni los adultos sabemos que es realmente lo que deben de interiorizar para un sano psicodesarrollo. Pues o defendemos los derechos o mejoramos el respeto social.