Dicha y palabra

“Me gusta quien elige con cuidado las palabras que no dice.”

Alda Merini

 

“Nuestros refugios frente al mundo: libros, el mar, y la soledad.

Virginia Woolf

 

“El deseo es el creador más frecuente de sueños.”

Sigmund Freud

 

“Después de todo, la muerte es solo un síntoma de que hubo vida.”

Mario Benedetti

 

“Si uno no se toma el tiempo para mirar, nunca logrará ver nada.”

      Paul Auster

 

“No sé si cada vez estoy más sola o si estoy aprendiendo a elegir mejor a quienes se quedan en mi vida.”

         Elena Poe

 

La tragedia, el dolor, el sufrimiento y el drama nos cruza indefectiblemente. Lo humano nos lleva por senderos que retratan todo lo que nos afecta con signos de daño, de pena y congoja.  La contraparte, la felicidad, la buena fortuna, el placer  y la dicha son huidizas, se esconden, son fugaces, no se dejan retratar, se quedan a veces como vagos recuerdos inalcanzables las más de las veces, pero,  no por eso dejan ser la sal de la tierra, no dejan de ser los momentos aun por efímeros que nos permiten tejer sueños, proyectos, compromisos, ideales y causas por las que se vive y se muere.

De las enseñanzas de Confucio rescato esta: “Tenemos dos vidas: la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una”. Hoy vivimos más años los seres humanos, pero ¿Realmente vivimos? La forma en que se presenta nuestra existencia esta acotada al contexto material de la vida y las circunstancias que la rodea para cada uno.  El margen de poder decidir qué hacer, a dónde ir, con quién estar, cómo desarrollar nuestras capacidades y nuestra creatividad, cómo ejercer nuestra voluntad y la libertad que conlleva, está dentro de un todo ominoso, y omnipresente que nos limita y nos somete sin ningún escrúpulo.

No podemos vivir en un mundo que es interpretado para nosotros por otras personas. Un mundo interpretado no es una esperanza. Parte de nuestro miedo es recuperar nuestra propia habilidad para escuchar. Para usar nuestra propia voz. Para ver nuestra propia luz.”  Hildegarda de Bingen Invita como arenga para dar espacio a la rebeldía y la libertad y con ello a tener la posibilidad desde “la palabra dicha”, esa que se dice.  La palabra “dicha” es sinónimo de felicidad, placer, júbilo y alegría, la “dicha” nos lleva a volver a ponernos en la condición humana para acceder a la consciencia de sí mismos, es también lo dicho el poder decir lo que se siente y lo que se piensa, Atahualpa Yupanqui cantó:

“Le tengo rabia al silencio

Por todo lo que perdí

Que no se quede callado

Quien quiera vivir feliz”

Lo dicho es dicho por alguien” escribió Humberto Maturana para dejar por sentado que es desde el otro el que hablamos. Nada es neutro, todo lo que decimos está dentro del juego de lo simbólico, pero también de lo real.  La escucha, es la otra parte del decir, lo que implica estar en disposición de entender la mirada del otro, la palabra dicha es la subjetividad misma y es el terreno en donde hace de las suyas la percepción, la representación, los conceptos, la experiencia, los juicios de valor y también de los prejuicios.

El lugar en donde todo idealmente es posible, dentro de la imposibilidad de nombrar lo inefable, es la palabra dicha, es eso que se dice, eso que rompe el silencio, devela el secreto,  exorciza la culpa, enfrenta la vergüenza, enfrenta al miedo, escapa de la soledad, huye del vacío, resuelve la tristeza, asume la ira, reconoce la maldad, pero también, la palabra dicha es el camino para expresar el deseo, para ofrecer la caricia, para dar la ternura, para hacer sentir el cariño, para tejer la esperanza y los sueños, para crear y dar amor.

La palabra dicha, es el vehículo para poder tejer zonas de interpretación propias, es una intersubjetividad en acción que nos hace humanos. La palabra es la posibilidad de aceptar la complejidad y la “incompletud” de los seres humanos. Hay un programa de televisión, ya de muchos años, en el canal 22 que lleva por nombre “La dichosa palabra”, sugerente nombre con el que se aborda lo dicho, lo escrito, la historia de las palabras, la trama de las ideas, deconstrucción de los conceptos, la lectura de la poesía, de la filología de las palabras, la hermeneútica y la exégesis de los textos, es decir, de la palabra dicha, espacio cultural que ha sobrevivido inexplicablemente y que es un buen ejemplo de lo que es el valor de la palabra dicha y lo dichosa que es si se comparte.

La dicha es alegría, y es gozo. La dicha es sentir la vida buena. La dicha es la bondad expresada en los abrazos, en los besos, en las manos que se entrelazan con otra persona, es la sonrisa reciproca. La dicha es la piel que se deja tocar por otra piel, es el cuerpo puesto como lugar para ser y estar, es placer y cansancios mutuos, son sentimientos y emociones expresadas, la felicidad es una dicha que se nombra y que puede adquirir un lenguaje para decir que lo dichoso que somos de vez en vez, de tanto en tanto e inesperadamente.

La palabra dicha es la construcción de la dicha. Comparto tres textos breves que hacen que la palabra dicha nos diga algo, eso que esta dicho por alguien, y que también, espero nos lleve por senderos únicos para cada quien a experimentar la dicha y a ser lo más felices que se pueda en un mundo que exalta, promueve y crea dolor y tragedia, desde la crueldad de anteponer sus intereses de poder y de la ganancia sobre las necesidades básicas de las personas.

No dudes

Si de pronto, inesperadamente, sientes alegría, no dudes.

Entrégate a ella.

Hay muchas vidas y pueblos enteros destruidos, o a punto de serlo.

No somos sabios, y pocas veces somos bondadosos.

Igual, la vida tiene aún algunas posibilidades.

Quizás esta sea su forma de luchar,

que algunas veces pase algo mejor que todas las riquezas y que todo el poder en el mundo.

Puede ser cualquier cosa,

pero seguramente lo notarás en el instante en el que el amor comienza.

Al menos, es lo más habitual.

De todos modos, no temas a su abundancia.

La alegría no está hecha para ser una migaja.

Mary Oliver

Me permito esperar

que el mundo salga de sus problemas actuales,

que un día aprenda a dar la dirección de sus asuntos,

no a crueles estafadores y sinvergüenzas,

sino a hombres poseídos de sabiduría y valor.

Veo ante mí una visión resplandeciente:

un mundo donde nadie tiene hambre,

donde pocos están enfermos,

donde el trabajo es agradable y no excesivo,

donde los sentimientos amables son comunes,

y donde las mentes liberadas del miedo

crean deleite para los ojos, los oídos y el corazón.

No digas que esto es imposible. No es imposible.

No digo que se pueda hacer mañana,

pero sí digo que se podría hacer dentro de mil años,

sí tan solo los hombres inclinaran sus mentes

hacia el logro de la clase de felicidad

que debería ser distintiva del hombre.

Bertrand Russell

“Me siento a un lado del fuego y reflexiono en todo lo que he visto,

las praderas con flores y las mariposas en los veranos que han pasado;

Las hojas amarillas y las telarañas en los otoños que existieron,

con la neblina matutina y el sol plateado y el viento sobre mi cabello.

Me siento a un lado del fuego y reflexiono en cómo el mundo será

cuando el invierno llegue sin una primavera que jamás admiraré.

Todavía hay tantas cosas que nunca he visto:

en cada bosque, en cada primavera, yace un verde distinto.

Me siento a un lado del fuego y reflexiono en la gente del pasado,

y en la gente que verá un mundo que jamás conoceré.

Pero, todo el tiempo, me siento y reflexiono en las épocas pasadas,

escucho los pies y las voces que regresan a la puerta”.

R. R. Tolkien