Dicen saber de todo

Juan José Alvarado, columnista en Platino News

Soy un defensor de la libertad de expresión, pero también soy un defensor de la verdad, de la opinión fundada, de la no mentira, pues muchos, ahora con la internet y las múltiples redes sociales se limitan a repetir compulsivamente las mentiras que otros publican y claro, las toman como verdades propias.

Infinidad de veces, escuché discutir a dos amigos de fut-bol, e infinidad de veces uno decía: “¿conoces el reglamento de la FIFA? A lo que invariablemente, a lo largo de los años mi otro amigo contestaba negativamente.

Pero las discusiones se dieron por meses y por años, así como se dan las pláticas y alegatos en las charlas de café, en donde se opina de todo, sin mayor sustento académico, científico, sin que a la mayoría le consten los hechos, sin que a la mayoría haya investigado o sea el área de su especialidad.

Desde el primer designado para los libros de texto, hace 60 años, se le denostó con el estigma de rojillo. Siempre se dijo que los libros eran para adoctrinar. Pero el grueso de las personas que opinan, a favor o en contra, jamás han tenido un libro de texto en sus manos para analizarlo.

Supina ignorancia. Todas las culturas de todos los tiempos han instaurado la educación para hacer que los ciudadanos incorporen lo que el grupo dominante considera adecuado para dicha sociedad.

Lo hicieron los griegos, los romanos, los incas, los egipcios, etcétera. Aun el Emilio de Rousseau es otra muestra de lo que afirmo. La Biblia adoctrina, el Corán adoctrina, la Tora adoctrina, pero el grueso de la población que opina no ha leído en su totalidad la Biblia, el Corán o la Tora, o el reglamento de la FIFA, o el plan de estudios. Escudados, atrincherados o escondidos tras la libertad de expresión, opinan desde su ignorancia.

El deseo absurdo es que intervenga toda la sociedad, los padres de familia, los maestros, los profesionistas, los especialistas. Pero que alguien me explique que puede opinar el grueso de la población que tiene una escasa preparación de primaria y muchos de ese grupo (y de otros que se dicen preparados) no entiende lo que lee, vamos, no entienden que no entienden.

Como decían mis maestros, no pueden juntar a quienes confunden la gimnasia con la magnesia. Pero opinen, nadie les pone una mordaza, aunque hay muchos que la piden a gritos, bueno, que la necesitan, para dejar esta dictadura de los ignorantes, que dicen saber de todo.