De un momento a otro te conviertes en una buscadora o buscador de un ser amado que en un cerrar de ojos fue arrebatado de tu vida…es la voz de una de las más de 5000 mujeres que en Guanajuato buscan a un familiar, no importa su nombre ella es la voz de muchas, es la historia de miles de mujeres. Madres, esposas, hermanas, hijas, amigas, todas buscan, se acompañan, se acuerpan, se conflictúan, se agotan, desfallecen, y también, viven para buscar, hasta encontrar.
En Guanajuato la búsqueda de una persona en vida no se realiza de manera inmediata, los procesos de investigación son demasiados lentos y burocráticos, para obtener una sábana de llamadas tienes que esperar hasta 15 días o una colaboración con otro Estado hasta medio año, o en algunos casos no se solicitan. Muchas evidencias como son las videograbaciones o testimonios se pierden por esperar demasiado en recopilarlos.
Primero se investiga al desaparecido, después a la familia y por último se les busca. Sí quieres encontrar a tu ser querido tienes que ser tú quien los busque, tienes que ser tú quien recopile toda la investigación y tienes que ser tú quien exija la verdad, justicia y memoria.
Cuando te encuentras solo en esta búsqueda sientes que el mundo se te viene abajo, porque las autoridades no dan las respuestas que esperamos, a nuestro desaparecido lo criminalizan y estigmatizan, lo hacen responsable de su desaparición. Sufrimos de maltrato por las autoridades y la sociedad muchas personas suelen ser crueles con los comentarios, por lo que llevar este proceso solo suele ser más difícil.
Apenas el pasado sábado miles de ellas, las buscadoras, salieron a las calles de los casi 46 municipios para visibilizar sus presencias en el día internacional de las víctimas de desaparición forzada, personas que fueron privadas de su libertad y de la cual no se sabe donde están ni que les ocurrió. Un ejercicio conmemorativo y de memoria que llenó plazas principales, como la de Irapuato, de nombres, pancartas, veladoras y consignas: ¡La memoria tiene rostro!¡Prohibido olvidar y dejar de buscar hasta no encontrarles! ¡No te rindas te sigo buscando! ¿Así nada más desparecen las personas? ¿Dónde están?
Las buscadoras sacamos una fuerza incomparable cuando se trata de buscar a nuestros desaparecidos, nos enfrentamos a situaciones que impactan día con día: la primera; el día que desaparecen a tu ser amado, después la lucha que confrontas ante las autoridades y grupos delictivos por llevar a cabo las búsquedas, dentro de las búsquedas fosas clandestinas con cuerpos en descomposición esperando o no sea tu ser amado. Todo lo anterior conlleva a un desgaste físico y emocional que se va acumulando con el paso del tiempo, lo cual va ocasionando enfermedades como es la diabetes, hipertensión, depresión, hasta cáncer. Existe una frase que dice “Sí no lo busco yo, quién lo hará “, y te llega hasta los huesos porque duele que sea verdad.
Este año ella no participó de marchas, no salió a las calles, no gritó ese sábado por la tarde, al menos no lo hizo en la plaza a la que no dejó asistir años anteriores. No lo hizo porque hace algunos meses decidió hacer una pausa, solo una pausa. La detuvieron y se detuvo. Guanajuato es un territorio hostil para buscar a personas desaparecidas. Recibió amenazas, no una, no dos, no tres. Parará unos meses, sabe que para continuar buscando a su hermano debe estar viva. Ser valiente, no es atraviesa por retar a quienes ejercen más poder que las propias autoridades. Este tiempo también lo entiende como una posibilidad de recuperar (se) un poco de estos años de imparable búsqueda, con todo lo que ello implica.
Cuando desaparecieron a mi ser amado no comprendía por qué nos había sucedido esto a nosotros, porque a él, pensaba “no somos personas malas que merezcamos esto”, tenía un coraje con la vida, me molestaba la felicidad de los demás, mantenía una tristeza profunda que nada me hacía salir de ahí. Pero un día me di cuenta de que no era la única que se encontraba en esta situación, que había más personas que ocupaban mi ayuda, acompañamiento en esta búsqueda, me fortalecí con ellas, me di cuenta de que soy una persona valiente, determinada, empática, comprometida, resiliente, y dentro de esta búsqueda me encontré.
El próximo mes de octubre ella cumplirá cuatro años de buscar a su hermano, es una herida profunda que nunca cierra en el pasar de los años; significa dolor constante, incertidumbre, angustia, desesperación, miedo, un sin fin de emociones que jamás imaginaste que podías sentirlas al mismo tiempo. Cuatro años que contienen múltiples relatos, meses, días y horas que cobran facturas en la salud, en el ánimo, en las relaciones humanas, en la sobrevivencia, como si se despareciera gradualmente con quien se busca.
En una situación de desaparición las familias tenemos de 2 opciones, unirnos o separarnos. En mi familia siempre hemos sido unidos, pero la desaparición de nuestro ser amado nos fortaleció para llevar a cabo su búsqueda, es cierto que cada quien lleva su proceso de duelo diferente, hay quienes lo expresamos y quienes no lo hacemos, quienes necesitamos apoyo profesional, quienes necesitamos un empujoncito con medicamentos u otros simplemente caemos una depresión profunda de la cual no ves la salida, quien quiere buscar y quien no lo desea y es ahí cuando aprendes a respetar el sentir de cada persona, lo que hace crecer el amor que nos tenemos como familia.
Una búsqueda familiar, individual y colectiva. En el caso de Guanajuato el número de colectivos de búsqueda, de madres buscadoras, de personas de sociedad civil participando en estos espacios de exigencia han aumentado en los últimos años, amas de casa, profesionistas, estudiantes, académicos, éstos últimos salen de aulas para hacerse presentes y aportar desde sus saberes. No es fortuito, las historias antes lejanas ahora están en nuestros entornos inmediatos, no es ficción, la realidad nos superó, nos atraviesa a todas y todos.
En el camino de esta lucha por encontrarle, me ha tocado la fortuna de conocer personas maravillosas, personas que tienen un familiar desaparecido y quienes no lo tienen, y que simplemente lo hacen porque tienen un corazón enorme que brinda acompañamiento a aquellos que más lo necesitamos, de ellos he aprendido que la esperanza nace de la fe, que sin esperanza navegamos en un mundo incierto y sombrío, que en este mundo todavía hay personas buenas, por lo que día a día me levanto esperando que esa puerta se abra y lo pueda abrazar otra vez.
El modus operandi que explica la desaparición de su hermano, no es exclusiva de él, a muchas personas las desaparecen porque pueden hacerlo, como a él. Ella nombra con dolor y miedo, teme por el resto de los familiares, no deben nada, pero hoy sabe que no requieres deber para ser sujeta de desaparición, es un delito que alcanza a todos. Inseguridad, violencia, impunidad, precariedad, corrupciones variables que se han gestado en el territorio nacional y estatal. Desaparecer el verbo con el que familias explican a las infancias las ausencias.
Antes de la desaparición de mi ser amado solía tener una vida plena, me encontraba contenta esperando mi primer hijo, en mi trabajo iba creciendo profesional y personalmente, cada día llegaban más proyectos nuevos, trabajaba todo el día de lunes a viernes, y los sábados y domingos mi esposo y yo solíamos salir a disfrutar. Con mi ser amado era con el que más compartía, nos gustaba salir de viaje o hacer carnes asadas. Cuando lo desaparecen mi vida da un giro de 180°, ese día presentí algo por lo que no pude dormir en toda la noche, por la mañana me entero de que no llegó a dormir y su teléfono estaba apagado. No pude celebrar como a mí me hubiera gustado la llegada de mi hijo, desde entonces festejar una fecha importante se ha vuelto dolorosa, mi trabajo por el que tanto luché lo hice a un lado, no he regresado a los lugares que comúnmente visitaba con él. En estos momentos estoy tratando de retomar mi vida junto a mi familia, trato de visitar a mis papás y hermanos todos los días, porque no sé cuándo sea el último día que los vuelva a ver.
Cuando su hermano desapareció, como si esto fuera posible en la acepción de la palabra, él tenía 28 años cumplidos. Ella nombra en vida, en esperanza y posibilidad, a finales de este mes mi hermano va cumplir 32 años.