Cuando hablamos de derechos humanos la misión principal es proteger al individuo frente a los abusos del Estado. No importa lo bueno o malo que sea el individuo ni lo bueno o malo que sea el Estado, una premisa fundamental es que nunca se use la fuerza arbitraria y discrecional del Estado en contra de un individuo.
En un país donde cada 14 horas un periodista sufre una agresión, en donde han asesinado 6 periodistas en lo que va del año, es inverosímil que desde el púlpito presidencial se hagan señalamientos de odio y descrédito directo a personas físicas en forma específica por el hecho de ejercer el periodismo y dar a conocer datos que le son terriblemente incómodos al presidente.
No se trata de defender al periodista Carlos Loret de Mola y atacar al presidente Andrés Manuel López Obrador, se trata de defender a un ciudadano frente al poder del Estado Mexicano.
Carlos Loret, Carmen Aristegui, Brozo, más los que se acumulen esta semana, el periodismo crítico incomoda al presidente, ellos ya se la saben, el sexenio anterior vimos la furiosa persecución de Peña Nieto contra Aristegui por revelar la casa blanca. Estuvimos todos indignados por la forma en que su usó el poder para vengarse de su excelente reportaje.
La discusión no debe centrarse en si Loret es bueno o malo, tampoco en si los datos que el presidente reveló en la mañanera son verdaderos o falsos, menos en si gana mucho, etc.; esos son temas alternos que distraen del punto medular. Lo importante es notar la gravedad consistente en que el presidente representa al Estado Mexicano, la mañanera es un espacio público, por lo que la exhibición de los datos es un acto de violencia ejercido por el Estado Mexicano en contra un ciudadano. Con esta acción se vulneraron muchas leyes, incluso la Constitución Mexicana pero lo primero que se atacó fueron los derechos humanos.
Y no, no se trata de un derecho de réplica, la réplica consiste en aclarar información falsa, o precisar errores en la información, lo que se hizo fue agredir a una persona, violentar sus derechos, usar el aparato del Estado para intimidar e incluso amenazar, no se replicó nada, no se plantearon argumentos de defensa, solo se dejó claro como se puede utilizar el poder público en contra de quien exhiba datos incómodos.
Han sido muchos años en México de lucha por defender los derechos humanos, mucho esfuerzo social para cambiar incluso los conceptos constitucionales buscando la protección de la persona sobre cualquier otro tema, se ha luchado mucho para limitar que el Estado no atropelle ciudadanos. No podemos dar ni un paso para atrás, los derechos humanos deben ser siempre prioritarios en nuestro pensamiento.
México es mucho más que esto, los mexicanos que creemos en respetar la ley somos más, los mexicanos que creemos en que el Estado nunca debe vulnerar los derechos humanos sin excepción alguna somos la mayoría, si normalizamos este tipo de conductas habremos perdido la lucha por tener un mejor país. Todos, tenemos que defender los derechos humanos, sin importar ni el color del partido ni el color de la casa.
