Democracia

Katya Morales Prado
Katya Morales Prado

En el principio de la humanidad nos gobernaba el más fuerte, en los tiempos del absolutismo monárquico se decía que el gobernante era un ungido de Dios, que la soberanía tenía una procedencia divina. Le hemos dado muchas vueltas como sociedad buscando opciones, otras formas de gobierno y hemos llegado a la democracia, la cual no es la mejor sino la menos mala.  Se supone que a través de la democracia todos escogemos a los mejores y más aptos de entre nosotros para que sean quienes realicen las funciones de gobierno. Se supone que son los más capaces para cada una de las funciones que se les encomiendan y que tienen la confianza de sus electores.

Gobernar no es nada fácil, contrario a lo que en su momento llegó a señalar nuestro Presidente, gobernar es todo un arte, que implica mucho talento, mucha dedicación y sobre todo grandes dotes de administración, pues siguiendo el principio base de la economía, todo gobernante se enfrenta de manera cruda a la realidad de que las necesidades son infinitas y los recursos muy limitados, no debe ser fácil decidir, priorizar, ponderar y velar por el bienestar de la mayoría, con el riesgo de caer en el utilitarismo y sacrificar el bienestar de las minorías por los reclamos de las mayorías.

Siempre habrá inconformes, siempre habrá los que pensaban que debería hacerse de otra manera, siempre habrá oposición y todo esto es lo que se espera de una democracia sana, que se escuchen las voces disidentes, que el gobierno en turno se sepa vigilado y que el poder absoluto no se encuentre en ningún orden de gobierno, en ninguna decisión, sino que el consenso del derecho de las minorías sea siempre atendido. Un disidente no es un enemigo del Gobierno, es un elemento necesario para el funcionamiento de la democracia y el desafío es encontrar espacios de diálogo y exposiciones de motivos en donde se permita el intercambio de ideas y se puedan crear planes de acción conjuntos.

Sin embargo, esto no sucede así en nuestros días, para el Gobierno cualquier disidente es un enemigo, hasta traidores a la patria se les ha llamado y el proceso de respuesta se ha centrado en atacar personal y directamente a cualquiera que se atreva a mostrar su descontento, no se rebaten los argumentos expuestos, no se aclara nada, ni se da respuesta a las inconformidades; la réplica del gobierno consiste en buscar elementos de ataque contra quien osó exhibir cualquier tema incómodo y soltar a los atacantes de redes sociales a golpear y descalificar a quien señaló los errores del gobierno. Se deja atrás el tema señalado y toda la discusión gira alrededor de si es o no honorable quien denunció, si es comprado, conservador, ratero o lo que sea. Esa respuesta se llama “Falacia ad-hominem” y se define en dar por sentada la falsedad de una afirmación tomando como argumento quién lo dijo. Esta defensa es justamente una falsedad, porque los argumentos pueden ser ciertos a pesar de que no tengamos una buena opinión de quien los expone.

Y en este mismo sentido la oposición ha dejado de ser realmente crítica y se ha enfrascado en señalar todo como mal hecho,

Hace falta mucho más estudio y dedicación tanto del gobierno como de los opositores, nos merecemos un mejor gobierno y una mejor oposición, nos merecemos un mejor México. ¿Tu, que vas a hacer para tenerlo?

Mtra. Katya Morales Prado
Abogada egresada de la Universidad Iberoamericana León. Maestra en Derecho Corporativo, por la Universidad Latinoamericana. Maestra en Derecho Constitucional y Amparo, por la Universidad Iberoamericana León, con un Máster en Políticas Anticorrupción Iberoamericanas por la Universidad de Salamanca, España, cursando actualmente Doctorado en Derecho.