Parte de los argumentos para el regreso a las escuelas es que los alumnos necesitan convivir con sus pares y que se ha visto afectado su desarrollo socioemocional.
Dos cosas hay que aclarar, el sistema educativo que tenemos data de hace 400 años y la sociedad como la que tenemos, es de hace 12 mil años.
Antes nadie iba a la escuela porque ni existían y la sociedad no colapsó, se fueron dando las condiciones, poco a poco, para tener lo que ahora tenemos.
Cuando se dice que los “niños niñas y adolescentes” (sic) tienen que convivir con sus pares, quizá hay una ignorancia básica, las familias mexicanas tienen en promedio cinco hijos, es ahí en primer lugar en que se convive con los pares.
Se sigue teniendo como primera opción la escuela que está más cerca de la casa, así que los niños, niñas y adolescentes (sic) conviven y han convivido durante toda la pandemia con sus pares en la cuadra, en la calle, con los vecinos que van a la misma escuela que ellos.
Que los contenidos académicos les hacen falta, es lo que se argumenta, pero vemos año con año que cada día los alumnos se interesan menos por lo académico y en las multicitadas pruebas de estándares mundiales siempre ha salido mal librado el sistema educativo nacional y se sigue careciendo de estrategias basadas en dichos resultados para mejorar la educación a nivel nacional.
Nadie duda de que la escuela es importante, pero ¿qué tipo de escuela y a qué precio conviene el retorno a las aulas? Tenemos ya muchos años escuchando lo mal que estamos, del preescolar a la universidad, pero no hay propuestas serias para mejorar la educación ni la voluntad de hacerlo con calma, con gente verdaderamente calificada y sin sesgos políticos, religiosos o económicos.
Vamos, que el único interés que prive sea el de una educación que sirva para mejorar las condiciones sociales de todo nuestro país.
A lo largo de la vida se pasan por cosas gratas y por situaciones dolorosas y la verdadera formación socioemocional es el salir adelante a pesar de todo, no lamentándonos hasta el hartazgo de lo difícil que es la vida y tal parece que ahora se cree que esa es la formación socioemocional, el pasar por alto todo, el permitir todo, el consecuentar todo lo que les podrá “doler” a los “niños, niñas y adolescentes” (sic)
Así estamos formando una sociedad débil psicológicamente, la cual no podrá salir adelante con las diversas situaciones que se dan a lo largo de la vida y que se han dado a lo largo de las generaciones… eso sí será un daño socioemocional.
