De la matria y otras topias | Un Valle de Santiago que aspire a la paz social deberá incluirlas a ellas

Iovana Rocha Cano.

La antesala

Eran los últimos meses del 2022 entonces participábamos en realización de entrevistas con el grupo de trabajo que analiza el contexto de violencia feminicida y desaparición de mujeres y niñas, con ese motivo visitamos el municipio de Valle de Santiago. Aquella mañana el propósito era realizar entrevistas a profundidad a personas servidoras públicas del gobierno local, las primeras respondientes como son llamadas en relación a las facultades que les otorga la ley para atender llamados y realizar acercamientos con la ciudadanía.

Nuestro encuentro lo programamos previo a las once de la mañana, la hora no fue una elección fortuita, pensar en viajar por la tarde a ese municipio nos generaba temor. Mi compañera de entrevistas, servidora pública de la ciudad de México, me dijo entonces “…sé que es lugar peligroso, ni en municipios de Michoacán he sentido este temor…”. Durante nuestro trayecto en carretera comentamos algunos hechos recientes en materia de seguridad, con ese ánimo llegamos al espacio elegido por los anfitriones para realizar cuestionarios previamente diseñados.

Fuimos recibidas por un grupo mayoritariamente integrado por servidoras públicas quienes se desempeñaban en instancia municipal de atención a mujeres, sistema DIF y las menos en seguridad pública, dos mujeres policías. Rodeando a este grupo, se encontraban los hombres responsables de áreas de seguridad pública, rostros secos y armas en manos. La escena era una descripción del estado de las cosas, hombres policías armados, rodeando a las mujeres en quienes percibimos experiencia en sus tareas, afanes de hacer y transformar, pero también, profundos y fundados temores por el contexto de violencias que también a ellas, y a sus familias, las ponía en riesgo. El hablar de las servidoras públicas era pausado, midiendo aprobación o desaprobación en sus intervenciones. Ellos apenas intervinieron.

Por ellas supimos, confirmamos, que el perfil de los agresores denunciados en los últimos años ha cambiado. Que en fechas recientes todo parecía estar absorbido por la delincuencia que azotaba la región, muchos de esos hombres señalados como agresores hacían saber a sus familias de sus vínculos con grupos delincuenciales a manera de aviso y de amenaza para impedir solicitar ayuda, o en caso de hacerlo, transmitieran esta condición a quienes tuvieran el atrevimiento de apoyarlas.

En muchos de los casos, las abogadas pudieron confirmar que no solo se trataba de una amenaza para las parejas, los agresores habían aumentado sus alcances con alianzas de otro riesgoso nivel. Muchas de ellas compartieron con temor haber sido intimidadas, al punto de valorar continuar con sus empleos, e incluso en la ciudad.

Conforme transcurría una entrevista en un espacio donde se respiraba control y supervisión de cada palabra expresada, hubo momentos de ruptura, los ojos y los cuerpos de las entrevistadas nos aportaban un cúmulo de respuestas que superaban nuestros cuestionamientos. El movimiento de sus ojos, de sus manos y los silencios horizontales fueron parte relevante de nuestros registros.

Decidimos no realizar algunas de las preguntas que sí realizamos en otros municipios. No podíamos aumentar esa sensación de riesgo mutuo, esa sensación de vigilancia y de frustración al saber que no estaban las condiciones para que ellas hicieran de forma integral su trabajo, servidoras públicas con afanes topadas con la realidad.

Nos retiramos antes de lo previsto de ese municipio, a nuestro regreso ambas compartimos el dolor de escuchar a servidoras públicas con un alto nivel de consciencia y compromiso e imposibilitadas para realizar su trabajo, la vida va de por medio.

Una oportunidad

Con el proceso electoral del 2024 y la renovación del gobierno local fui invitada a participar como conferencista en la conmemoración del 8 de marzo. Un gobierno municipal encabezado por Israel Mosqueda Gasca y un equipo de mujeres en electas en un ayuntamiento en el que distinguí intenciones de aportar a un territorio y población que se sabe le atraviesan múltiples desigualdades y violencia, el reto es mayúsculo.

Un auditorio donde fueron convocadas mujeres, algunas acudieron acompañadas de sus hijas e hijos. Casi todas con algunas bolsas grandes que indicaban que al término de la conferencia acudirían a realizar compras, algunas lo habían previsto y ya se asomaban los jitomates y tortillas. Sus rostros me hacían saber que sus jornadas eran de horas, apenas era la mañana y muchos de esos rostros ya asomaban cansancio.

Me propuse observarlas con atención a varias de ellas, mujeres que representaban mayor edad de la que tenían, manos y cuellos distintas marcas. Varias de ellas con ausencia de piezas dentales o cabellos tempranamente cano que no correspondían a pieles con apariencia joven. En sus intervenciones pude saber que en su mayoría eran amas de casa, y en algunos casos, desde esos espacios se organizaban entre ellas y con otras para generar ingresos con venta de productos, arreglos y planchado de ropa, tienditas etc. A mis preguntas participaban con singular alegría y necesidad de ser escuchadas.

Supe entonces que apenas una minoría había podido acceder a la universidad, que la mayoría son madres de familia, y no precisamente por una planeación consciente. Confirmé que prevalecen testimonios donde se hace presente la violencia, pero también voces disidentes que la cuestionaban. Estar ahí me remitió al 2022, y entonces recordé que del miedo a la esperanza hay un trabajo arduo de por medio.

Para la organización del foro con mujeres una voz y voluntad fundamental fue la de la Síndica municipal Paulina Rodríguez, una mujer que se define como “…una luchadora social, defensora de las mujeres y otras causas fiel creyente que estamos en esta vida para apoyar a los demás, por eso, disfruto enormemente formar parte de la administración 2024-2027”.

Pau, como es cariñosamente nombrada, es desde su función, trayectoria y liderazgo una mujer con poder que, si decide traducirlo en alianza con otras mujeres en acciones públicas concretas podrá impactar de forma significativa la vida de otras.

Un gobierno local paritario en su integración por mandato de ley que tiene en la mancuerna del presidente y la Sindica un afán de alianzas con otras fuerzas políticas, no ha sido sencillo el propósito “…siempre he creído en los equipos y en los grandes resultados que pueden alcanzar de la mano de un buen líder, y en este caso, Israel Mosqueda, lo es. Es un presidente municipal con quien comparto su visión de gobierno…”

En los días previos a la realización de la conferencia pude compartir con la Paulina, la Sindica, muchas preocupaciones sobre la condición de las mujeres de Valle, ella en francas respuestas acompañaba tal consciencia

“…Desafortunadamente nuestro querido Valle de Santiago está catalogado dentro de los municipios con Alerta de Violencia de Género, y por ello, hemos trabajado sin descanso desde el primer día de esta administración, porque nuestra meta es en tres años salir de ese rango…Es una realidad que no podemos evadir, de hecho, hay que visibilizarlas para que ninguna niña, ninguna mujer, las normalice.

Como gobierno nos hemos enfrentado a que las víctimas de violencias no realizan las denuncias necesarias para dar el seguimiento legal pertinente. No obstante, el acompañamiento lo realizamos de cualquier manera.

Aquella jornada de trabajo de marzo con las mujeres de Valle, las que gobiernan y las que resisten en sus distintos espacios para hacer de ese municipio un espacio habitable, me permitió reconocer los afanes y esperanzas. Al cierre del evento compartí con las autoridades, casi todas mujeres, la importancia de dar seguimiento al trabajo con ellas, desde esa horizontalidad que las identifique como ciudadanas con derechos frente una autoridad que hoy tiene la oportunidad de trascender a partir de una agenda de trabajo con ellas. A tres meses de nuestro encuentro Pau me comparte algunos avances de una agenda hasta entonces no atendida:

“…Creación y puesta en marcha de la casa de la mujer, misma que fue una promesa de campaña que en menos de 6 meses de gestión ya está en operación.

También la constante capacitación a funcionarios públicos, fuerzas de seguridad y personal de organizaciones, así como las mesas de trabajo para revisión y estatus de casos en materia de violencia.

Además, instauramos el protocolo homologado llamado “Protocolo Mujer”, así como iniciamos con la distribución de la cartilla sobre los derechos de las Mujeres.

Y en breve dará inicio la campaña “Un Valle de Todas”, para dar capacitación a tiendas, restaurantes, bares y comercios para que se conviertan en lugares seguros para mujeres en riesgo…”

Tienen ganas y conocimientos, ahora deberán concentrarse en ello, institucionalización de la perspectiva de género. Convencerse de que gobiernos locales habrá y ha habido muchos, pocos serán recordados por su compromiso sustantivo a favor de los derechos de las mujeres y niñas. Sí deciden hacerlo los siguientes dos años, serán el primer gobierno en Valle que gobierne no para ellas, sino con ellas…al tiempo.