Cuento de Navidad

Katya Morales Prado
Katya Morales Prado

Tal como en aquella historia conocida por todos, en que los espíritus de las navidades pasadas, presentes y futuras atormentan al viejo avaro en estas fechas, ahora como sociedad  se nos están apareciendo para hacernos reflexionar y poner un poco de atención en lo que vivimos.

Se apareció el espíritu del pasado, fue a visitar a la ministra para recordarle que los actos de deshonestidad nos persiguen eternamente, la ha descubierto frente a la mirada del país, sorprendidos todos al constatar cómo una de las figuras que representa el más alto estándar de ética, la que interpreta la ley buscando la justicia resulta que cometió uno de los actos de deshonestidad académica más deplorables. Ahí está el pecado, no importa cuánto tiempo haya pasado, la persigue ahora,  porque le revela al mundo los estándares de comportamiento que tiene en su interior. El espíritu del ayer  nos dice al oído que las cosas mal hechas en el pasado no tienen remedio en el presente y que debemos concientizarnos de las cosas que han hecho nuestros gobernantes y autoridades para conocer bien en manos de quienes estamos.

El espíritu del presente vuela sobre todos y nos muestra una sociedad polarizada, donde los bandos son capaces de aceptar las tropelías cuando las comete alguien de su bando, hemos dejado de buscar el bien y la honestidad como bienes deseables, y los hemos convertido en estandartes de lucha, y así hablamos de combatir la corrupción cuando el corrupto es el  contrario y hablamos de minimizar y justificar cuando el deshonesto es del propio equipo. El espíritu del presente nos pone en evidencia, y nos pregunta ¿Qué tanto de verdad te importan el bien y el mal?  En nuestro presente dejamos de valorar la honestidad, la integridad y la ética como un elemento indispensable en el ser humano para ser confiable y  para poder integrar una sociedad funcional y justa con consciencia social.  El espíritu de hoy nos muestra la cara deforme de una sociedad desintegrada que se ataca a sí misma, que ha perdido la brújula de los valores y se guía por la contienda, la lucha política y el resentimiento mutuo.

El espíritu del futuro es tal vez el más sombrío, nos muestra un lugar donde la justicia, la ética y la integridad son una leyenda del pasado, donde nadie confía en nadie, donde mentir es la constante y no tiene consecuencia alguna, donde se pueden hacer fuertes declaraciones en contra de quien sea y atacar periodistas y a cualquiera que incomode sin tener que probar, donde la culpa o inocencia se determina por simpatías, no por acciones, donde no importa lo que hagas o dejes de hacer sino cómo le caes al que juzga. El futuro está muy próximo, tal vez ya lo podemos hasta sentir entre nosotros. El mensaje que nos trae,  es que lo que haces o dejas de hacer ahora está sentando las bases de lo que te esperará mañana y no podrás buscar en ningún caso que se te trate con justicia, si hoy estás enterrando este valor como insignificante, y no podrás apelar a la ética de nadie si ahorita no levantas la voz exigiéndola como una necesidad elemental de conducta.

Ahí están los espíritus y este cuento de navidad es muy feo, como feo es el panorama si seguimos permitiendo que los actos de deshonestidad y corrupción no tengan consecuencias. Y, aun así, si podemos enfrentar con claridad aquel  horrible futuro que se propone, nos hacemos responsables de nuestros errores del pasado, y modificamos nuestras conductas presentes podremos construir un mejor futuro.

Esta última reflexión de posible de redención, brilla como una estrella en el cielo, señalando cuál es el camino.

Mtra. Katya Morales Prado
Abogada egresada de la Universidad Iberoamericana León. Maestra en Derecho Corporativo, por la Universidad Latinoamericana. Maestra en Derecho Constitucional y Amparo, por la Universidad Iberoamericana León, con un Máster en Políticas Anticorrupción Iberoamericanas por la Universidad de Salamanca, España, cursando actualmente Doctorado en Derecho.