¿Cuánto nos cuesta la Feria del Libro de León?

Juancarlos Porras y Manrique, promotor cultural, escritor, poeta, cronista de la ciudad y columnista Platino.

¿Cómo incentivar un programa eficaz de desarrollo cultural para el Municipio de León a través de la Promoción al libro y Fomento a la lectura? Para adentrarnos a una posible respuesta habrá que decirlo a la par con el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC) bajo los auspicios de la UNESCO que clasifica en tres tipos las ferias del libro:

  • las internacio­nales,
  • las nacionales-locales y
  • las especializadas.

Aclaremos que, del segundo tipo es la nuestra: la Feria Nacional del Libro de León, FENAL, que genera un espacio de libros, vital y conducente, pero todavía no encuentra en lo sustantivo cómo “impulsar la lectura, acer­car el libro a grandes públicos, fomentar su presencia por medio de diferentes actividades en la programación cultural y promover la circulación y la bibliodiversidad”. (Fuente: Richard Uribe Schroeder, “Origen de las ferias del libro”, en Las ferias del libro. Manual para expositores y visitantes profesionales, CERLALC-UNESCO, 2012, pp. 21-31).

Esto significa tener la identificación del público que asistirá a la reunión como compradores de libros (o sea, lectores) y vendedores profesionales (o sea, libreros); editoriales directas (no simples distribuidores); junto con la combinación de encuentros con autores, jornadas para profesionales del sector, eventos culturales vinculatorios y no ajenos e improvisados, así como el ofrecimiento de las novedades editoriales y ofertas que durante un lapso pactado se tenga de manera profesional.

Pero no se trata sólo de ofrecer un simple mercado de libros con novedades ligadas a los best-seller o a los sobados activistas de todo y nada, sino de hacer elocuencia de la cadena de valor del libro: escritor-editor-impresor-librero-lector. Los cinco protagonistas deben estar vigentes para construir una feria precisa y con miras a contagiar a los diversos públicos del sector y con ello responder ―con creces― a la industria editorial mexicana desde nuestro Bajío que demanda espacios vinculantes, serios, junto con los grupos accesorios, poetas y narradores, de nuestra ciudad.

Sin duda lo anterior beneficiará a quienes habitamos en esta Zona Metropolitana y puntos circunvecinos de la Región Centro-Occidente. Y abonará al desarrollo de las propuestas vertidas en las Visiones 2030, 2040 del Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN) y la Visión 2050 próxima a trabajar. Aquí cabría mencionar también la falta, no sólo de pericia estratégica para atraer lectores, sino la ausencia del conocimiento y registro de una política cultural con respecto a la feria del libro por parte de sus hacedores y las instituciones hermanas como la Red Municipal de Bibliotecas Públicas, el Archivo Histórico Municipal, los Museos de la Ciudad y el de las Identidades Leonesas, por citar unos ejemplos.

Por ello conviene saber que una feria del libro como la de León ahora mismo cuesta 10 millones de pesos que son poco y mucho a la vez… pero, el vaso medio lleno o medio vacío lo vemos muchos.