Cuando don Jorge fue devuelto a este mundo, por medio de la criogenización, tenía la tirada de que el método de resurrección fuera hallado pronto y reunirse de nuevo con Joyci. Pero esto no ocurrió porque al día siguiente de su regreso, ella murió y no en Muérdago, sino en la ciudad de Cuernatoro.
Don Yorch (así le decimos los amigos) viajó de inmediato de Plan de Abajo a Cuernatoro, donde Joyci residía y tenía su estudio de pintura. La encontró con vida pero en coma. Ella había resistido porque deseaba encontrarse de nuevo con Jorge; tanto aguantó que los médicos no podían creer que alguien prolongara su vida a propósito.
Cuando Jorge murió y fue criogenizado por tantos años en espera del método de resurrección, ella nunca se casó de nuevo, a pesar de muchos pretendientes que la asediaban.
A Joyci se le había dado de alta para que estuviera en su casa, canalizada, en medio de cuadros, bocetos y amigos que estuvieron en todo momento al pendiente de ella.
Cuando llegó don Jorge a la habitación se quedó atónito de la belleza de Joyci que dormía como una niña. A pesar de sus 94 años de edad, ella permanecía indeciblemente hermosa. Él tragó saliva y se le quedó en la garganta, sus ojos se enrojecieron y una llovizna inocente se suscitó y derramó sobre la cara de Joyci, mientras él besaba su rostro, sus labios…
Don Jorge esperaba que despertara su bella durmiente y no ocurrió; mas cuando tomó sus manos en las suyas, ella comenzó a respirar con un ritmo que prometía la reanimación; movió sus ojos y él lo notó en los párpados. La llovizna de llanto ahora se derramaba también por la nariz. Un milagro estaba por suceder… Ella le apretó sus manos y la respiración se fue haciendo más lenta hasta expirar.
Quienes estaban en la habitación fueron testigos de un milagro de amor. Joyci esperó a Jorge para despedirse y decidió partir entonces. Jorge emitió una voz de niño y dijo perdóname, te amo, y soltó un aullido tierno, como de lobo resignado a las heridas. Se quedó tanto tiempo abrazado a ella, hasta que la temperatura corporal fue descendiendo… los amigos de Joyci lo abrazaron en señal de condolencia, sin decir palabra.
UN MES DESPUÉS…
Don Yorch regresó a Muérdago, una ciudad cerca de Cuévano, porque ahí había vivido más tiempo con Joyci. Recordó a todas las mujeres que había conocido y que había creído amar, pero el verdadero amor lo tuvo hasta que llegó a su vida Joyci. Hubo muchas mujeres que no amó y ella fue la mujer que sí. Ella también entendió que luego de haber estado casada y haber tenido un hijo, el amor llegó con Jorge. Sus años juntos fueron los más felices de sus vidas… Y eso nadie se lo podría quitar jamás.
Don Yorch amaba a Plan de Abajo más que a la capital del país, a donde viajaba continuamente. Lo que no le gustaba a él, era que mucha gente lo confundía con el muralista Diego Herrera, decían que era la reencarnación misma del pintor famoso que había estado casado con otra pintora más famosa que él. No me chinguen, decía, hay de feos a feos y yo no estoy tan feo.