Don Yorch (para los cuates) estaba escribiendo superentretenido una novela sobre la vida de Maximiliano y Carlota cuando recibió la invitación de José Gabriel de la Concordia, (Gabito, para los amigos), para acudir a la a la Superconvención de Cultura que iba a ser en Colombia (con un tour especial a Aracataca).
No quiso ir, pero les dijo a todos que sí iba a ir, y no sabiendo que eso le salvaría la vida, porque el Boeing 747 destinado al viaje, se estrellaría e incendiaría en el Aeropuerto de Naipes, en España.
Al estrellarse ese avión, se estrelló con él una pléyade de escritores, poetas y artistas que irían a la Superconvención, pero que nunca llegaron, por lo mismo.
Resulta que don Jorge murió poco tiempo después, por problemas renales, pero decidió no decirle a nadie en vida hermano, porque había sido candidato electo para la criogenización que estaba promoviendo una institución no altruista de Estados Unidos, que a su vez recibía fondos de otras fundaciones altruistas, bajo la condición de criogenizar a personajes famosos y que estos perpetuaran su publicidad.
Don Yorch tuvo que ser seleccionado de entre un millar de aspirantes, no sin someterse a exámenes médicos deshonrosos y pruebas de resistencia paramilitar exhaustivas, las que, según él, significaron la segunda vez que sucumbió ante el imperialismo yanqui.
La criogenización era a perpetuidad según el contrato, hasta entonces no fuera descubierto un método para regresarlo a la vida, lo que ocurrió por casualidad y bajo un concurso que fue ganado no por científicos con doctorados, sino por jóvenes de una preparatoria mexicana, quienes habían hecho experimentos con liebres, que les sirvieron como conejillos de indias.
Fue en el año de Dios del 2018, cuando don Yorch tuvo su oportunidad y la odisea de regresar a la vida, aunque no era el primero en obtener el beneficio, sino que era el número mil de entre todos los que habían sido resucitados en todo el mundo y deambulaban en él, totalmente desadaptados y sin familiares cercanos que los atendieran.
Don Yorch se maravilló de tanto adelanto tecnológico actual capaz de enviar a Marte una nave tripulada, pero incapaz de evitar accidentes aéreos. Al estar de nuevo en este mundo, al que no había dejado por completo porque “dormía” refrigerado en una cápsula, se vino a enterar de muchos chismes.
Entre los chismes que conoce ahora, está el de que la actriz Francis Cano supuestamente había muerto en el mismo percance aeronáutico que él, porque para muchos periodistas de la farándula, era más romántico mentir, y no decir que ambos accidentes tenían de diferencia casi un mes.
El accidente “de” don Yorch había sido en un Boeing 747; el de Francis también; el “de” don Yorch fue en el Aeropuerto de Naipes, el de Francis también. La diferencia fue que el avión “de” don Yorch se había caído antes de aterrizar y el de Francis había sido chocado por otro avión.
La coincidencia es que supuestamente don Yorch había muerto calcinado y Francis también.
De igual forma se vino a enterar que “sus restos calcinados habían sido incinerados” para darles cristiana sepultura y que “su tumba” está en el Jardín de Los Tullidos, de Cuévano, y un día que andaba por ahí vio que el epitafio reza: Aquí descansan los restos de Don Jorge, gran escritor, en el jardín de su abuelo, quien peleó contra los franceses y, en defensa de la patria, mató a varios.
Conoció que otra versión dice que una pierna semicalcinada era la única parte rescatada de don Jorge, y esa es la que recibe un homenaje cada año. Con una sonrisa irónica, don Yorch se retiró caminando a pie del jardín, como diría Gabito, y se perdió entre los callejones de Cuévano.