León Guanajuato.- Dos mesas, un comedor comunitario, en el que están puestos los platillos, las aguas frescas y cientos de personas que esperan la repartición de alimentos, saben que no llevarán un pan a su mesa, pero si a su estómago. Cinco personas junto a Maricela tomaron la decisión de ayudar aquellas personas que se encuentran en alguna necesidad económica, social o laboral.
La pandemia ha cobrado miles de vidas, también ha dejado millones de pobres. La señora Maricela tiene un negocio de serigrafías y algunos artículos promocionales. Pese a que hay contingencia sanitaria, continúa teniendo trabajo y tienes buenos ingresos. Su local comercial, con el que tiene 30 años, según el anuncio que tiene al exterior, se ha convertido en un nuevo lugar para ir a comer.
De 13:30 a 15:30 horas está operando el servicio del comedor, pero, desde poco antes de las 13:00 horas, tiempo en el que arriman la comida, preparan las mesas, las amigas y compañeras de Maricela se colocan guantes, cubrebocas y todo el equipo de protección, comienzan a llegar las personas que tienen alguna necesidad económica, desempleados o simplemente tienen hambre.
Alrededor del inmueble hay unas 10 personas esperando su turno, los cuales se colocarán en una “X” que les marcaron para la sana distancia, después los rociarán con agua y cloro las manos para desinfectarlos y de paso les regalarán un cubrebocas aquellos que no cuenten con uno.
Personas de la tercera edad, adultos, vagabundos, mujeres con niños en brazos y en algunos otros casos tomados de la mano. Familias completas acuden a la calle Libertad 223, porque se enteraron que ahí había comida gratis.
En la jardinera del bulevar Adolfo López Mateos esquina con Libertad, se encuentra el señor Gerardo de 52 años de edad, quien es padre de familia de tres niñas, todas menores de edad. Esperará ahí hasta que comiencen a servir la comida para ir hacer la fila. Él trabajaba en una fábrica del calzado, hace un mes le dijeron que fuera a casa a descansar, por la pandemia. Durante ese tiempo no sabe cómo le ha hecho para llevarle alimento a sus hijas y su esposa.
Hace unos días se enteró del comedor, decidió llevar ahí a la familia a comer, por lo menos sino dan las tres comidas al día, podrán comer un platillo fuerte. Este viernes les tocó comer huevos con salsa, frijoles, arroz rojo y una refrescante agua de limón con chía.
La señora Maricela comentó que el comedor comunitario nació por una falsa publicación en las redes sociales. Porque la semana pasada acudía la gente a su negocio por algo de comida y no había. Lo que no sabían es que era cierto pero no en esta ciudad. Fue por ello que lo platicó con su esposo y tomaron la decisión de abrir un comedor.
Con ayuda de amigos, familiares y trabajadores. El lunes comenzaron a regalar 40 platillos, para el martes la ayuda ya casi se había triplicado. El jueves regalaron 200 platillos, para el viernes esperaban recibir el mismo número de personas o quizás más.
Maricela, lo único que pide es si alguien quiere sumarse a la causa, lleve un platillo o productos en especie, desde el arroz, frijol, agua, azúcar, todo lo que sume para la comida.