Copa de Oro 2023: La Final

Fernando Cuevas, analista y columnista Platino News.

Llegaron a la instancia definitiva los dos equipos que mostraron mayor consistencia a lo largo del torneo, aprovechando también que otros candidatos mandaron selecciones con varios jugadores suplentes. A lo largo del torneo se vio el nivel esperado del área, lejos de las confederaciones europea y sudamericana, ahora sumándose la baja de juego por parte de la mayor parte de las selecciones centroamericanas que llevan un rato metidas en un preocupante bache, a diferencia de los canadienses, que cuentan quizá con la mejor generación en su historia, y la consolidación de los estadounidenses como el equipo a vencer, junto a México, de la región.

Panamá llegó al partido decisivo por tercera ocasión en su historia para buscar su primer título en esta competencia, después de eliminar a Estados Unidos en serie de penales y a Catar con facilidad, mientras que México hizo lo propio, en busca de su novena corona, con Jamaica en un partido resuelto con mayor holgura y a Costa Rica, también finiquitado con cierta tranquilidad. Antes, los canaleros le ganaron a El Salvador y Martinica y empataron con Costa Rica; los mexicanos fueron sorprendidos por Catar, a pesar de haber sido superiores, y triunfaron sobre Honduras y Haití, suficiente para quedarse con el liderato del grupo.

La primera media hora de partido resultó equilibrada con los dos equipos presionando arriba, buscando la pelota y generando algunas llegadas en la puerta de enfrente: si bien los mexicanos parecían tener un poco de mayor control, fueron los de blanco quienes tuvieron la primera peligrosa en un potencial mano a mano que no pudo resolver Díaz, quien tuvo otra llegada riesgosa. Por su parte Antuna dejó ir una muy buena opción al disparar directo al arquero, pero tras el gol conseguido por Martin, bien anulado por el VAR, los de verde vivieron su mejor momento en la recta final de la parte inicial, aunque no consiguieron reflejarlo en el marcador: lejos de apesadumbrarse, al parecer el tanto que no contó los motivó a combinarse con astucia al frente y generar angustia en la puerta panameña, obligando a Mosquera a lanzarse por los cuatro vientos.

En la segunda parte, fueron los ahora vestidos de blanco quienes buscaban dejar atrás ese difícil cierre de la primera mitad, empujando al frente y equilibrando la cancha, incluso dejando un cabezazo ligeramente desviado en los primeros minutos. Retomó el curso del partido la selección mexicana a partir del 60’, aún con arribos al arco de los centroamericanos que resistían a pesar de alguna expulsión que a la mera hora no se concretó y de la presión del cuadro norteamericano, mostrando variantes pero falta de contundencia, si bien los panameños todavía se acercaron en un par de ocasiones a la puerta de Ochoa, dando seguridad a los suyos bajo los tres palos.

El partido entró en la tensa zona de gol gana o continuar en el alargue, ya con varias tarjetas amarillas a la vista: cerca del inicio del tiempo de compensación, una pelota en el área mexicana fue recuperada por Pineda, quien lanzó a campo abierto al recién ingresado Giménez que, con piernas frescas y ese olfato anotador pulido en los Países Bajos, se llevó al cansado defensor y resolvió con machucado disparo cruzado para abrir el marcador al 88’ y de paso, finiquitar el juego y el certamen, ganado nueve veces por México: un triunfo necesario dado el momento que atraviesa la selección, entre la eliminación en fase de grupos del Mundial y la derrota contra Estados Unidos en la Liga de Naciones.

Se habla de obligatoriedad para los verdes, pero la realidad es que el nivel de algunos conjuntos se ha elevado (Jamaica, Panamá, Estados Unidos, Canadá) y el de México se encuentra estancado. Por su parte, el cuadro de Panamá se tendrá que ir satisfecho por lo alcanzado y, sobre todo, por la forma en la que conservó un similar estilo de juego más allá de los rivales y, en la mayoría de los partidos, imponiendo condiciones: es prometedora esta selección para poder llegar al siguiente Mundial.

Jimmy Lozano consiguió, sin muchos aspavientos, conjuntar un equipo con alineación constante y en el que se apreciaba buena integración: en lo futbolístico con este nivel de desempeño alcanzó, si bien queda claro que faltaría elevarlo considerablemente para enfrentar los siguientes certámenes, en particular la copa América. Con el título se abre la posibilidad de mantener al técnico y probar más allá de andar buscando grandes nombres en el extranjero o alternativas ya un cuanto tanto anquilosadas, en el entendido que los problemas de nuestro fútbol son bastante más complejos que la decisión de conservar o cambiar a un entrenador.