Agencias., a 28 de mayo de 2023.- El mundo de los superyates es fascinante y siempre está en constante evolución. Cada vez aparecen proyectos más grandes, costosos y lujosos, superando los límites establecidos. Pero también hay quienes encuentran encanto en los yates clásicos, con una historia rica y un aire de nostalgia.
Uno de esos amantes de los superyates clásicos es el empresario británico Neil Taylor. Según cuenta Robb Report, este multimillonario estaba obsesionado con el Corsair IV, un barco icónico conocido por sus características distintivas, su historia y su trágico final. Este yate había sido una joya preciada del famoso banquero JP Morgan Jr.
La tradición de los superyates de lujo en la familia Morgan se remontaba a JP Morgan, padre de JP Morgan Jr., quien había invertido millones de dólares en los yates Corsair, Corsair II y Corsair III. Cuando se botó el Corsair III en 1898, un periodista le preguntó a Morgan padre cuánto costaría operar un yate de ese calibre. La respuesta de Morgan fue contundente: “Señor, si tiene que hacer esa pregunta, no puede permitírselo”.
Siguiendo la tradición familiar, JP Morgan Jr. encargó la construcción del Corsair IV al astillero Bath Iron Works. El proyecto era monumental para su época, ya que sería el yate privado más grande jamás construido en Estados Unidos, repleto de lujos y detalles de diseño exquisitos. Finalmente, el sueño se hizo realidad en 1930.
Morgan Jr. recibió el yate con entusiasmo y lo apodó “Princess of the Sea”. Lo disfrutó durante varios años, hasta que estalló la Segunda Guerra Mundial en 1939. En ese momento, el Corsair IV pasó a formar parte de la flota del Almirantazgo Británico y luego fue vendido a Pacific Cruise Lines, donde se convirtió en un lujoso crucero.
Lamentablemente, la historia del Corsair IV tuvo un trágico desenlace. En 1949, mientras navegaba cerca de la costa de Acapulco, el yate chocó contra unas rocas. El barco que alguna vez perteneció a JP Morgan Jr. sufrió graves daños y se hundió. Afortunadamente, todos los pasajeros y tripulantes fueron evacuados y no hubo heridos.
A pesar de su triste final, el Corsair IV dejó una huella imborrable en la historia de los superyates clásicos. La pasión de Neil Taylor por este barco emblemático es un testimonio del encanto intemporal que poseen estas magníficas embarcaciones. Mientras la industria de los superyates sigue avanzando, siempre habrá quienes aprecien la elegancia y el carácter único de los yates clásicos como el Corsair IV.
El superyate Nero, con su diseño inspirado en el legendario Corsair VI, se ha convertido en una joya de los mares. Desde que fue entregado en 2008, ha capturado la atención y admiración de los amantes de la navegación de lujo.
Burgess Yachts, la empresa encargada de su alquiler, destaca que el Nero encarna el glamour y la elegancia de la era dorada de la navegación. Con sus 90 metros de longitud, ofrece una experiencia excepcional a aquellos que tienen el privilegio de embarcarse en él.
Dotado de un sistema de propulsión convencional con dos motores diésel MAK 9M20 Caterpillar, el Nero puede alcanzar una velocidad máxima de 17 nudos y una velocidad de crucero de 13 nudos. Su potencia y rendimiento garantizan travesías suaves y placenteras.
En su interior, el Nero despliega una amplia gama de comodidades y lujos. Un gimnasio completamente equipado con cintas de correr, bicicletas y máquinas de fitness permite a los huéspedes mantenerse en forma durante su travesía. Para aquellos que buscan relajarse y rejuvenecer, el salón de belleza cuenta con esteticistas y masajistas profesionales.
La decoración del superyate es un deleite para los sentidos. Alfombras exquisitas, madera finamente trabajada y obras de arte cuidadosamente seleccionadas crean una atmósfera de elegancia y sofisticación en cada rincón del barco. Muebles y sofás cómodos invitan a los huéspedes a descansar y disfrutar de momentos de relajación.
En cuanto a los alojamientos, el Nero cuenta con seis camarotes, cada uno equipado con modernas pantallas y comodidades de primera clase. La suite principal es un oasis de lujo con su propio baño privado, estudio y salón exclusivo. Además, en la cubierta de proa, los huéspedes pueden disfrutar de una piscina de 5,7 metros, un jacuzzi en la terraza y una sala de cine para entretenimiento a bordo.
Pero una de las características más destacadas del Nero es el tobogán inflable que se despliega desde la cubierta hasta el mar, brindando diversión y aventura a los amantes de las actividades acuáticas. Además, la conectividad WiFi en todo el yate garantiza que los huéspedes puedan estar conectados en todo momento, si así lo desean.
El superyate Nero personifica el encanto de los diseños clásicos combinados con las comodidades modernas. Cada momento a bordo de este magnífico barco es una experiencia inolvidable y un tributo a la época dorada de la navegación.