Al salir del aula magistral, donde ofrecí una plática este martes sobre la nueva dinámica de comunicación política, dentro de la 4T en la Universidad La Salle, una estudiante me abordó para preguntarme quién considero será el candidato de Morena a la Presidencia de la República en 2024.
Habíamos hablado del compromiso de Andrés Manuel López Obrador de no buscar la reelección y de la firma de un documento, inspirado en los ideales y convicciones más “maderistas¨.
No dude en responderle que será un mujer, quizá Claudia Sheinbaum, hoy Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Dependerá de su trabajo, logros y evitar escándalos durante su gestión.
No veo a mujeres con tamaños para competirle la candidatura dentro del Movimiento de Regeneración Nacional, y en las casas de enfrente no veo ni organización, ni ánimo si quiera.
Se que falta mucho tiempo y que el futurismo no es buen consejero en política, pero nadie puede negar que la sucesión presidencial inicia cuando dijo el tabasqueño “si protesto” y bajó el brazo, en San Lázaro.
En América Latina no hay una sola mujer al frente de nación alguna: Argetina es comandada por Mauricio Macri; Bolivia por Evo Morales; Brasil por Jair Bolsonaro; Chile por Sebastián Piñera; Colombia por Iván Duque; Costa Rica por Carlos Alvarado Quesada; Cuba por Miguel Díaz-Canel; Ecuador por Lenin Moreno; El Salvador por Salvador Sánchez Serén; Guatemala por Jimmy Moreales; Honduras por Juan Orlando Hernández.
El presidente de Nicaragua es Daniel Ortega; el de Panamá, Juan Carlos Valera; el de Paraguay, Mario Abdo Benítez; el de Perú, Martín Vizcarra; el de República Dominicana, Danilo Medina y el de Venezuela, Nicolás Maduro. Ni una sola mujer.
En 2017 se celebraron elecciones generales en Ecuador y se presentó una mujer como binomio político. Me refiero a Monserrat Bustamante, que provocó un revuelo mediático, y claro “memes” machistas, desde solicitudes que regresara a lavar y planchar, hasta bromas de que si obtenía tres votos, serían la suma de su sufragio más el apoyo de sus dos amantes.
Hace una década tres países de la región, con gran fuerza económica, eran comandados por féminas: Brasil (Dilma Rousseff), Chile ( Michelle Bachelet) y Argentina (Cristina Fernández). Pero un movimiento internacional en contra de sus ideas de izquierda, pero sobretodo para desterrar a las mujeres de la política de primer nivel logró desterrarlas con mentiras legales.
México podría hacer historia en 2024 con una contienda entre mujeres. Veo a Shienbaum, como le dije a la estudiante de Ciencias de la Comunicación, y tendrán que ponerse las pilas el PRI y el PAN, porque sus varones con posibilidades dejan mucho que desear.
¿O apoco usted, estimado lector es un machista y misógino? ¿O usted, estimada lectora, no apoyaría a alguien de su mismo género para despachar en Palacio Nacional, por aquello que dos mujeres siempre se odian?
Insisto, en el 2024 tendremos la primera Presidenta de la República.