Una fotografía, donde una mujer indígena carga a su hijo discapacitado en la espalda, mientras despacha en un puesto de esquites, para unos es una antología a rifársela por la vida y un ejemplo de superación personal; mientras para otros una muestra más de la injusticia social en un país como el nuestro.
Y así estamos en la política, con la llegada de Andrés Manuel López Obrador: unos ven a un gobierno autoritario, cercano a Maduro y a Castro, con ceros resultados en materia de combate a la inseguridad, y cero crecimiento económico, a punto de la recesión; mientras unos lo señalan como el mejor presidente de la historia, aquel que llegó a Palacio Nacional sin comprar un solo voto, y que encabeza el movimiento que cambiará la historia de manera pacífica. Los segundos creen que la tarea de combatir la corrupción, y no servirse del poder, será receptáculo de resistencias, pero saldrá triunfante la guerra contra unos cuantos privilegiados.
En esa tesitura está la renuncia de Medina Mora. Unos cuantos, porque les da grima el titular del Ejecutivo, ven intromisión del líder de Morena en el poder judicial, la intentona de no únicamente meter la cuchara en el Legislativo, sino como buen dictador, que sus chicharrones truenen en el país.
Ya es mucha fantasía, y no convencerá nunca a los de corta mira. Don Eduardo es un personaje siniestro, que se va con 111 votos gustosos de 128 posibles.
No argumentó las causas de su huida, y en ello, van mini novelas que narran llamadas de Palacio con la advertencia de que si no decía adiós, iría a la cárcel o que irían tras su familia.
¿Qué gordo problema tendrá el ex poderosísimo titular del Cisen, Secretario de Seguridad Publica y embajador, que dejó 11 años de gloria? La respuesta es sencilla, se le investiga por lavado de dinero, después de transferencias millonarias en libras esterlinas a HSBC UK, entre 2016 y 2018.
¿Y apoco nos sorprende el final fatal del juzgador, cuando era más empresario, que nada? ¡Sólo una de sus empresas facturó 20 millones de dólares el año pasado!
Pero atención, lo verdaderamente importante en todo este asunto es que Enrique Peña Nieto se quedó ya, sin su abogado y juez (Collado) favoritos.