El presidente Andrés Manuel López Obrador sabe perfectamente que todos los opositores en su contra lograrían arrebatarle el poder.
Pero tiene dos armas fabulosas para impedirlo: el ego, la desorganización y falta de liderazgo de sus adversarios; y claro, hacer política en cada rincón del país.
Hay voces en contra del régimen que suenan fuerte, pero no son suficientes. Ricardo Anaya por ejemplo. Pero muchos apuestan que acabará en la cárcel, no por venganza o por instrucciones de taparle la boca; sino porque a muchos les consta que sí lavó dinero y que construyó una fortuna ilegal en su paso por la dirigencia del PAN.
Muchos lo ven como un “gandalla” que se apoderó a la mala de la candidatura presidencial, y logró expulsar a la familia Calderón-Zavala, un sector fundamental de Acción Nacional.
Claudio X González es un rico que solamente pudo aglutinar parcialmente a la oposición; se estrelló en una pared de intereses partidistas. Que si este distrito es mío; que si este candidato es un ladrón; que si este personaje es impresentable; que si postulan a éste me voy a Morena; que si no voy yo, trabajaré contra ustedes.
El diagnóstico de Va por México es el correcto, y las matemáticas no mienten. Pero fue parcial, a medias esa unión. Pero hay decenas de pris al interior del PRI; decenas de panes, al interior del PAN, y varios prds.
El Frente Nacional Ciudadano (FRENA) resultó un cartucho de fogueo o bala de salva. Parecían una pistola que acabaría con la 4T, pero solo hizo algo de ruido, pero nunca dispararon. Siguen con su cantaleta de que nos convertiremos en la Venezuela del Norte, que si el verdadero grito de Independencia es el del pueblo, y no el de AMLO, y son los principales promotores de la “revocación de mandato”, cosa que les agradecen en Palacio Nacional.
En fin, no hay un bloque opositor sólido. Marko Cortés, Alito Moreno y Jesús Ortega le provocan ternura al titular del Ejecutivo. Sí los escucha y los oye, porque en política no hay enemigos pequeños, y sabe en el fondo el Presidente que le dieron palizas electorales en lugares muy bien focalizados, como la Ciudad de México.
Pero se presenta en su mañanera diaria muy tranquilo. Sabe que 7 de cada diez aún están con él, que le funciona la polarización, el uso de redes, y andar de gira cada fin de semana.
Por si fuera poco todo lo anterior, sabe hacer política: tiene a la mayor parte de los gobernadores del PRI bailando el son que le fascina. O el dinero es el ritmo de la melodía política, o los expedientes en el escritorio del titular de la UIF, Santiago Nieto. Y va por los del PAN.
Recordemos que para ser un verdadero opositor, se necesita lengua larga y cola corta. ¿Quién cumple esta máxima fundamental del quehacer político desde afuera? Muy pocos verdad.
La jugada de invitar a exgobernadores opositores a ocupar una embajada, provocó un cisma en el Servicio Exterior Mexicano, pero manda un mensaje claro a los diplomáticos: todos esos huesos me corresponden. Y claro, divide al PRI y al PAN.
Ya hasta andan armando juicios sumarios a quien acepte chamba en este gobierno. Lo que no ven, es que sigue viva la instrucción desde Palacio Nacional de hacer auditorías para tener elementos para señalar, denunciar y hasta detener o extraditar a los gobernadores salientes. ¿Usted metería las manos para defender alguno de ellos?
Divide y vencerás. Así como Julio César y el emperador corso Napoleón, sabe el tabasqueño que la estrategia funciona, porque mantiene el control, y fragmenta. Es más, si alguien tenía duda del por qué todos los días acusa, señala y polariza, aquí está la respuesta.
Bajo esta tesis, se antoja muy complejo que Va por México apoye a un candidato común a la Presidencia de la República, y ni loco se unirá Movimiento Ciudadano (propiedad de Dante Delgado).
El manual dice que al ganar la Presidencia debes de gobernar para todos, y concentrarse en los que no votaron por ti. El titular del Ejecutivo Federal, hace todo lo contrario. Reafirma sus convicciones, machaca con sus ideas, y deja claro que es otra manera y forma de gobernar.
Mientras en la casa de enfrente andan revueltos, confundidos, haciendo planes fallidos, y lamentándose en Twitter, AMLO divide y hace política con la chequera. Así no podrán competir en 2024, donde estará en juego la renovación del Senado (128), Cámara de Diputados (500), 9 gubernaturas, legisladores en 27 congresos locales y casi 1600 ayuntamientos.
Ya se ve casi imposible que lo detengan.