En México, ser de clase media es un reto de resistencia financiera. No importa si ganas un sueldo fijo o trabajas por tu cuenta: los gastos se multiplican más rápido que el ingreso, la inflación no da tregua y los apoyos para este sector son casi inexistentes. A diferencia de quienes cuentan con subsidios o programas sociales, la clase media suele estar en la cuerda floja, atrapada entre el “no me alcanza” y el “no quiero endeudarme más”.
El panorama económico actual no pinta sencillo. La inflación acumulada de los últimos años ha encarecido la canasta básica, las rentas suben cada renovación de contrato y los servicios, desde la luz hasta el internet, tienen incrementos constantes. A eso hay que sumarle que muchos hogares dependen de un solo ingreso formal y, en la práctica, lo que queda para ahorrar es mínimo o inexistente.
Entonces, ¿cómo llegar a diciembre sin morir en el intento?
1. Presupuesto realista, no optimista
El error más común es calcular los gastos “a la ligera”. En tiempos de apretón, conviene hacer un presupuesto por escrito, con tres categorías claras: lo indispensable (alquiler, comida, transporte), lo necesario pero flexible (ropa, salidas, servicios extra) y lo prescindible. El reto está en recortar sin sacrificar la calidad de vida, sino posponiendo lo que puede esperar.
2. Separar el “aguinaldo mental”
No hay que esperar a diciembre para ver si queda algo. Un buen truco es apartar cada mes un porcentaje fijo como si fuera un “aguinaldo adelantado”. Aunque sean $500 o $1,000, ese colchón se vuelve vital cuando llegan los gastos de cierre de año: cenas, regalos, deudas acumuladas.
3. Evitar créditos para gasto corriente
La tarjeta de crédito no es ingreso extra. Usarla para pagar la despensa o la renta es una señal de alarma: significa que tu presupuesto ya no está equilibrado. Endeudarse para cubrir gastos del día a día solo genera un efecto bola de nieve que en enero se convierte en pesadilla.
4. Ingresos alternos: pequeños, pero seguros
La clase media suele tener talentos y habilidades que pueden monetizarse: dar clases particulares, vender productos por internet, ofrecer consultoría o freelancear los fines de semana. No se trata de “vivir para trabajar”, sino de encontrar ingresos complementarios que sumen sin desgastar.
5. Planear diciembre desde septiembre
La mayoría espera al “aguinaldo” para enfrentar diciembre, pero lo cierto es que los gastos de esa temporada se conocen con meses de anticipación. Hacer una lista desde ahora de qué compromisos tendrás —desde cenas familiares hasta regalos— te ayuda a distribuir el gasto poco a poco y no vaciar la cartera en un solo mes.
La clase media mexicana ha aprendido a sobrevivir en un terreno donde la resiliencia financiera es clave. Llegar a diciembre sin morir en el intento no significa privarse de todo, sino ser más estratégico, consciente y disciplinado con el dinero. El reto es grande, pero con planeación y pequeños ajustes es posible cerrar el año con menos estrés y más tranquilidad.