#Columna La poesía está en los libros

Juancarlos Porras y Manrique
Juancarlos Porras y Manrique, analista, promotor cultural y columnista Platino.

A menudo me preguntan por qué la poesía ni pega ni llega a la televisión, a la radio, a la prensa escrita pero sí tiene presencia en los formatos de las nuevas tecnologías donde se puede ver de todo ya que publican sin restricción alguna muchos “pensamientos”. Cosa que no se hace por otros lados pues la libertad y el paternalismo están, por una parte, sumamente restringidos en tiempos de la Nueva normalidad y, por otra, aflorando en la defensa de la hombría de costumbre.

Nada más falso esto último porque en buena medida nos hemos librado de los males aludidos, aunque muchos lo confunden con la insistencia de abatir las reglas que nos rigen para implantar su modelo liberal, donde los derechos de todos y a su vez los naturales, son señalados como políticamente incorrectos en este siglo de las identidades. Pero su estatuto está regido por la “destrucción creadora”.

Esto último bajo el amparo de la ideología neoliberal que funciona como una religión (Ignacio Ramonet, dixit). Es decir, abaten aquella singular Regla de Oro: «Trata a los demás tal como te gustaría que ellos te trataran a ti». Entonces proviene su andanada de instrucciones para seguir al pie de la letra, donde el favorecimiento radical apuesta por mermar lo más posible las luchas culturales de todos. Su sentencia es clara y precisa a través de “unos Mandamientos llamados a convertirse en norma en todos los ámbitos de la Cultura”.

Veamos:

Primer mandamiento: Te dejarás conducir por el egoísmo y entrarás amablemente en el rebaño de los consumidores.

Segundo mandamiento: Utilizarás al otro como medio para lograr tus fines.

              Tercer mandamiento: Podrás venerar a todos los ídolos que elijas, siempre y cuando adores al dios supremo, el Mercado.

              Cuarto mandamiento: No evitarás excusas para evitar entrar en el rebaño.

              Quinto mandamiento: Combatirás todo gobierno y preconizarás la «buena gobernanza».

              Sexto mandamiento: Ofenderás a cualquier maestro que esté en condiciones de educarte.

              Séptimo mandamiento: Ignorarás la gramática y barbarizarás el vocabulario.

              Octavo mandamiento: Violarás las leyes sin dejarte atrapar.

              Noveno mandamiento: [en materia de arte] derribarás indefinidamente la puerta abierta por Duchamp.

              Décimo mandamiento: Liberarás tus pulsiones y buscarás el goce ilimitado.

Con todo lo anterior la responsabilidad de lo que nos acontece en el mundo es porque abundan los pobres ya que ellos son los únicos responsables de su situación. Por supuesto que aquí no cabe la buena voluntad del ser humano sino “por un especial disfavor del destino o por la mezquina provisión de una naturaleza madrastra” (Simon Blackburn, 2002) que nos lleva a la vanidad sin duda alguna. ¡Ah! La poesía ni pega ni llega a los medios de comunicación al principio señalados, mucho menos a las redes digitales, porque la poesía está en los libros. ¡No hay que buscar más!