Claudia Sheinbaum y Libia Denise, un pacto político entre mujeres

“…no hay nada más poderoso que cuando nos juntamos las mujeres…”.

Iovana Rocha. Columnista en Platino News

Las sonrisas y la comodidad de ambas son el mensaje. La ubicación de proximidad de sus cuerpos fortalece la intencionalidad del mensaje. Una cercanía voluntaria que es captada por las cámaras en esos abrazos y en esos protocolos que se tornan cálidos, algo no muy habitual en los espacios de poder que suelen no compartirse. Mujeres inteligentes, cada una ubica su sitio, posibilidades, circunstancias y alcances. No compiten, no sería sensato hacerlo, cada una, por ahora, está en posición presente, son los primeros años de gobierno para ambas, las primeras.

La cortesía es el lenguaje elegido, se muestran generosas, es reciproco el reconocimiento a la labor y gestiones. Dos mujeres con poder que se han propuesto gobernar juntas, las pugnas entre los partidos y resistencias de militancias coléricas pueden esperar, ellas han decidido que pueden caminar en causas comunes, y algunas otras elegidas. Saben que su decisión genera críticas en las militancias morenistas y panistas que se asumen puristas, no pretenden dedicar tiempo a su formación política distinta, no es su deber, ni menos aún su tarea, las que gobiernan son ellas.

Un liderazgo político desde las mujeres que, en el caso de Guanajuato, marca una distinción significativa de sexenios anteriores respecto a figuras presidenciales, el más cercano, el del panista Diego Sinhue que fue incapaz de diversificar una estrategia política de comunicación y colaboración con un presidente como Andrés Manuel, este último no tuvo mayor reparo en corresponder y ejercer desde una tribuna nacional embestidas recurrentes, a las que poco o nada pudo responder un gobernador falto de reflejos.

Un gobernador que optó por estrategias de harta flojera mental y víscera desbordante, nada creativo, todo predecible desde sus limitaciones. Un conflicto sexenal que asomaba conductas de una masculinidad tradicional, el poder de los hombres que miden sus fuerzas por los gritos más fuertes. Una (no) estrategia de pocos resultados para Guanajuato y para su propio capital político. Libia, la primera mujer gobernadora decidió no repetir una ruta de pírricos resultados. Lo decidió desde las sumas y restas, resulta evidente que optó por explorar nuevas rentabilidades, este primer año de gobierno le da la razón.

El pasado fin de semana Claudia y Libia se encontraron, hace rato lo hacen. Esta ocasión fue en recorridos presidenciales por Guanajuato, las figuras eran ellas. No había integrantes de otros poderes públicos, se apropiaron del espacio, las del ejecutivo, las primeras. En Silao, por ejemplo, se reunieron para inaugurar un Centro Libre de Mujeres, espacio de atención a mujeres en materia legal y psicológica administrado con recursos de los tres niveles de gobierno, insisto, se están poniendo de acuerdo, y quienes le acompañan lo asumen sin regateos.

En el evento del municipio de Silao estuvieron acompañadas por otras mujeres de respectivos gabinetes, Citlali Hernández, titular de secretaria de las mujerea quien fue una pertinente voz moderadora del propósito del evento, convocar al trabajo conjunto para erradicar la violencia contra las mujeres, no había manera de confundir los propósitos o motivos que dieran pautas a diferencias o disputas ante un llamado tan necesario para todas. Una voz de batuta que irrumpió protocolos tradicionales, todas las del presídium, sin presídium, entendieron que los tiempos son otros, no hay espacio de añoranzas. Asumen el presente con la naturalidad que destaca la inteligencia de quienes saben adaptarse a entornos nuevos con facilidad.

Como anfitriona la también primera presidenta municipal Melanie Murillo, una mujer inteligente que ha dado muestras de civilidad política y que sabe que Silao urge de concurrencia gubernamental para superar rezagos preexistentes en materia de violencia y desaparición de mujeres y niñas. Su presencia afable como una autoridad facilitadora es un mensaje de entendimiento, no solo con la gobernadora, sino con la presidenta. Un municipio que se encuentra en la lista de los alertados por emergencia feminicida y desaparición, la presencia de todas visibiliza y compromete. Melanie entendió y aprovechó la elección que se hizo sobre el municipio que ella gobierna, no se trató de una casualidad, la suma de esfuerzos puede ser una esperanzadora posibilidad para realidades que rebasan voluntades aisladas. Si las condiciones de las mujeres en Silao mejoran, será un resultado de todas, y para todas.

Sin mayores solemnidades, esas mujeres de pie y al frente, asumieron desde una mirada aliancista articular, en plural será una tarea de los tres niveles de gobierno. Intervenciones sin folders amarillos, sin equipos de apoyo corriendo para sostener atriles o micrófonos. Solo estaban ellas, y proponiéndoselo, no solo estaban inaugurando un espacio, el mensaje era y es más amplio, las mujeres gobernantes, las que así lo deciden, están optando por alianzas útiles, con o sin aval de militantes ofendidos que añoran el conflicto como medio de estridencia opositora.

A la visita en Silao siguieron otros eventos de la agenda marcados por la misma tesitura política, la propuesta por ellas, Claudia y Libia En los municipios visitados no faltaron las porras a una y a otra, afanes de discordia y competencia que nos prosperaron para enrarecer en ambiente donde prevaleció un oficio político marcado por las alianzas entre ellas.

En los llamados tiempos de las mujeres, Claudia y Libia, dos mujeres políticas emanadas de partidos distintos se han propuesto impulsar liderazgos colaboracionistas que las distingan. No es debilidad, no es confusión, no es un asunto entre mujeres, porque no es cualidad intrínseca de todas las que gobiernan, es de ellas, las que han elegido otras formas, otras rutas, otras estrategias, otros oficios políticos, otros precedentes de hacer política entre mujeres desde la horizontalidad, sin olvidar la verticalidad. Así ha sido el primer año de gobierno y todo indica que pueden ser estrategias de continuidad, los tiempos electorales próximos serán un buen termómetro de reafirmación o ajuste.

En el llamado tiempo de las mujeres, no se descarta el conflicto como elemento latente en la práctica política, una posibilidad que no descalifica otros tiempos de acuerdos. Las mujeres que hoy gobiernan tienen derecho a la disidencia política, el mismo derecho que antes se les respeto a los otros, a ellos. Hoy por hoy, Claudia y Libia, han matizado agenda de acuerdos, lo hicieron en temas de seguridad, lo están haciendo en centros de atención para mujeres, las agendas conjuntas pueden seguir creciendo, y no será sobre terciopelo al interior de sus partidos, Libia lo sabe y hasta ahora parece administrarlo sin titubeos.

Durante la intervención de la presidenta una frase no pudo ser más pertinente, no solo discurso para la ocasión, sino como una propuesta política que sienta precedentes “…no hay nada más poderoso que cuando nos juntamos las mujeres…”. Veremos que mujeres gobernantes escuchan el llamado y que tan extensivo lo hacen para todas, juntarnos las mujeres, todas, reunirnos desde las diferencias y disidencias, ese será el verdadero reto…de lograrlo, comienzo a creer en el llamado tiempo de las mujeres como estrategia de liderazgo, en sustitución de narrativas de ocasión