Cierra OSUG temporada con gran interpretación de Carmina Burana

Guanajuato, Gto., 6 de diciembre de 2025.- Con un asombroso programa, la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) cerró un año lleno de memorias junto a su director artístico Juan Carlos Lomónaco.

“O Fortuna” fue el nombre de su última misión en 2025, donde se interpretó el fascinante clásico Carmina Burana, de Carl Orff, y se tuvo por cómplices al Ensamble Coral de la UG, dirigido por José Francisco Martínez y Félix Benjamín Torres, así como al Coro Ópera Guanajuato, con la directora Cristina Cendejas, y el Coro Infantil de Valle de Señora, a cargo de Jaime Castro.

Las voces de Anabel De la Mora (soprano), Alberto Albarrán (barítono) y Efraín Corralejo (tenor) hicieron de este programa una experiencia cautivadora, dejando evidencia de su sorprendente talento vocal como intérpretes mexicanos.

El estilo de Anabel De la Mora embelesa a quien la observa y la escucha en escena, producto de una sólida trayectoria nacional e internacional. Fue ganadora del Concurso ORFEO (Costa Rica, 2022), el Concurso Carlo Morelli (México, 2010), el Premio Bellas Artes y el Premio del Público. Además, fue finalista y semifinalista en Operaria (2016), el Teatro Colón de Buenos Aires (2013), y el Belvedere (2013).

Por su parte, la voz de Alberto Albarrán es considerada una de las más expresivas de su generación. Como un intérprete maduro, destaca su capacidad interpretativa, la cual abarca desde el humor bufonesco hasta la tragedia solemne. A lo largo de su amplia trayectoria, se suman más de 120 funciones en Europa durante dos años, con importantes roles italianos y alemanes.

En cuanto a Efraín Corralejo, es egresado de la Cátedra de excelencia artística del reconocido tenor Francisco Araiza, y se ha formado en la Escuela Superior de Música, del Instituto Nacional de Bellas Artes. Fue aceptado por Academy of Vocal Arts (AVA) en Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos de América y fue ganador en las primeras audiciones anuales del Metropolitan Opera Council de Nueva York en el distrito de México.

Este último programa de la orquesta en el Teatro Juárez contó con dos presentaciones: el jueves 4 de diciembre, dirigido a la comunidad universitaria, y el viernes 5 de diciembre, a las 20:00 horas, para el público general.

El concierto incluyó, como preludio acorde a la temporada decembrina, la Balada de Navidad (1915-1918), de José Pomar, compositor mexicano nacionalista, cuya obra merece ser reconocida y difundida en la actualidad. En su quehacer musical, destacan actividades de promoción artística en ciudades como Pachuca, León, Guanajuato y Guadalajara, así como la crítica, enmarcadas en el movimiento revolucionario que motivó su activismo por la defensa de los derechos de las personas trabajadoras de la música.

La pieza elegida para este concierto se entrenó en el Teatrto Juárez el 30 de diciembre de 1925, originalmente se llamó La Balada de Noche Buena (1915), creada para piano solo con una serie de variaciones sobre dos famosos cantos: Tiren confites y Arrulladora del Niño Jesús. La versión orquestal está fechada en 1918, aunque existe una más para para quinteto.

La velada completa constituye el momento cumbre de este concierto, desde el inicio hasta el fin de Carmina Burana (1895-1982), del alemán Carl Orff, con el famoso preludio y epílogo “O Fortuna”. Esta obra se ha catalogado como una cantata dramática, una cantata escénica o un oratorio, pues incluye canciones profanas para ser interpretadas por cantantes y coro, con acompañamiento de instrumentos e, incluso, imágenes.

Existen múltiples versiones, cuyo protagonista (Alberto Abarrán en esta gala) es un monje itinerante, vagabundo o goliardo, es decir, tramposo y dado a los placeres de la carne. La iglesia los denunció y censuró, pero aun así existen numerosos vestigios de sus escritos, en lenguaje culto, conocidos como “canciones injuriosas”.

La fascinante obra de Orff se inspira en los manuscritos del monasterio benedictino de Beuren, en Baviera, creados en latín y con fragmentos en francés y alemán antiguos, los cuales celebran la naturaleza, la música, el vino, la comida y el amor carnal, llenos de ironía, sensualidad y fatalismo.

Al respecto de la partitura, destaca en Orff un tejido percusivo particularmente marcado, un mínimo de armonía y la ausencia casi total de contrapunto, con claras herencias de la impetuosidad romántica. Existe, además, una versión de Carmina Burana para dos pianos y percusiones planteada por el autor.