“La madurez es la capacidad de aceptar la incertidumbre.” John Houston
“El olvido es una casa vacía y absurda, habitada por sombras que murmuran. Si hago memoria hago esperanza.” Liliana Bodoc
“Me entenderás, cuando te duela el alma como a mí.” Frida Kahlo
“Se puede tener, en lo más profundo del alma, un corazón cálido, y, sin embargo, puede ser que nadie acuda a él.” Vincent Van Gogh
“La memoria es el perro más estúpido, le lanzas un palo y te trae cualquier otra cosa.” Ray Loriga
“Vivir con amor mi divina insignificancia. En eso consiste la felicidad.” Begoña Abad
“No estamos destinados a volar sobre la existencia, sino a perdernos en ella.” Franco Arminio
“Toda vida humana tiene sus estaciones, y no hay caos interior que dure indefinidamente. El invierno no dura siempre. Y, aunque a veces, cuando las ramas siguen oscuras y la tierra se resquebraja con el hielo, esa primavera y ese verano llegan, llegan siempre”. Truman Capote
¡¡¡Vive tu vida!!! que al final nadie morirá por ti y porque la exigencia es demasiado grande, cuando le damos el poder de definir lo que somos a la mirada ajena, y es ahí en donde radica buena parte de nuestros males y de nuestras distorsiones de lo que percibimos de nosotros mismos y al mismo tiempo cuán cierto es, que uno necesita ser visto por otros para estar seguro de su propia existencia, esos son los vínculos son iniciales de la vida, los padres, los abuelos, y las personas que estuvieron a cargo de la crianza en las primeras infancias y luego las relaciones vinculares durante la adolescencia especialmente.
En las demás etapas de la vida adulta, esos aprendizajes y las formas de expresar nuestras emociones y sentimientos fueron y van conformando las estructuras que tenemos como un sujeto psíquico, que implica identidad, valores, historia personal y habilidades socioemocionales, en un contexto vigente, en donde el individualismo es la forma permitida y promovida del ser, y en donde se instala una mirada sancionadora, desde un “otro” que está compitiendo, y que esa visión, a su vez, esta filtrada por la envidia y las maniqueas ideas sobre lo que es el éxito en la sociedad de mercado.
Ir comprendiendo quienes somos para poder ir viendo que tenemos qué hacer para llegar a ser auténticos, desde la libertad, la dignidad, la congruencia y el compromiso personal y colectivo, es la tarea fundamental en estos tiempos que nos ha tocado vivir, y en donde, el “ser emocional” sobredimensionado, controla buena parte de nuestras decisiones, y en el que a su vez el pensamiento crítico, la argumentación, la fundamentación de las ideas se evade y se instala la mirada de la vida como una permanente “opinión” -que es en esencia subjetiva-, como única interlocutora con la realidad, y en la que se comprende que esa “opinión”, es un juicio o un prejuicio y que es siempre una confesión que manifiesta una ideología y unas creencias que poco o nada tienen que ver con la persona y su esencia, y que lo que expresa en esa “opinión” es una construcción social, desde la cultura, con una dimensión estructural y funcional que permite justificar todo lo que no es y encubre lo que es en realidad.
Helen Mirren expreso que: “Antes de discutir con alguien, pregúntate: ¿Esta persona es lo suficientemente madura como para entender que puede existir otro punto de vista?” Si la respuesta es no, entonces no vale la pena. No importa cuán claro sea tu argumento si la otra persona escucha solo para responder, no para comprender, todo esfuerzo será en vano. Están atrapados en su visión del mundo y no quieren ver más allá. ¿El resultado? Pierdes tu paz. Pierdes tu energía. A veces, lo más sabio es simplemente alejarse, no por debilidad, sino porque entiendes que no todos están listos para escuchar y eso, ya no es tu responsabilidad.”
Y si la vida es un ratito, qué lindo perder la noción del tiempo en momentos que valgan la pena y es importante entender entonces que: “No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.”
En la vida vamos creando un cielo interior, un mundo interior, que nos ayuda a ir comprendiendo el devenir de nuestra propia existencia y es ahí donde “todos guardamos un recuerdo que nos despeina el alma de vez en cuando, es como si la cinta del pasado se rebobinara en nuestra mente dando paso a sensaciones que creíamos olvidadas. Y de golpe nos descubrimos tarareando alguna vieja canción, sonriendo ante una borrosa fotografía, o recitando un poema. Existen días en los que la memoria nos reta, juega con los sentimientos, se pasea por la casa y nos recuerda que nadie escapa ileso del pasado” escribió MGaby
“El corazón sana cuando comprende, no cuando olvida.
Y yo no olvido porque olvidar es huir de mi historia.
Entonces me quedaré.
Me quedo junto a mi sufrimiento.
El tiempo que se tarda para aceptar un dolor, una derrota, una decepción, un adiós.
El tiempo que se tarda para darme una caricia.
Porque aprendí que al final no mueres.
No. Finalmente, renaces”.
Andrew Faber
Construir nuestro cielo interior es tener la cualidad de reflexionar y meditar sobre lo que vamos siendo y haciendo. Es renacer las veces que sea necesario para asumir la vida que tenemos y las posibilidades de transformar la realidad y desarrollar nuestras competencias y dimensiones humanas y es asumir el tenaz sigilo de vivir haciendo, sintiendo y pensando, desde el ejercicio de la libertad y con ello de la voluntad: “Siempre me pregunto por qué los pájaros eligen quedarse en un mismo lugar pudiendo volar a cualquier lugar de la tierra. Entonces me hago a mí esa misma pregunta” dijo Harum Yahya y a su vez Jeff Goins en el paisaje de la metáfora pregunta: “¿Sabes por qué los pájaros cantan justo antes del amanecer? Los científicos creen que es para decirles a sus compañeros que lograron pasar la noche, como una forma de decir: Todavía estoy aquí. Tal vez por eso también cantamos, por eso creamos arte, como una forma de decir: Lo logré. Todavía estoy aquí.”
Construir nuestro cielo interior es también un asunto de disciplina, de constancia, de retraso de la recompensa, de salirnos de la lógica de lo inmediato, de las prisas y de la velocidad de un existir que se escurre de entre las manos y del corazón, y en la que la paciencia. que es una virtud, se convierte en el aliado del proceso humano de conocernos, Elif Shafak escribió: “Paciencia no significa soportar pasivamente. Significa tener la visión de futuro suficiente para confiar en el resultado final de un proceso. ¿Qué significa paciencia? Significa mirar la espina y ver la rosa, mirar la noche y ver el amanecer. La impaciencia significa ser tan miope como para no poder ver el resultado. Los amantes de la vida nunca se quedan sin paciencia, porque saben que se necesita tiempo para que la luna creciente se llene.”
El cielo interior es nuestro. Cada quien tiene su cielo, con sus estrellas, con el sol y la luna, con nubes, lluvia, relámpagos y truenos, con huracanes y ciclones, con vientos suaves, brisa y bruma, con días y noches que hacen que nos podamos sentir parte del universo al levantar la vista y tener los pies en la tierra y entonces poder compartir el cielo que es también de todos y de todas.