Cantos a Romita de Liceaga

Juancarlos Porras y Manrique
Juancarlos Porras y Manrique, analista, promotor cultural y columnista Platino.

Sin el afán de ser poeta del pueblo, pero sí uno municipal y rusticano que busca que la poesía sea concentración, además de iluminación del ser junto con la claridad del entendimiento, es decir, que signifique la forma y no la forma “bella” para llegar a la verdad del sentimiento (Johannes Pfeiffer, dixit), me propuse realizar una serie de cantos a Romita de Liceaga. Esto para celebrar a tan notable ciudad donde sus habitantes viven una elevada verdad sentida.

A través de los trabajos varios del Cronista municipal Josué Bedia Estrada, quien anuncia ya la próxima edición de la Monografía actualizada del querido municipio nuestro, bajo la égida del presidente municipal Oswaldo Ponce Granados y la comisionada de Educación y Cultura Mtra. Adriana Morales Hermosillo; he aprendido del lugar, así como la interesante y siempre fresca conversación con el relator del diario cotidiano. De allí, compuse una Oda que no es más que mi homenaje a “ser-unos-con-otros” en el Bajío, apelando a la virtud de la poesía: revelar el ser de la Existencia…

Si en el “Soneto de Romita” retomé los ecos de los tiempos idos, historias escritas por el cronista, en estampas muy veloces, pero siempre atinadas y certeras,

De dónde vienen estas lejanas voces
las más lajeñas que del campo invita
a los informantes celebrar con goces,
a este erigido y formal pueblo de Romita.

Son los ecos de tiempos idos que habita
y que bien, bajo el signo del Bajío, entonces,
consigna en buen volumen nuestro cronista
Josué Bedia Estrada en estampas muy veloces.

Al escuchar veloz, léase, mestizaje somático.
Es decir, genealogía familiar de alegrías
y sinsabores; lugareños con acento romántico.

Así, el fedatario no pierde derrotero
y con dichos y refranes ampara su obrita
con sustancia de historia: mensaje muy certero.

en la “Oda a Romita”, por su elevación y amplitud en la vida, el lugar es el protagonista pues surge la legación de la memoria de quienes tienen, apuntaría Hölderlin, vidas como luz y noches varias.

Oda a Romita

Bienaventurada seas por ser nuestra tierra-patria,
lajeña pura del alma destinada a ser férula de otros;
germinaste bajo la obra de los hombres del llano,
bendito sea el campo que celebra tu existencia.             

La Libertad te aclama con el General Liceaga
luz confiable ante la tiranía del rey Felón;
La Misericordia y la Justicia te proclaman
bajo el amparo de la Señora del cielo, Guadalupe.

Agua viva que baña la milpa para dar vida,
obstinada muerte que llegas como el aura
sin avisar cómo doblas y riegas el grano
que se esparce a la villa, pero nos da de comer.

Bajío mexicano crece como niño con su madre,
ágil y espaciosamente por el tiempo de abril
mes de las carnes tolendas donde madura el sueño
de todos: Romita de Liceaga, loor y gloria a ti.

Estoy contigo siempre, asomo mi ser como nube viajera
y caigo como lluvia para mojar tus graciosas mejillas,
de la Aldea y de la Cuba, arterias beatificantes, llegan
a reposar el corazón de todos sus trabajos con la braciada.

Cae la tarde, hablamos de la gente que trabaja
y la danza detiene su andar, se termina la fiesta,
guardemos esta alegría para el alba siguiente,
el gozo, la paz, la luz, estarán siempre en tu suelo.

[a Jimena Porras Padilla.