En estos días de reflexión y considerando las ventajas del pensamiento positivo, me pongo a considerar las cualidades y características que me gustaría ver en el siguiente presidente de México, propongo algunas características del candidato ideal, seguramente quien me lea podrá proponer muchas más.
No me importa si es hombre o mujer, considero que de cualquier género puede ser una persona capaz, preparada y comprometida y eso es lo que sí me interesa.
Necesito que sea alguien que no tenga compromisos previos con los partidos políticos, que no tenga que actuar y decidir en función de los pactos y acuerdos realizados en las cúpulas partidistas, porque entonces es lo mismo de siempre, se gobierna en función del partido y para su beneficio, dejando muy atrás el compromiso con todos los ciudadanos. Los partidos políticos son una forma rancia y muy desgastada para llegar al poder que debería ser superada.
Quien sea electo debe gobernar para todos, para quienes lo eligieron y para los que no también, debe ser el presidente de todos los mexicanos y no ser adversario de nadie. El presidente debe dedicarse a las funciones del poder ejecutivo y deslindarse del comandar contiendas político-electorales, debe buscar la unidad y el progreso de todos y hacer equipo con todos los gobernadores independientemente del partido del que provengan.
Con mayor razón es indispensable que se trate de alguien sin arreglos, promesas y protecciones con el narco y el crimen organizado, se debe combatir desde arriba y sin simulacros la impunidad, la arbitrariedad y el abuso de poder operado todo junto en función de proteger a los criminales.
Un narco gobierno puede operar junto al narco o puede simplemente voltear para otro lado mientras el narco opera y de cualquier manera es algo de lo que nos urge liberarnos. Necesitamos de alguien libre de ataduras y sin miedo a enfrentar las batallas que sean necesarias librar.
Para todo esto, debe poder reconocer los problemas de México, tenerlos claros cuando sea candidato (a) pero sobre todo seguir reconociéndolos cuando sea presidente, porque no, los problemas no se resuelven negando que existan, no se componen las cosas con repetir mil veces que todo está bien y que somos felices.
Es necesario visibilizar las cosas que están mal, y en base a ello hacer un plan de ataque con estructura, metas a corto mediano y largo plazo, evaluaciones constantes, rediseño de lo que no funcione, es urgente alguien con un plan claro, que no gobierne siguiendo ocurrencias, instintos, o revanchas.
Que sepa escuchar y se rodee de los mejores y los más preparados, que pueda establecer canales de diálogo con las mujeres, los enfermos, los empresarios, los estudiantes, los profesionistas, la iglesia, migrantes, familiares de desaparecidos y víctimas, los países extranjeros, etc. Alguien, con capacidad de diálogo, que comprenda la riqueza de la comunicación en dos vías y acepte posturas distintas a la suya como alternativas de respuestas.
Alguien que no mienta, a quien le podamos creer, que sepamos que su palabra vale, que sostiene lo que dice y todo sea constatable. Que su discurso sea serio y rinda cuenta de sus actos de gobierno de forma verdadera.
Que no sea tramposo, urge poder confiar en el presidente del País y para ello todos los que hacen campaña anticipada jugando en zonas grises de la ley para mi quedan descalificados.
Tal vez he pedido demasiado, pero creo que como País es lo mínimo que necesitamos y merecemos. No necesitamos a un iluminado, necesitamos a un líder que inspire a todo México.
